31.12.10

Recapitulando (I): Lo más mejor del 2010

31 de enero. El año 2010 se acaba. Y con él, la habitual lista de las 10 mejores de la temporada. Del 10 al 1. O sea, de lo mejor a lo más mejor.

10.- Sherlock Holmes. Un divertimento sin más. Pura distracción. Una forma distinta, la de Guy Ritchie, de acercarse al mítico detective creado por Conan Doyle, de manera alocada aunque conservando las constantes del personaje y, al mismo tiempo, sin renunciar al estilo sincopado que caracteriza el grueso de su obra. Su argumento es simple, pero al mismo tiempo totalmente efectivo. No aburre, tiene un ritmo endiablado y su tono de comedia funciona a la perfección. A mi gusto, mucho más conseguida que la visión, un tanto pedantilla, que de Holmes ha realizado la BBC en su sobrevaloradísima serie televisiva de 3 episodios. Y es que, para modernizar al detective, no es necesario viajar hasta el presente.

9.- Nacidas Para Sufrir. Uno de los pocos productos nacionales que ha aprobado la temporada con nota alta. Miguel Albadalejo se lo monta de comedia intimista, rural y con un elevadísimo toque femenino. Sensible y divertida, plasma la relación existente y marcada por la soledad entre una anciana y su criada. Adriana Ozores y Petra Martínez están que se salen dando vida a la extraña pareja protagonista. Lástima que en su recta final, a Albadalejo se le vaya un poco la bola y la historia empiece a perder gas. Nadie es perfecto, pero la película tiene su puntito.

8.- Two Lovers. James Gray se aleja del thriller y sale victorioso de un melodrama contundente, plagado de tintes sentimentales y autodestructivos y de sorpresivos guiños a la filmografía de Alfred Hitchcock. Una cinta marcada por la bipolaridad de su personaje masculino (un magnífico Joaquin Phoenix), un tipo con tendencias suicidas que debate su existencia entre el amor por dos mujeres, una morena y una rubia. La femme fatal del cine negro de toda la vida contra la mujer hogareña. No es un thriller, pero por su cerebral tratamiento incluso lo parece. Una lástima que llegara a nuestro país dos años después de su estreno.

7.- Cinco Minutos de Gloria. Una nueva vuelta de tuerca a una de las constantes del cine procedente de Irlanda: el de las convulsas luchas entre católicos y protestantes en el Belfast de hace unas décadas. Narrada en tres actos, Olivier Hirschiegel, su director, afronta una historia en donde el sentido de culpabilidad, el odio y la búsqueda del perdón cobran un fuerte protagonismo. La excusa es un debate televisivo que pretende situar, cara a cara, a un antiguo miembro del Ulster Volunteer Force y al hermano de una de sus víctimas. A un lado, la sobriedad de Liam Neeson; al otro, el flirteo con la sobreactuación de James Nesbitt. El equilibrio perfecto para jugar con los sentimientos contrapuestos de ambos personajes. Si hay que buscarle algún pero, éste se encuentra en su perdonable tono discursivo. Un interesante trabajo que pasó sin pena ni gloria por las salas comerciales. Ahora toca recuperarlo.

6.- La Red Social. Un film elegante y dotado de un guión magnético que va mucho más allá de la historia del nacimiento de Facebbok y de su creador. Un magnífico toma y daca de situaciones y diálogos capaces de envolver una trama en donde los celos, los recelos, el estatus social y el poder, alcanzan un lugar destacado. Un Fincher distinto, alejado de sus habituales alardes técnicos y visuales, capaz de centrarse única y exclusivamente en resaltar el brillante libreto que le ha caído en suerte. Mordaz e ingenioso. Un modo excelente de conjugar, al cien por cien, dirección y escritura, una ecuación que queda perfectamente reflejada en su magistral (e intimista) escena final. La magia del cine sigue funcionando.

5.- An Education. una película pequeña e interesante que logró colarse, por méritos propios, entre las diez nominadas al Oscar. Una historia de amor muy british que, al mismo tiempo, hace un fiel retrato de la Inglaterra de los 60 sin dejar de lado, para nada, la interesante relación creada entre una menor de edad, con ganas de conocer más allá de su cerrado entorno, y un tipo mayor que ella, un tanto sibarita y de gustos relativamente caros. Una apuesta, la de la chica, que la llevará a cambiar los estudios clásicos por otros más vitales y callejeros. Comedia y melodrama, un poco de todo al servicio de un film sencillo aunque perfectamente construido. Amparado en un guión detallista, plagado de contrastes y totalmente creíble, la cinta le debe buena parte de su éxito a la química establecida entre su pareja protagonista (Carey Mulligan y Peter Saarsgaard). Una historia de las de siempre, de las de toda la vida, aunque escrita y realizada con una delicadeza total.

4.- Buried. O la sabiduría de mantener al espectador en tensión a través de una historia mínima. Un desierto en Irak y un tipo en un sobrio ataúd sepultado unos cuantos metros bajo tierra. Oscuridad, miedo y claustrofobia son sus principales parámetros. No hay más. El escenario es único y la habilidad de su montaje es mayúscula. Con cuatro detalles de guión y un par de movimientos de cámara, se transmite fácilmente la ansiedad de su protagonista a la platea. Su minuciosidad descriptiva, su ritmo trepidante y la originalidad de la puesta en escena (exenta de trampas narrativas tipo flash-back), hacen de ella una propuesta singular e irrepetible. Noventa minutos de alto voltaje total. Rodrigo Cortés ya sorprendió con Concursante, pero ahora ha ido aún más lejos.

3.- Toy Story 3. Los responsables de Toy Story se superan a sí mismos. Su derroche de imaginación, la forma de perfilar genialmente a sus personajes y el nervio otorgado a la historia, hacen de ella una entrega tanto o más compacta que sus dos predecesoras. Sus gags no dejan de sorprender: se autohomenajean con gracia y sus no muy abusivos guiños cinéfilos resultan de una sutileza exquisita. Siempre prima la historia antes que el habitual (y cansino) efectismo del 3D, una técnica que hace que muchos olviden la importancia del guión. La diversión y la emoción están aseguradas. No se avergüencen si viéndola sueltan alguna que otra lagrimilla. Imposible evitarlo.

2.- Shutter Island. Años 50, un pequeña isla, un centro psiquiátrico y un par de agentes del FBI investigando la desaparición de uno de los pacientes. Con tales ingredientes, Scorsese construye un thriller contundente; cine negro con todas las de la ley. Un melodrama oscuro y sin concesiones. Varias son las ramificaciones que abarca su guión; un guión plagado de connotaciones psicológicas y en el que nada es lo que parece. La cordura y la locura pueden tenderse la mano, confundirse y darse de patadas. Una función orquestada con una elegancia envidiable. Juega en campo seguro, apoyándose en su actor fetiche (imponente DiCaprio) y moviendo las fichas con total sobriedad. Una película de intriga, con un mucho de perturbaciones mentales, en la que el director de Toro Salvaje se dedica a romper reglas y a dejar lagunas totalmente conscientes en el guión. Una exquisitez.

1.- El Escritor. Un escritor en el anonimato y un ex Primer Ministro británico (en el que es muy fácil adivinar la figura de Tony Blair) son los dos principales focos de atención del realizador de Chinatown. Un supuesto suicidio, peligrosas conspiraciones políticas de alto nivel y el redactado de unas memorias, se convierten en el detonante de una trama tensa y perfectamente plasmada en imágenes. El reencuentro de Roman Polanski con su cine más oscuro y cáustico servido en bandeja de plata Un guión milimétrico -amparado en un sinfín de diálogos brillantes- y una puesta en escena escalofriantemente fantasmagórica, le otorgan un empaque al film que muy pocos productos actuales poseen, rezumando, por todos sus poros, el sabor de ese tipo de cine que por desgracia ya no se estila. La conspiración y la conspiranoia. El miedo y el valor. Las guerras y los políticos. El crimen y la falsedad. Muchas son las lecturas que ofrece Polanski en un film astuto y capaz de disparar dardos envenenados al corazón de un país que se la tiene jurada. Sencillamente toda una maravilla.

Y, en el próximo post, lo peor del 2010.

Que tengan un feliz 2011.

24.12.10

A pesar de los pesares

A pesar de la crisis, del paro, de los politicuchos, del totalitarismo, de los especuladores, de la corrupción, de la xenofobia, de las guerras, de la contaminación, del cambio climatológico, de la sinrazón, de Intereconomía, de los recursos del Constitucional y del Supremo en contra del Estatut de Catalunya y de que, entre todos, estamos convirtiendo un mundo que podría ser una maravilla en un mundo de puta mierda...; a pesar de todo ello, les deseo un Molt Bon Nadal!

Y vigílenme con los atracones.

Un beso en la frente, buena gente. Siempre nos quedará Wikileaks.

17.12.10

Así es la vida

Pintó un submarino de color rosa (Operación Pacífico). Le tramitó la licencia de detective a Peter Gunn. Convirtió a Mickey Rooney en japonés y a Audrey Hepburn en una chica de dudosa reputación (Desayuno con Diamantes). Colocó a Lee Remick en manos de un asmático con instintos criminales (Chantaje Contra Una Mujer) y después obligó a Jack Lemmon a que la condujera al alcoholismo (Días De Vino y Rosas). Parió a Jacques Clouseau, uno de los policías más frikis del Séptimo Arte (La Pantera Rosa). Fue el promotor de una disparatada carrera de autos locos alrededor del mundo (La Carrera del Siglo). Hizo de la Segunda Guerra Mundial una fiesta de disfraces (¿Qué Hiciste En La Guerra, Papi?). Desmontó el mundillo de Hollywood con la única ayuda de un patoso figurante hindú y un elefante (El Guateque). Catalogó numéricamente a las mujeres por su belleza y le regaló a Dudley Moore la mayor cogorza de su carrera (10). Consiguió que su propia esposa, Julie Andrews, mostrará su anatomía desnuda por vez primera en una pantalla (S.O.B.) y, posteriormente, la convirtió en todo un chicarrón (Víctor o Victoria). A través de Jack Lemmon, hizo un repaso autobiográfico a sus neuras hipocondríacas y a su relación matrimonial(¡Así Es La Vida!) y, entre otras disertaciones, nos previno del peligro de mezclar una cita a ciegas con una sola gota de alcohol (Cita a Ciegas).

El artífice de tanto desatino atendía por el nombre de Blake Edwards. Ayer, a los 88 años de edad, nos abandonó para siempre. Con él se va una gran parte de ese Hollywood clásico con el que muchos cinéfilos nos fuimos haciendo mayores. A partir de ahora, sin él, los guateques de la alta sociedad ya no tendrán ese toque tan personal de slapstick que supo imprimirles.

Descanse en paz. Por derecho propio, sus múltiples criaturas cinematográficas ya han pasado a formar parte de la memoria colectiva.

14.12.10

Los ladrones son gente honrada

Primero fue Adiós, Pequeña, Adiós. Ahora le toca el turno a The Town (Ciudad de Ladrones) . Sólo dos estimulantes títulos han sido necesarios para que, finalmente, Ben Affleck encuentre su rinconcito en Hollywood... y no precisamente como actor, sino como un realizador que demuestra poseer un gusto exquisito por la forma clásica de filmar de los grandes maestros. Y es que, después de una mala racha encadenada como actor, el amigo Affleck ha volcado lo mejor de sí mismo tras la cámara. Tanto es así que por momentos, su cine, nos recuerda al del Eastwood de los últimos años.

The Town es una película de las de siempre, de las de toda la vida. De buenos y malos, de polis y ladrones. De buenos que no son tan buenos y de malos que no son tan malos. Y todos, del primero al último, marcados por el estigma de haber nacido en Boston, concretamente en el conflictivo barrio de Charlestown, el enclave geográfico de Norteamérica que ha dado más ladrones de bancos y de furgones por metro cuadrado en la historia del país.

A un lado, el de la ley, un agente del FBI obstinado y con ganas de desmantelar una banda que le está dando demasiados quebraderos de cabeza. Al otro, del más oscuro, una banda de ladrones perfectamente organizada. Y en medio, situada entre unos y otros, una de las víctimas del último atraco cometido por la cuadrilla: una testigo que, involuntariamente, marcará el destino del enfrentamiento.

De hecho, The Town no ofrece nada nuevo al espectador. Es la historia de siempre, sin muchas sorpresas en su haber, aunque filmada y contada con una elegancia supina. Desde el Heat de Michael Mann (con el que se puede emparentar por sus bien resueltas escenas de acción) que el cine no paría un thriller tan bien perfilado como éste, en el que incluso no molesta ni el Ben Affleck actor.... a pesar de que Jon Hamm (el Don Draper de la espléndida y televisiva Mad Men), aquí en el papel del agente federal, se lo coma con patatas con su sola presencia en pantalla.

Algunos, buscándole tres pies al gato, han arremetido contra la historia de amor planteada entre Affleck y una estupenda Rebecca Hall (la Vicky de Vicky Cristina Barcelona). Son sólo ganas de sacarle defectos a un producto perfectamente acabado. Y es que sin ese love story -que no deja de ser un elemento fundamental en la construcción de su guión-, la película se hubiera decantado por otros derroteros.

Un film urbano, de atracos no muy perfectos y de un savoir faire que le obliga a uno a sacarse el sombrero. Es innegable que se está formando un gran director.

9.12.10

Frijoles a la barcelonesa

El mexicano Alejandro González Iñárritu ataca de nuevo. Y lo hace con Biutiful, un film que se aleja de sus habituales historias paralelas (Amores Perros, 21 Gramos, Babel) para embarcarse en un argumento lineal con un único protagonista: un genial Javier Bardem que, a pesar de su omnipresencia (prácticamente no hay escena en la que no salga), se alza en lo mejor de un título marcado por el exceso.

Casi dos horas y media de metraje para dar vueltas, una y otra vez, sobre el mismo eje. La miseria y la inmigración ilegal son los principales focos de atención del realizador. Como maestro de ceremonias, Uxbal, un tipo en la cuerda floja al que se le ha diagnosticado una enfermedad mortal. Siempre ha vivido de oscuros trapicheos y de la explotación de los inmigrantes sin papeles. Con un pie ya en el otro barrio, opta por transformarse en una ONG con patas y echarle un cable a algunos de los que perjudicó con sus acciones.

Biutiful se recrea descaradamente en la miseria humana, a lo bruto, de manera sensacionalista, como el Interviú, pero en largometraje. La cuestión es epatar. No tiene prisa por contarnos lo poco que expone (de ahí su agotador metraje) y, en su afán por la desmesura, se le va la mano en demasiados aspectos. Hurga en lo más ponzoñoso del alma humana: a veces, con tal saña, que resulta grotescamente desagradable; otras, por su desmesura expositiva, alejándose de cualquier atisbo de credibilidad.

Convierte a Barcelona -capital en la que transcurre toda su acción- en una especia de hermana gemela de México D.F. Es más, a veces resulta difícil creer que la ciudad protagonista sea Barcelona, tanto por el tratamiento fotográfico que hace de ella como por el retrato sociológico de sus personajes y costumbres. Busca la parte más roñosa de la misma, la eleva a la máxima potencia y se pierde en escenas que, de tan exageradas, se alejan totalmente de la realidad. Un buen ejemplo de ello es la persecución policial, a unos simples manteros, mediante un numeroso despliegue de furgonetas y agentes uniformados, arrasando violentamente por la Plaza de Catalunya y las Ramblas. Lo nunca visto. ¡Esto es Hollywood!

A Iñárritu le ha plantado Guillermo Arriaga, el guionista que siempre había trabajado a su lado. Sin él, el cine del realizador mejicano ya no tiene la misma fuerza. Y es que Biutiful es un producto aburrido y falso, que nace encallado y muere encallado. Sólo se esfuerza en el efectismo y en dedicarle toda su atención a un único personaje, ese Uxbal que en su redención inicia un interminable descenso a los infiernos. Es una pena, pues otros personajes de la trama, como sus dos hijos pequeños, su esposa o su propio hermano (un fantástico y desaprovechado Eduard Fernández), quedan totalmente desdibujados.

Un festival Bardem en toda la regla. El resto no importa, ni siquiera que se haya filmado en Barcelona en lugar de México. Tanto da. Woody Allen, a golpe de postal turística, reflejó una falsa Barcelona de ensueño en la nefasta Vicky Cristina Barcelona. Ahora, Iñárritu, se ha ido al extremo opuesto. Ni tanto ni tan calvo. Y curiosamente con Bardem en ambas visiones.

29.11.10

Sin Leslie

Llegó del planeta prohibido, aterrizó como pudo y nos regaló mil y una sonrisas. Hoy, sin él, el mundo estará un poco más triste.

25.11.10

Fecinema 2010: Las películas de la sección oficial

El pasado 17 de noviembre se abrió en Manresa la XII edición del Fecinema (Festival de Cinema Negre de Manresa). La película proyectada para la sesión inaugural fue el penúltimo trabajo del francés Bertrand Tavernier, En el Centro de la Tormenta, un thriller aún inedito en España, con toques cercanos al fantástico y filmado en tierras norteamericanas. Un Tavernier desangelado, sin fuerza, que se centra en la investigación de una serie de asesinatos llevada a cabo por un agente de policía al que da vida un Tommy Lee Jones que, al igual que el director, se ve incapaz de mostrar su faceta más efectiva. Un aburrimiento sin par y con mínimos detalles salvables. Para el maestro Tavernier, cualquier tiempo pasado fue mejor.

La sección oficial a concurso de cine negro abrió con Schemer, un melodrama holandés que, basado en hechos reales, indaga en la psicología de un grupo de adolescentes que ha decidido asesinar a sangre fría a una compañera de la pandilla. Narrada desde el punto de vista personal de cada uno de los integrantes de la camarilla, la película, un tanto lenta, se pierde en medio de un exceso de flash-backs repetitivos, aunque con la escena del asesinato, muy a lo Patricia Highsmith, se vuelven a levantar los ánimos del espectador. Un producto ante el cual, por su dureza y a pesar de sus irregularidades, resulta difícil permanecer indiferente.

Tras The Christening, film polonés de Marcin Wrona, se esconde el peñazo más insoportable del certamen. Ambientado en la Varsovia actual, indaga en la relación de dos amigos que poseen en común un turbio pasado con la mafia del país. Una gafapastada de mucho cuidado, sin nervio, aunque deudora de un final tan inusitado como estúpido. Un claro ejemplo de lo que significa el uso de la violencia gratuita en el cine.
Neds, la premiada cinta en Venecia y San Sebastián del escocés Peter Mullan, es todo un virulento tratado sobre la educación escolar en el Glasgow de los años 70. Ambientada en el seno de una familia desmembrada, la película se centra en el hijo menor de la misma; un chico influenciado por la pertenencia de su hermano mayor a una banda callejera y por los continuos maltratos físicos que su padre ejerce sobre la madre. Una primera hora hipnótica y perfectamente narrada, junto con la perfecta interpretación del joven Conor McCarron, es lo mejor de un film que, en su tramo final, pierde los papeles en demasiados aspectos. Si a sus 124 minutos de proyección le restaran media hora, se trataría de un producto intachable.
La española Carne de Neón, película que ya pude disfrutar gratamente en Sitges, se convirtió en la indiscutible (y casi diría que cantada) ganadora del certamen, muy por encima del resto de propuestas del Fecinema. Trepidante, divertida, dramática, violenta, almodovariana...: un poco de todo al servicio de una historia original y rompedora, en la que el lumpen de una gran ciudad cobra un protagonismo especial. Quinquis, putas, mafias y polis. El noire en su máxima expresión hispana. Atención a su encomiable montaje y a la excelente dirección de actores. Un hurra para Paco Cabezas, su realizador. Y que le den ya, de una vez por todas, el Goya a la gran Ángela Molina.
Chloe, de Atom Egoyan, tiene en su haber un puntito de morbo y un inesperado giro de guión que me llamó altamente la atención. Las relaciones matrimoniales son el eje principal por el que se mueve la película del director egipcio. Mucho más abierta al gran público que otros de sus productos anteriores, indaga directamente en el mundo de los celos y sus efectos secundarios. Una prostituta y un matrimonio son sus protagonistas: un trío que funciona a golpe de sentimientos y que navega, a la perfección, entre el thriller y el melodrama. A destacar, ante todo, a una soberbia Julianne Moore y el cambio de registro de Amanda Seyfried, la edulcorada hija de Meryl Streep en Mamma Mia! . Lástima de sus últimos diez minutos, muy al estilo de Atracción Fatal y similares. Como diría Jack Lemmon, “nadie es perfecto”.
La alemana Im Schatten (In The Shadows) de Thomas Arslan, está cargada de buenas intenciones..., pero sólo se queda en eso: en las intenciones. De hecho, la historia es típica del cine negro más clásico, pero su tratamiento es tan soporífero que no conduce más que a un déjà vu sin ningún tipo de interés. Un ex convito, un poli corrupto y el atraco a un furgón blindado. Es innegable que La Jungla de Asfalto pulula por ahí, pero no le llega ni a la suela de los zapatos.
La sueca Easy Money, un film digno también visto anteriormente en Sitges, dio paso a la última película a concurso, la norteamericana Los Amos de Brooklyn. Antoine Fuqua, tras la excelente Training Day, vuelve a aproximarse al mundo de la corrupción policial, aunque sin conseguir los mismos resultados que en el título citado. Un arranque impactante y prometedor y un final contundente, abrigan lo mejor de un trabajo que se muestra totalmente irregular en su parte central. La imposibilidad de hilvanar a la perfección las distintas historias que abarca, acaba pesando sobre el espectador. Suerte, de todos modos, de las buenas interpretaciones de gente como Ethan Hawke, Richard Gere o Don Cheadle, con una mención especial incluida a Wesley Snipes en un rol completamente distino.
Hasta aquí la sección oficial a concurso. En un próximo post, más sobre el festival y las gentes que estuvieron por Manresa.

16.11.10

The Fecinema Strickes Back

Mañana, 17 de noviembre, empieza la XII edición del Festival Internacional de Cinema Negre de Manresa, más conocido como el Fecinema; un festival que se alargará hasta el próximo domingo 21. Como es habitual, durante estos días me desplazaré hasta la capital de la comarca del Bages (Barcelona) para disfrutar, entre amigos, de un sinfín de propuestas y de prometedoras películas.

El certamen abrirá sus puertas con In The Electric Mist (En El Centro de la Tormenta), un thriller del francés Bertrand Tavernier filmado en EE.UU. y protagonizado, entre otros, por Tommy Lee Jones, Peter Sarsgaard y Mary Steenburgen. Outrage, una violenta historia sobre yakuzas del siempre peculiar Kitano, será el título encargado de cerrar cinco intensos días de buen cine.

Por el camino, y dentro de la sección oficial a concurso de cine negro, títulos tan atractivos como la morbosa Chloe de Atom Egoyan, con Liam Neeson y Julianne Moore, o la nueva cinta de Antoine Fuqua, Brooklyn’s Finest, un trabajo muy en la línea de su compacto Training Day y con un reparto francamente estelar en donde cabe destacar la presencia de nombres como los de Richard Gere, Ethan Hawke, Don Cheadle o un casi irreconocible Wesley Snipes en un rol muy poco habitual dentro de su filmografía.

La magnífica Carne de Neón de Paco Cabezas, un film en donde la comedia negra y el thriller se dan la mano constantemente, significará la representación española del certamen: un producto ya visto en Sitges y que por su innegable calidad sorprendió tanto a la crítica como al público.

Otra de las posibilidades cinéfilas que ofrece Manresa es una sección paralela de cine fantástico que proyectará media docena de productos, de entre los que resaltaría El Último Exorcismo y The Perfect Host. Y todo ello sin olvidar una muestra gratuita, en el Espacio Placidoscope, de varios títulos del reciente cine negro nórdico.

Y no solo de películas se alimentará el Fecinema. Al igual que en ediciones anteriores, tendrá su propio off festival con actividades paralelas de lo más variopinto. El divertimento de La Primera Hostia, una exposición fotográfica orquestada por Paco Camarasa (el propietario de la librería barcelonesa Negra y Criminal) en la que se mostrarán fotografías de conocidos autores de novela negra en el día de su primera comunión, o la curiosidad de asistir a la recreación de un crimen y su posterior investigación científica (un CSI a la manresana) a través de una presentación realizada por agentes del cuerpo de los Mossos d’Esquadra de Manresa y la colaboración de una juez y una doctora forense, son sólo dos ejemplos de los distintos actos englobados dentro del citado off festival.

El Plácido, premio por excelencia del certamen en honor al film de Berlanga que se filmó en esa población, estará de luto durante toda la edición. No es de extrañar, según me ha comentado Carlos Ortega Kop, director del Fecinema, que se haga un pequeño gran homenaje durante la semana al que fuera uno de los mejores realizadores del cine español.

Un servidor está a punto de hacer las maletas. Cinco días de gran cine me esperan. Volveré a estar con ustedes a partir del próximo lunes. Les dejo, hasta entonces, con el link del festival y la página del Facebook que han montado para la ocasión.

13.11.10

Huérfanos

La familia Leguineche está de luto, mientras que un desconsolado Plácido, pululando por las frías calles de Manresa, aún sigue sin poder pagar la última letra de su motocarro. Y es que el padre de estas criaturas y de un montón más de esperpénticos personajes, nos ha abandonado hoy a los 89 años de edad. Don Luis García Berlanga ha muerto y, con él, hemos perdido uno de los puntales más importantes del cine español; un cine que, gracias a él, se hizo grande.

De Bienvenido Mister Marshall a París Tombuctú. Más de 20 largometrajes avalan una carrera con poquísimos altibajos. Cultivó la comedia cínica como nadie e hizo del género coral su gran territorio, rodeándose casi siempre de un plantel de actores que le venían como anillo al dedo a su particular estilo: Pepe Isbert, José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez, Luis Ciges, Cassen, Agustín González, Mary Santpere, Manuel Alexandre, Emma Penella... Un sinfín de ilustres únicos, ya desaparecidos, que al igual que el propio Berlanga, por desgracia nunca volverán a repetirse. A partir de hoy, nuestro cine se ha quedado definitivamente huérfano.

Plácido o El Verdugo son la clara muestra de su valentía a la hora de rodar historias problemáticas durante la época más gris de nuestra historia. España era un país en el que no se permitían ciertos lujos y en cambio, con estos dos títulos, el gran Berlanga sorteó inexplicablemente la censura férrea del momento. Todo un personaje.

Hoy, Rafael Azcona, su leal compañero de fatigas, le está esperando emocionado para darle la bienvenida a su nuevo hogar. Yo, por mi parte y en su honor, pienso celebrar las próximas Navidades tomando turrón de la marca “Planadell y Calabuch”.

Descanse en paz, maestro. Siempre seguirá siendo un placer revisar su filmografía.

12.11.10

Más alla de Facebook

A priori, la propuesta que plantea La Red Social no me interesaba en absoluto. El rollo del nacimiento de Facebook y las relaciones de su creador con su entorno más próximo me la traían al pairo. Curiosamente, tras acercarme a la película, ésta ha acabado por seducirme. Y todo se debe a la elegancia tras la cámara de David Fincher y, ante todo, a la fuerza de un guión magnético que imposibilita cualquier tipo de aburrimiento en el espectador. Un toma y daca de situaciones y diálogos para envolver una historia en donde los celos, los recelos, el estatus social y el poder alcanzan un lugar destacado.

No es de extrañar que tras un guión tan preciso se esconda el nombre de Aaron Sorkin, el mismo que escribiera la mayor parte de libretos de una de las series más prestigiosas de los últimos años: El Ala Oeste de la Casa Blanca. La mordacidad y el ingenio que destilaba la citada serie se han trasladado a los ambientes universitarios por los que transcurre gran parte del metraje de La Red Social.

Facebook y su creador, en el fondo, son lo de menos. Lo importante es el modo de acercarse a ellos: su ritmo, su sentido del humor y la sobria puesta en escena de un Fincher distinto, alejado de sus habituales alardes técnicos y visuales, para centrarse en resaltar el brillante guión que le ha caído en suerte. Un modo excelente de conjugar, al cien por cien, dirección y escritura, una ecuación que queda perfectamente reflejada en su magistral (e intimista) escena final. La magia del cine sigue funcionando.

Otorgarle el papel protagonista a Jesse Eisenberg es tan sólo uno más de los numerosos aciertos de la cintal. El actor, con su controlada interpretación, moldea de forma exquisita el extraño carácter de Mark Zuckerberg, el padre de Facebook, un joven que pretende salir del anonimato para recibir a toda costa un sonado reconocimiento social.

A no perderse el cínico detalle de contar con un efectivo Justin Timberlake para dar vida a Sean Parker, el principal responsable del extinguido Napster. Tiene su coña marinera el meter a un cantante en la piel del personaje que dio el pistoletazo de salida a las descargas musicales ilegales en Internet.

No les dé pereza y denle una oportunidad. Un Fincher a otro nivel pero, a mi gusto, totalmente inspirado y en mucha mejor forma que en El Curioso Caso de Benjamin Button. Casi, casi, a la misma altura que Zodiac.

10.11.10

Oliver, el oportunista

El nacimiento de la actual crisis económica le viene como anillo al dedo a Oliver Stone. Siguiendo con su habitual rol de cronista de la historia norteamericana contemporánea, regresa a las calles de Nueva York y centra de nuevo su mirada en Wall Street, la gran cocina mundial en la que se gestan un sinfín de negocios y de oscuros tejemanejes. Wall Street: El Dinero Nunca Duerme recupera a Michael Douglas y a su particularísimo Gordon Gekko, el malévolo personaje que le hiciera ganar el Oscar a mejor actor hace 22 años.

La cinta arranca en el 2001, justo el día en que Gekko sale de prisión tras haber cumplido una larga condena por fraude financiero, blanqueo de dinero y asociación ilícita. Una elipsis narrativa de siete años da un salto hasta el 2008, momento en el cual el ex convicto vuelve a situarse en el ojo del huracán de los círculos financieros por haber publicado un libro que vaticina el desastre económico que está al caer. A nivel personal intentará recuperar a su distante hija contando con la ayuda de su prometido, un joven y prometedor agente de patentes que se mueve como pez en el agua por el hervidero de Wall Street. La historia parece repetirse de nuevo.

Como trasfondo, la verdadera (y única) sustancia de esta entrega: una interesante exposición de los motivos que han conducido al colapso mundial en el que estamos inmersos, perfectamente sintetizados en la mejor escena del film, la del discurso de Gordon Gekko en la aula magna de una universidad. Una escena brillante, tanto por la claridad definitoria como por el dibujo que realiza de un personaje bipolar que, a pesar de su innegable maldad, logra cautivar al espectador.

Michael Douglas está impecable. Sobrio y misterioso, se come de un bocado al resto del casting. A su lado, Shia LaBeaouf y la prometedora Carey Mulligan son meras sombras, al igual que le sucede a Josh Brolin. Douglas es la película y la película es Gekko elevado a la máxima potencia. No hay mucho más.

Un par de guiños curiosos (el móvil prehistórico que se le entrega a Douglas al salir de prisión o el breve cameo de Charlie Sheen recuperando su papel en Wall Street) junto a las (mínimas) presencias de los entrañables Eli Wallach y Frank Langella, se encargan de dar un poco más de cuerpo a un film que, si no fuera por su gran protagonista y unos cuantos detalles más (también mínimos), resultaría un producto ciertamente vacío y en exceso peliculero (¡por Tutatis, como atufa ese final tan a lo Viva la Gente!).

El oportunismo es el mayor de los dones de Oliver Stone: Crisis económica, película que te endilgo.

6.11.10

El tImoPLUS

Si últimamente se les ha pasado por la cabeza abonarse a Digital + y apuntarse a las opciones de su decodificador Iplus, no lo hagan, créanme. Hacerlo significa entrar en un callejón sin salida, y más si, al igual que yo, de vez en cuando les gusta conservar alguna de las películas que emiten las televisiones (de pago o no) en formato DVD.

Llevo siendo cliente de Digital + desde que se fundó como Canal + en 1990. 20 años ininterrumpidos pagando sin rechistar unas cuotas elevadísimas tan sólo por mi desmesurado amor al cine, aceptando al mismo tiempo cada cambio propuesto por ellos siempre en pos de una mejora técnica y visual. Justo el último mes de julio, dejé el viejo codificador digital para estrenarme con el Iplus, el que ellos consideran el codificador más avanzado del mercado: un disco duro de tropecientos gigas, calidad HD, TDT incorporada, facilidad para programar y, al igual que permitía el codificador clásico, con la posibilidad de verter los archivos almacenados en él en un DVD de sobremesa como copia de seguridad. La hostia en patinete, vaya. El no va más de las plataformas de pago. Lo nunca visto. Y en 3D. Todo muy majo y muy bien vendido. Y caro, ¡carísimo!... como es norma habitual de la empresa.

Una vez el aparatejo en casa, uno descubre que la definición de la imagen es quizás más baja incluso que la del codificador básico. Sus continuas actualizaciones de software hacen que el trasto se desconecte inesperadamente, mientras que los subtítulos de los films (a los que se puede acceder de manera optativa) son de un tamaño tan minúsculo que su lectura se convierte en una verdadera odisea.

Por si fuera poco, a mediados de octubre y con una nueva actualización del terminal, se sacaron de la manga un sistema anticopy que hace imposible almacenar cualquiera de los productos emitidos en un simple DVD de sobremesa. Ni siquiera es posible hacerlo con los de la TDT que incorpora el maldito Iplus. El endiosamiento de sus responsables no tiene parangón: ¡hasta se han convertido en propietarios de los derechos de cadenas que les son totalmente ajenas! Curiosamente, los clientes que siguen abonados al viejo codificador (más barato de mantenimiento), pueden seguir grabando todo aquello que les venga en gana sin problema alguno.

Las quejas al 902 que tienen a disposición del abonado no sirven de nada: sólo para engrosar la factura telefónica y dar de comer a los timadores que manejan Digital +. Cuando uno intenta darse de baja, le dicen que tiene un “compromiso” de 18 meses con la opción Iplus; un “compromiso” que, efectivamente, figura en la letra pequeña del contrato y que, por lo tanto, si se quiere anular, ha de desembolsar directamente a la Cueva de Alibabá y los 40 Ladrones un montón de euros extras. Personalmente, llevo 20 años manteniendo un largo compromiso con ellos y ahora me exigen 18 meses más aguantando la cabronada del anticopy o, en caso contrario, pagar 140 euros, bien para darme de baja o bien para recuperar el antiguo y más efectivo codificador. La impotencia total. Vergüenza les tendría que dar con todo lo que me han ido chupando desde 1990.

En cambio, el compromiso para ellos no existe . Ellos tienen la potestad de torearse con total impunidad a la clientela. Ellos venden un producto de una forma y, a los pocos meses, se pasan por el forro su teórico compromiso con el abonado y le impiden copiar en un DVD externo sin ningún tipo de aviso previo. Una meada en toda regla, con nocturnidad y alevosía, de una prepotencia supina. Por lo que a mi respecta, el Iplus se lo pueden meter donde les quepa.

Piénsenselo mucho antes de apuntarse a Digital + y al engaño del Iplus. Si lo hacen, caerán en sus redes y les tendrán atados y sangrándoles durante 18 interminables meses. No es de extrañar que, en los últimos años, hayan perdido la friolera de más de 2.000.000 de abonados. Y más que van a perder, pues a nadie le gusta sentirse cornudo y apaleado.

Como ven, la delincuencia no sólo está en las calles. En Digital + se roba por el morro. Así se les desplome el chiringuito.

31.10.10

Falsa moral

La polémica continúa. La inclusión de A Serbian Film en la programación de la última edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya Sitges 2010 sigue dando coletazos. La desmesura es norma habitual en este país; un país especializado en hacer de un grano de arena una montaña. Todo empezó con una tertulia televisiva desde el programa matinal de Concha García Campoy en la Cuatro, en donde incluso, vía telefónica y como aludido, intervino Ángel Sala, el director del Certamen. Unos tertulianos y una presentadora que, sin haber visto el film y amparándose en un artículo de prensa, daban por sentado que Sitges jamás debió haber proyectado la cinta de Srdjan Spasojevic, acusando de delincuentes y de incitar a la pederastia a los responsables del Festival y a los que acudimos como espectadores.

Bien es cierto que se trata de una película que, personalmente, no me interesó en absoluto, ni por su afán provocador ni por su escaso interés cinematográfico. Pero, lo que sí es cierto, es que el Festival tiene todo el derecho a programarla, al igual que hicieron con anterioridad otros certámenes sin que nadie se rasgara las vestiduras. Una de las funciones principales de todo festival es divulgar ciertos productos que difícilmente tendrán distribución comercial. Y aún más, en el caso de Sitges, por tratarse de una película que cuadra a la perfección con el género de terror y fantástico en el que está especializado. Pero Spain is diferent. Y si el problema viene desde Catalunya, aún es más diferent.

Lo peor de toda la historia es que ahora, dando palos de ciego y a buen seguro sin haber visto tampoco la cinta, la Federación de Asociaciones Para la Prevención del Maltrato Infantil, junto con una docena más de entidades, ha dirigido una carta abierta a los organizadores de la muestra exigiéndoles que no se proyecten jamás títulos en los que se torturen o asesinen a niños o a adolescentes. Una locura sacada de contexto. Adiós, por ejemplo, a posibles títulos fúturos en la línea de Mystic River, El Cebo o La Lista de Schindler. El espectador adulto no tiene criterio y ha de dejarse guiar por los padres de la moral y la patria. La ficción molesta. Hace incluso más daño ver la violación de un muñeco que simula un recién nacido que el escándalo que en realidad suponen los múltiples casos de pederastia que azotan al seno de la iglesia católica. Eso sí, el próximo domingo, los mismos que han atacado Sitges, le irán a lamer el culo al Santo Padre y al Papamóvil durante su visita a Barcelona. ¡País!, exclamaría Forges.

No olvidemos que A Serbian Film, por muy desagradable que sea, no es más que una película. Es indiscutible que en su afán provocador se salta ciertas líneas, pero no va más allá de la ficción. Y que conste que, al decir esto, no defiendo ni mucho menos las intenciones del film del tal Spasojevic, pero sí las del comité de selección del Festival de Sitges que consideró adecuado proyectarlo por incidir directamente en la temática del certamen. Desde esta página, mi más incondicional apoyo a Ángel Sala y a su gente, y mi total repudia a aquellos que, esgrimiendo las armas de la falsa moral, han arremetido contra ellos sin razón alguna.

Ahora, con tanto escándalo de tres al cuarto, lo único que han logrado es que A Serbian Film (un título al que no se le tendría que dar más importancia que el de la pura provocación) se esté convirtiendo en todo un récord de descargas en Internet. Chapeau por la instigación de Concha García Campoy y la Cuatro, una cadena televisiva cuyo programa estrella es Callejeros, un espacio que se nutre de las miserias humanas y el morbo con todo lujo de detalles. Y eso no es ficción. Lo que digo: la falsa moral no tiene límites.

27.10.10

Spaulding radiofonista


Desde el pasado domingo 17 de octubre, día en el que me estrené haciendo un amplio resumen del pasado Festival de Sitges, vuelvo a estar presente en las ondas radiofónicas como en los viejos tiempos. Concretamente como colaborador cinematográfico del programa de Onda Rambla de Punto Cero De La Terra A la Lluna, un magazín cultural que dirige y presenta el amigo Víctor Ríverola desde el año 2002.

El evento sucederá cada domingo y durante una horita, desde las 13 a las 14 horas. Especiales sobre géneros y temáticas de cine muy concretos, junto con la crítica de la cartelera actual, supondrán mi función específica dentro del espacio.

El problema, para todos aquellos de ustedes que no residen en Catalunya, es que se emite en la franja autonómica de la emisora y en catalán. Creo, de todos modos, que si le ponen un poco de fe y pillan un pelín nuestra lengua, podrán seguirlo Online a través de su página web.

¿Nos oímos este próximo fin de semana? Personalmente, no faltaré a la cita.

21.10.10

Del trailer al largo

Cuando hace un par de años se estrenaba Planet Terror -todo un guiño a la serie zetosa que inundaba los cines en los 70 y las estanterías de los vídeo-clubs en los 80-, su director, Robert Rodríguez, abría la sesión con un trailer falso que llevaba por título Machete. Si Planet Terror resultaba de por sí una broma divertida, el simulado avance publicitario de otro film lo era aún más, tanto por su brevedad como por el impacto cachondo de cuanto exponía. Tanto es así que, bajo petición popular, Rodríguez finalmente ha regalado a sus seguidores el anunciado producto.

Machete retoma el argumento que revelaba su trailer e incluso respeta algunos de los cortes y diálogos de éste, aunque filmados de nuevo con idéntica estética visual. El director de Sin City apunta conscientemente al mismo estilo de realización destartalada y de pésimo montaje que utilizó para la citada Planet Terror. La gamberrada y el homenaje a un tipo de cine que ya no se estila vuelven a estar presentes, sin sutilezas de ningún tipo y a lo brutote, como el género manda y sin que falten niñas aguerridas enfundadas en cortísimas faldas.

Las decapitaciones y desmembraciones están a lo orden del día. Todo con mucho sentido del humor. Un humor tosco y basto, perfectamente bien empleado, pues no se trata, ni mucho menos, de una comedia inglesa cargada de ocurrencias refinadas, sino de una historia violenta situada cerca la frontera de los EE.UU con México.

En primera plana, Machete, un ex agente federal mejicano convertido en un sin papeles en Texas: un ser solitario y resentido, todo un as en el manejo de cualquier tipo de armas, en especial las blancas. De fondo, y entre otros personajes, una joven y atractiva oficial de la migra; un senador racista dispuesto a acabar con los espaldas mojadas; un hombre de negocios con varios sicarios en nómina y un narcotraficante con más de un asunto pendiente con Machete.

Todo muy básico, yendo directo grano, al igual que sucede con la filosofía que aflora del personaje de Machete, un tipo duro al que interpreta un genial Danny Trejo, un secundario que, a buen seguro por su aspecto físico, se ha pasado la mayor parte de su carrera encasillado en papeles de malo. Por fin, gracias a este atípico héroe de acción, ha logrado colarse como cabeza de cartel. Y Rodríguez, aprovechando la fealdad un tanto freaki del actor, no se corta un pelo con él y tiene los santos bemoles de convertirle en un follador nato al que no se le resiste hembra alguna. Tanto es así que incluso se atreve a emparejarlo con la mismísima Jessica Alba. Y es que, en el caso de Machete, la belleza está en el interior. Tal y como he dicho antes, de sutilezas pocas, las mínimas.

No esperen un gran título. Sólo disfrútenlo como una gansada y punto. No hay más. De consumo rápido y cuatro risotadas. Y de pasada, déjense sorprender por la aparición de un Steven Seagal de desorbitado cuerpo y por la de un Don Johnson de lo más perverso, acreditado este último en el film como introducing; o sea, igual que si se tratara de su primer trabajo en el cine... Ya les digo: una gamberrada.

19.10.10

SITGES 2010: Coletazos finales

Tres últimos días de Festival. El cansancio empieza a notarse. La disposición a seguir consumiendo cine, aún latente... aunque sea por vía intravenosa.

DÍA 8 (de tortilleras con colmillos, aliens in love, depravaciones asquerosas, homenajes exquisitos y emulos amarillos de Vicente Aranda y Jesús Franco)

El jueves empezó de forma dicharachera con la proyección de We Are The Night, una producción alemana con un grupo de apetecibles vampiras lesbianas como protagonistas. De cuidada realización, se trata de una cinta con ritmo, francamente entretenida y con un claro guiño a La Cenicienta de Disney. Algún que otro pasaje en plan vídeo-clip o la inconsistencia de su guión merman el interés de una trepidante propuesta que, a pesar de su frescor sangriento, podría haber estado mejor elaborada argumentalmente hablando.

A continuación, con Monsters, llegó una de los considerados platos fuertes del certamen y que, particularmente, me decepcionó en muchos aspectos. De producción británica, aunque filmada en Sudamérica, México y EE.UU., supone el debut en la pantalla grande de Gareth Edwards, un hombre procedente del mundo de los efectos especiales. Ambientada en un futuro no muy lejano, justo tras una invasión alienígena, más que una cinta de ciencia-ficción al uso se trata de una historia de amor, en toda regla, entre la hija de un magnate de la prensa y un fotógrafo, a punto ambos de cruzar una zona de alto riesgo para, desde México, alcanzar la frontera norteamericana. Lo mejor estriba en su prometedor inicio y en el buen hacer de sus dos protagonistas principales, Scoot McNairy y Whitney Able. Lo peor, su reiterativo desarrollo, la cutrez de unos pulpos extraterrestres (a la gallega estarían de puta madre) y su rosado final.

A Serbian Film, aparte de tratarse de un film de un mal gusto inenarrable, no es más que la exaltación de la depravación humana llevada hasta extremos increíbles. Cada año ha de salir al ruedo un provocador de turno y, en esta ocasión, ha sido el tal Srdjan Spasojevic quien ha tenido que dar la nota a través de un producto infecto, sin ningún tipo de aliciente cinematográfico y realizado con la única y exclusiva intención de ofender. Ante un producto de estas características, es mejor la indiferencia total. Lo peor es darle más importancia de la que tiene, pues no se merece tanto protagonismo. Punto y aparte.


El coreano Im Sang-soo, en la presentación en el Auditorio de su película The Housemaid, sin vergüenza alguna tuvo el valor de compararse con el mismísimo Alfred Hitchcock. En realidad, su propuesta, una historia de adulterio, amor y pasión entre un hombre adinerado y su empleada de hogar, se acerca más al cine del Vicente Aranda de los últimos años que al del realizador de Rebeca. O sea, un poco de sexo enfermizo, otro poco de morbo y un mucho de mal rollete familiar marcado por un par de embarazos y una suegra cizañera. Aburrida, aunque rodada con cierta elegancia. En los años 60 ya la había filmado, con mejores resultados, Kim Ki-young (La Criada).

El desaparecido José Luis López Vázquez recibió su merecido homenaje con la proyección de un par de brillantes y emblemáticos trabajos de su carrera, La Cabina y El Bosque del Lobo, dos títulos que siguen totalmente vigentes casi cuarenta años después de su estreno. Una excelente demostración de que no sólo de basura se alimentaban la televisión y el cine español de los setenta.

Les Nuits Rouges Du Bourreau De Jade se trata de un subproducto de serie Z que, filmado en Hong Kong, pretende mezclar el cine de aventuras con el thriller policiaco a través de una historia pésimamente contada y protagonizada por tres mujeres (¿fatales?) en busca de un “algo” (si la peli fuera digna irían tras un McGuffin). Hacía tiempo que no me enfrentaba un guión tan confuso como éste. De propina, y sin venir a cuento, una tortura extrema en plan Martyrs. Tal y como la definió a la perfección mi cuñado absence, "es como si Jesús Franco hubiese hecho una película en la China". O sea, para huir lo más rápido posible del cine. Y no se lo pierdan: para tal pérdida de tiempo se han necesitado a dos directores. Bestial.

DÍA 9 (de niñas vampiras remakeadas, colgadas tailandesas y anfitriones histriones)

La jornada se inició con Let Me In, el remake norteamericano de la compacta Déjame Entrar, un producto digno aunque totalmente innecesario. No posee, ni mucho menos, la poética y sensibilidad del título original, aunque respeta su reposado tempo narrativo (a pesar de inventarse un flash back inicial para llamar la atención del espectador) y se muestra moderado en el uso de efectos especiales. Los dos niños protagonistas están perfectos en sus respectivos papeles, pero un servidor se queda con los ojos y la mirada de la joven de la primera... una mirada difícil de olvidar. Dirigiendo el cotarro Matt Reeves, el mismo de Monstruoso.

Un tremendo palo para el intelecto y el cansancio acumulado significó la tailandesa Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Live (en español, algo así como las vidas anteriores del tío Boonmee), la Palma de Oro del último Cannes, una cinta cargada de alegorías sobre la vida y la muerte y con la presencia de un moribundo al que visitan algunos familiares, entre ellos un hombre mono y una mujer fantasma. Le di media hora de vida y aguanté estoicamente en la sala hasta los 50 minutos de proyección. Más de dos horas que duraba la bromita. El premio de la prensa (¡cómo no!) recayó en este título. La petulancia no tiene fronteras.

The Perfect Host fue la inevitable propuesta anual procedente de Sundance. De muy bajo presupuesto y dotada de una original e ingeniosa apertura, la indi del certamen nos acercó al infierno vivido por un quincorro que, tras un atraco fallido y huyendo de la poli, busca refugio en el domicilio de un anfitrión que promete afabilidad y simpatía. La fuerza inicial se pierde al cargar en exceso el peso de la función en David Hyde Price, un actor pasado de rosca que, con su cargante histrionismo, acaba con cualquier buena intención.

DÍA 10 (de clásicos mudos y familias iracundas)

Primero una proyección clásica, la de la versión restaurada de Metrópolis con la Maria incluida (robot femenino en el film de Fritz Lang y premio emblemático en Sitges). Para chuparse los dedos con ese peazo pantalla del Auditorio. Luego, y ya como punto final de un Festival este año no muy flamante, Mother’s Day, remake violentísima del título homónimo de 1980. Una serie B, esmerada y resultona, que narra el secuestro de los invitados a una fiesta casera por parte de un peculiar grupo familiar cargado de mucha mala baba. Al frente de los secuestradores, una cincuentona Rebecca de Mornay; tras la cámara, Darren Lynn Bousman, el mismo de los Saw 2, 3 y 4. O sea, tal y como pueden suponer, la sangre a borbotones está más que garantizada. No aburre, pero sabe a más de lo mismo.

Hasta aquí hemos llegado. El año que viene, siempre que el tiempo, las autoridades y los trolls lo permitan, más sobre Sitges.