26.6.14

¡Viva la muerte... tuya!

El bueno,

el feo

y el malo.

Descanse en paz, Don Eli.

25.6.14

Vampiros gafapastosos

Él atiende por Adam, reside en la fantasmagórica ciudad de Detroit y es músico con tendencias undergrounds. Tiene muchísimos años de edad, pero se conserva de puta madre. Ella atiende por Eve, reside en Tánger y mantiene una peculiar amistad con un anciano que asegura haber ejercido de negro para el mismísimo Shakespeare. También tiene muchísimos años de edad, pero se conserva de puta madre. Adam y Eve hace siglos que son amantes. Y vampiros. No corren buenos tiempos y el suministro de sangre en óptimas condiciones empieza a escasear.

Este es el punto de partida de Sólo los Amantes Sobreviven, la última película de Jim Jarmusch, uno de los directores más indigestos (a mi gusto) de la actualidad quien, con este título, ya acumula en su haber  19 peñazos de altísimo voltaje. Aposentado ahora en el fantástico, se monta una de vampiros siguiendo su patrón habitual: varios personajes a cual más colgado, una historia plomiza y un sinfín de citas culturales de las que emocionan (por cojones) a los gafapastas de turno.

La cinta, aparte de aburridísima y lenta, está impregnada de ese estilo pedantillo y desastrado habitual en el cine del realizador. La cosa no avanza hacia ningún lado y cuando parece que se pueda animar un poco (como sucede con la entrada en escena del cargante personaje interpretado por Mia Wasikowska) vuelve a encallarse de nuevo.


Un festival de diálogos, a cual más irritante, entre un desaborido Tom Hiddleston y una insufrible Tilda Swinton, conforman la mayor parte de un film incapaz de despertar en mí el más mínimo interés, a pesar de los perseverantes intentos de Jarmusch por resultar  (falsamente) transgresor. Y es que a este hombre no lo aguanto.


Curiosamente, tras ver Sólo los Amantes Sobreviven, repasé el viejo post que hice en su día sobre Haga usted su propia película de Jim Jarmusch y, por mucho que les pese a algunos, sigue siendo totalmente vigente. ¡Qué pena de director!

Por cierto: ¿por qué una excelente actriz como Tilda Swinton, cada vez que trabaja para un director de los de prestigio cultureta, cambia de registro y se convierte en una de las damas más insoportables del mundo de la interpretación?

6.6.14

Si a la Casa Real no le gusta la portada, dos tazas

Esta es la polémica portada que, tras presiones de la Casa Real, El Jueves no llegó a difundir.


Desde aquí, mi apoyo a todos los profesionales de El Jueves que han decidido dejar de trabajar para una publicación que cede a la censura de una Monarquía salpicada por todo tipo de podreduras.

Las abuelitas calentorras


Ellas son dos buenas amigas, una amistad que empezó en su más tierna infancia; dos atractivas mujeres maduras que residen en un idílico lugar de la costa australiana. La una está casada y la otra viuda. Atienden, respectivamente, por Roz y Lil. Y ambas son madres de un par de efebos guapos, musculados y amantes del surf; el uno moreno, el otro rubito. Durante un verano en que el marido de Roz se ausenta por cuestiones laborales, estallará el conflicto emocional, ya que mientras Roz se queda prendada de los encantos del hijo de Lil, a ésta le ocurrirá lo mismo con el hijo de Roz. Dos Madres Perfectas es el título de este festival de tópicos rosados y eróticos que ha planificado, con bastante mala fortuna y poquísima inspiración, la realizadora luxemburguesa Anne Fontaine.


Enclaves paradisíacos, playas vírgenes, féminas no tan vírgenes y adolescentes en plena efervescencia sexual. Más trivial, imposible. Un folletín que acumula temas gastados hasta la saciedad y que, en realidad, no es más que un descarado vehículo para el lucimiento de sus dos protagonistas femeninas: Robin Wright y Naomi Watts. Un duelo interpretativo y físico (¿no resulta morbososo para el espectador juzgar cuál de las dos se conserva mejor?) que queda en tablas. En cuanto a ellas, no hay nada que objetar, pues tanto la una como la otra están perfectas en los roles que les han caído en desgracia. El problema estriba en lo manido de la historia planteada y en lo ridículos (e incluso cursis) que resultan la mayoría de sus pasajes.


El miedo a envejecer, los remordimientos de conciencia debidos a la situación creada entre ambas familias, los sentimientos de culpa y los celos, son tan sólo algunas de las previsibles minucias que se barajan en este descomunal despropósito construido a golpe de postalitas turísticas, escenas de sexo light y jovencitos guapos y enamoradizos.


Dos Madres Perfectas sigue apoyando mi teoría de que la mayor parte de películas con surfistas en su interior (excepto honradas excepciones) son caca de la vaca, por mucha Robin Wright y Naomi Watts que pululen por ahí.