16.3.07

Atentado cabal a la Banca

Martín Circo Martín es un profesor de Historia de la Economía que, de manera fortuita y en un concurso televisivo, ha ganado la friolera de 3 millones de euros en forma de lujosos regalos. Varios automóviles, un yate, una avioneta, una gigantesca mansión... De la noche a la mañana, se ha convertido en un multimillonario envidiado por el resto del planeta pero, sin embargo, tiene un grave problema económico: no posee casi dinero en efectivo con el que afrontar la inmensa deuda que acaba de contraer con Hacienda. Agobiado por tal imposición, decidirá recurrir a la banca para solicitar un crédito de 100 mil euros. Sin darse cuenta, acaba de meterse en la boca del lobo.

Ésta es, en resumidas cuentas, la base sobre la que se sustenta una de las mejores películas del panorama actual, Concursante, un título espléndido en todos los sentidos. Rodrigo Cortés, su director y guionista, con éste su primer largometraje y después de varias experiencias en el mundo del cortometraje, demuestra estar en posesión de un sentido del humor ciertamente envidiable. Su trabajo es cínico, cabal, hiriente y, ante todo, divertido. Divertidísimo y combativo. Desde Fincher en El Club de la Lucha, nadie se había atrevido a dinamitar a la banca de una manera tan precisa como Cortés.

Su ritmo es totalmente acelerado. Casi no hay pausas. Y cuando las hay, son totalmente comprensibles. Usa los recursos del flash back y de la voz en off de manera modélica, sin distorsionar ni dañar el relato que nos propone. Concursante avanza y retrocede en el tiempo, de modo claro y en nada lioso. Al contrario, sus idas y venidas con la cámara forman el verdadero cuerpo de la película y con ello, y la colaboración de un insuperable Leonardo Sbaraglia, logra traspasar al espectador el estado de angustia y abatimiento que está sufriendo el abrumado Martín Circo Martin. Y es que Sbaraglia, en esta ocasión -aparte de parecerse cada día más a Luis Figo-, ha encontrado el PAPEL (con mayúsculas) de su vida, el de un personaje con el que es facilísimo identificarse. Tal y como muy bien comentó el crítico cinematográfico Álex Gorina, tras salir del pase de prensa, “éste es un título que engancharía a mucha gente, ya que pocos son los que no puedan verse reflejados en pantalla: quien más, quien menos, ha tenido que recurrir alguna vez en su vida al banco para solicitar un crédito o una hipoteca”.

La idea de Concursante puede parecer descabellada, pero no lo es en absoluto. Puede estar exagerada, hinchada, pero las cosas que plasma son tal cual, aunque a lo bestia, magnificado, para que a nadie se le escape el contundente garrotazo del tal Rodrigo Cortés al mundo de la economía. Los impuestos, los intereses bancarios y el libre mercado, puestos en la picota por un verdugo inteligente y kafkiano, el profesor Edmundo (al que da vida el siempre efectivo Chete Lera), un contra economista, con un mucho de terrorista, que ofrece una inolvidable clase, práctica y visual, sobre el universo de las finanzas. Una clase magistral, en forma de ingeniosa partida de ajedrez que, al mismo tiempo, sirve de homenaje a lo Monty Python a la muy bergmaniana El Séptimo Sello. Lo que les digo: una maravilla.

Se estrena hoy mismo. No la dejen escapar. Su ingenio, su amplio sentido del absurdo, su nervio narrativo, su original puesta en escena y su espíritu crítico, hacen de Concursante –aparte de un divertimento supremo- el mejor plato cinéfilo servido en los últimos meses. Casi, casi, de visión obligatoria.

Les aviso: con esta película pienso pasar lista. Y marcaré sus faltas de asistencia como un pecado muy grave.

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