Me apunté, no muy convencido, a la historia ésta de los mejores blogs organizada por el diario gratuito 20 minutos. Más que nada lo hice como un elemento de distracción más. Competir por competir. Sin más. De manera sana y sin malos rollos, estando convencido, al mismo tiempo, que jamás conseguiría premio alguno. Por puro instinto de colaboración. Para pasármelo bien.
Curiosamente, en un solo día, logré colocarme entre los 20 primeros blogs en varias de las categorías a las que me presenté. Y eso, gracias a los votos de todos ustedes.
Hoy, por no sé que extraña razón, los organizadores de ese concurso, alegando la posibilidad de que algunas votaciones, de ciertos blogs, podrían haber sido trampeadas por algunos usuarios desde varias cuentas de correo, han decidido, de manera aleatoria, eliminar votos, a diestro y siniestro, a todos los concursantes, sin pararse a calibrar la posibilidad de que la mayoría de los allí inscritos aceptábamos ese reto respetando las reglas, y sin utilizar subterfugios tercermundistas para subir posiciones. Y por todo ello han suprimido, sin criterio alguno, un buen número de las puntuaciones obtenidas. A lo bruto, por sus cojones, sin recurrir –como mínimo- a un baremo comparativo con las posiciones ya obtenidas en el ranking anterior.
Sin comerlo ni beberlo, he perdido, sin explicación lógica alguna, casi más de treinta votos. Y, por esa decisión dictatorial e insana, he pasado a colocarme en los lugares más ínfimos de todas las categorías en las que constaba este blog.
Me apunté para pasarlo bien, no para convertirme en una víctima más de un estúpido pucherazo. Ese concurso, a partir de hoy, para mí, se ha convertido en la crónica de una muerte anunciada. Es por eso que retiro mi inscripción ahora mismo, en este momento y, además, anulo cualquier posibilidad de que puedan seguir votándome desde esta página.
Gracias a todos por su colaboración y sus apreciados votos, pero es que, últimamente, no estoy para tonterías. La blogosfera y sobre todo ustedes, los que me siguen a diario, son lo único que de verdad me interesa.
Como he dicho al principio, me inscribí para pasármelo bien, no para pillar cabreos innecesarios. Con esta decisión, volveré a dormir más tranquilo y a disfrutar posteando a diario desde este (su) blog.
Por cierto. Espero que, entre todos los que siguen apuntados, gane "en realidad" el mejor. Pero permítanme que, ante esas decisiones arbitrales tan poco acertadas, lo acabe poniendo en duda.
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