1.10.07

Mala gente

DANVERS, Mrs. – 43 años de edad, aunque su sobriedad le hace aparentar unos cuantos más. No se le conoce el nombre de pila; sólo su primer apellido. De profesión: ama de llaves. Empleada en la mansión Manderlay, se mostrará altamente celosa con la nueva mujer del propietario. Se caracteriza, ante todo, por su terrible aspecto de bruja y sus silenciosos andares. Diestra y sibilina en el maltrato psicológico de aquellos a los que considera sus adversarios, daría la vida con tal de no abandonar jamás la casa en la que está sirviendo.

DIETRICHSON, Phyllis – 37 años. Rubia, flequillo ondulado y extremadamente provocativa. Casada, con ganas de marcha y dispuesta a deshacerse de su esposo. El dinero le va más que a un tonto un palote. Atrapará en sus redes a un agente de seguros calentorro y le llevará por el camino de la amargura. Toda una maestra en el arte de embaucar. Varias son las discípulas que han seguido su ejemplo hasta nuestros días.

HARRIS, Alonzo – Afroamericano, 47 años. Jefe de una Unidad del Departamento de Narcóticos de la Policía de Los Angeles. Cínico, deslenguado y violento. Suele emborrachar y drogar a sus nuevos compañeros de patrulla. Entre sus mejores amistades se encuentran putas, macarras y camellos. Se caracteriza por su sangre fría y por el desprecio que siente hacia todos aquellos que le rodean. Un tipo realmente despiadado.

IVÁN – Más conocido por sus asalariados como el Señorito Iván. 42 años. Hijo de la propietaria de un cortijo extremeño en la España franquista de los sesenta. Trata a su servidumbre con desprecio y mucha mala leche. Fácilmente irascible, no tolera que sus empleados dejen de atender a sus obligaciones por culpa de una enfermedad o un accidente. Uno de sus grandes delirios es la caza, siendo las águilas milanas sus presas preferidas.

MENGELE, Josef – Más conocido, a secas, como Doctor Mengele. 62 años. Debido a su macabro pasado como nazi, vive recluido en un recóndito paraje del Brasil. Desde su laboratorio científico, se ha convertido en uno de los pioneros en la clonación de seres humanos. Idolatra la esvástica y sueña con un nuevo mundo poblado de individuos a imagen y semejanza de su añorado Hitler

POTTER, Henry F. – 68 años. Inválido y postrado en una silla de ruedas. Propietario del único Banco de la pequeña localidad de Bedford Falls. De carácter huraño y refunfuñón, su gran obsesión es cambiar el nombre de la población por el de Pottersville. Una jugada maquiavélica conducirá a la ruina a todos sus vecinos. Se aprovecha de los errores y descuidos de los demás para beneficio propio. Su delirio es putear a sus semejantes durante las fiestas navideñas.

POWELL, Harry – 37 años. Se le reconoce por lucir tatuadas las palabras amor y odio en los puños. Bajo su disfraz de predicador, se esconde un tipo en nada fiable. Entre sus delitos se cuentan unos cuantos asesinatos de mujeres y varias violaciones. Lleva, entre ceja y ceja, pillar un botín de 10.000 $ que dejó escondido el difunto marido de la madre de dos pequeñas criaturas. Si antes de empezar esta labor hubiera leído Hansel y Gretel, las cosas le habrían salido de otra manera.

RATCHED, Mildred – 41 años. Ejerce de enfermera jefe en un Centro Psiquiátrico de Oregón. Una pieza de mucho cuidado. Sádica, retorcida y perversa. Única en el arte de la inducción al suicidio. Le encanta poner de los nervios a los internos. La utilización del electroshock es su tortura preferida, aunque tampoco le cuesta nada ordenar una lobotomía en el caso de que alguno de sus pacientes se le insolente demasiado.

RUSK, Robert – Más conocido por sus allegados como Bob Rusk. 42 años, pelirrojo. Separado. Vive en un pequeño apartamento al lado del Mercado Central de Londres. Los nudos de las corbatas son su especialidad. Varias son las mujeres que han sido halladas muertas luciendo, en el cuello, una de sus preciadas prendas de vestir. Un saco de patatas –con cadáver incluido- y una joya, en forma de aguja de corbata, podrían significar su perdición.

THORN, Damien – 6 años. A pesar de ser el hijo de un embajador de los Estados Unidos en Europa, el chaval es todo un diablillo. Tantas son las desgracias que ha provocado a su alrededor, que hasta su propio padre estaría dispuesto a terminar con su vida. Malas lenguas aseguran que, en realidad, es hijo de una cabra y un ser demoniaco. Otros aseguran que su verdadera madre descansa en un cementerio etrusco. Sus señas de identidad se encuentran localizables en la cocorota.

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