16.10.07

Missing


Con Un Corazón Invencible, Michael Winterbottom complementa a la perfección su anterior película, la interesante y dura Camino A Guantánamo en la cual, a modo de docudrama y basándose en un caso verídico, plasmaba la historia de cuatro jóvenes paquistaníes, de nacionalidad británica y residentes en Inglaterra, que en setiembre de 2001 y durante unas vacaciones de placer en su país natal, fueron detenidos sin causa aparente y conducidos a la isla de Guantánamo, tardando más de dos años en poder demostrar su inocencia y regresar a Inglaterra, tras haber sufrido centenares de vejaciones en manos del ejército norteamericano.

Si en Camino a Guantánamo, el realizador inglés mostraba una de las oscuras caras del conflicto, desde la también comprometida Un Corazón Invencible destapa la otra cara de la moneda, ofreciéndonos una docta lección sobre estúpidos efectos colaterales y de la validez de un dicho popular que encaja a la perfección en los dos casos. Y es que siempre pagan justos por pecadores.

A través de una puesta en escena un tanto frenética, de cámara en mano y cubriendo varios centros de atención al mismo tiempo, Winterbottom desgrana los sucesos acaecidos alrededor del secuestro de Daniel Pearl -jefe de la corresponsalía del Wall Street Journal en Asia- y que se iniciaron el 23 de enero de 2002, justo después de acudir a una misteriosa cita en Karachi, ciudad en la que había pactado un encuentro con un buscado terrorista. Cuatro fueron las semanas durante las que su esposa Marianne, embarazada de 6 meses, estuvo pendiente, día y noche, de cualquier información válida para dar con el desconocido paradero de su marido.

La película analiza la rocambolesca investigación que llevaron a cabo varios de los cuerpos policiales y políticos del país, en paralelo con gente del FBI y funcionarios de la embajada norteamericana. Teniendo en cuenta las distintas competencias y prioridades de cada cuerpo, el director consigue una crítica irónica (y muy cerebral) sobre un desordenado método de trabajo que sólo sirvió para entorpecer la labor de los agentes asignados al caso. Pero, al margen del aspecto policiaco de la historia, el principal objetivo del cineasta se centra en la rabia y la soledad de Marianne, esa esposa que se mantuvo pegada al celular esperando el milagro de oír de nuevo la voz de Daniel. Y, a pesar del miedo y la impotencia ante la falta de información y el desbarajuste esgrimido entre los investigadores, esa mujer –a la que ha dado vida una impresionante Angelina Jolie en uno de sus mejores papeles-, entre lógicas subidas y bajadas de ánimo, supo conservar la serenidad en uno de los momentos más terribles de su vida. De hecho, Un Corazón Invencible, está basada en la novela que ella misma escribió sobre el suceso.

El film no sólo sigue las coordenadas del thriller político y el retrato de una mujer al límite, pues también plantea una bella historia de amor eterno en nada lacrimógena. La cámara posee suficiente entidad como para mantenerse a cierta distancia, sin entrar en la búsqueda de aspectos sensacionalistas y falsamente emotivos; su misión es simple y llanamente la de observadora, sin juzgar ni hurgar en truculencias de ningún tipo. Es quizás, por ello, que algunos la hayan tildado de película fría. Más que fría, diría que se muestra respetuosa con los verdaderos implicados en el caso y, al mismo tiempo, absolutamente valiente al no buscar en el terrorismo internacional las claves del caso Pearl y otros similares.

Como muy bien explica el personaje de Marianne a lo largo de una entrevista televisada, durante ese angustioso e interminable mes, comprendido entre enero y febrero del 2002, Daniel Pearl no fue la única víctima del terrorismo, pues sobre esas misma fehas también desaparecieron de la faz de la tierra 14 reporteros paquistaníes. Lo más fácil sería actuar como la Administración Bush y sus serviles chupópteros: culpabilizar a los de siempre de todos los males de nuestro planeta. Pero, tal y como dice ese mismo y valeroso personaje femenino, “mientras exista miseria en el mundo, nunca se erradicará el terrorismo”. O lo que es lo mismo (y en versión Spaulding), "mientras tengamos cuatro pájaros acumulando riquezas, lo tenemos peludo". Cuando alguien pasa hambre y sufre humillaciones, es muy fácil lanzarse a la calle.

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