5.10.07

El recuerdo de una ciudad quemada, abre un triste paréntesis en Sitges

Aún le recuerdo como si fuera ayer, sentado en una terraza de la barcelonesa Rambla de Catalunya, con un puro en la boca y una horchata en la mesa. Su silla estaba enfocada directamente hacia la puerta del desaparecido cine Alcázar. Corría el año 1991 y se acababa de estrenar Dalí. Desde su improvisado asiento de vigilancia, atisbaba cada noche al público asistente al pase de su biografía sobre el pintor de Figueres. He de reconocer que sentí cierto corte cuando, cansado del film, decidí escapar de la sala antes de que finalizara. Y él, ese cineasta culé, inquieto e incansable luchador, al verme salir con paso acelerado y el rostro sonrojado, me siguió discretamente con la mirada hasta que desaparecí de su plano.

Antoni Ribas era su nombre; un hombre muy ducho en eso de las sentadas. No en vano, años más tarde y como señal de protesta por la negación de subvenciones oficiales para Terra de Canons, se pasó diez largos meses instalado ante el Palau de la Generalitat, en la céntrica Plaça de Sant Jaume. Una figura representativa del cine catalán ya que, en parte, su fracasada filmografía era un tanto paralela al mal estado en general del cine que hacemos en este pequeño país.

Ayer nos dejó, víctima de un infarto de miocardio, justo cuando tenía en mente realizar una película en la que se narraría, a manera autobiográfica, esa temporada de acampada reivindicativa. En el 2005, justo tras el estreno de Centenari, anunció a la prensa que, contando con la colaboración de la actriz Pamela Anderson, pensaba rodar Jaulas de Oro, la historia de un jubilado que criaba pollos al servicio de una multinacional.

La Ciutat Cremada siempre irá asociada a su imagen. Perjudicada por el paso del tiempo, se trata de una cinta emblemática que, en su época y tras la muerte del dictador en 1976, supo calar muy hondo en el sentimiento del pueblo catalán. Al menos y por primera vez en muchos años, durante los títulos de crédito finales, pudimos entonar a coro Els Segadors sin que unas temidas presencias de gris nos atizaran por ello con sus porras.

Un incuestionable éxito de taquilla en Catalunya que intentó repetir posteriormente en diversas ocasiones, aunque con resultados más bien negativos. Y es que el suyo, a pesar de sus aspiraciones de primera, siempre fue un cine de tercera regional, pero cargado de mucha pasión y buenísimas intenciones... incluso cuando llevó a la pantalla grande la quijotesca y alucinada historia de El Primer Torero Porno.

Antoni: Visca el Barça i descansa en pau!

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