Ayer noche estuve cenando, en compañía de Doña Spaulding, en casa de Absence y de my sister. En realidad, tan sólo fuimos porque no teníamos que comer en casa (estamos a mediados de mes y ni los plásticos cubren nuestra subsistencia), y sabíamos que ellos tenían una buena cantidad de quesos y embutidos ibéricos. Entre la cena, el pequeño Absencito (mucho más simpático que su padre) y numerosas críticas a toda la hermandad blogera (les aseguro que no se salvó ni uno solo de ustedes), hicimos la noche completa.
Como recuerdo de ese memorable encuentro, entre efluvios alcohólicos y tiros a portería (ya saben, era noche de Derby en Barcelona), ahí tienen una foto. El tipo desastroso de su izquierda, el enmascarado mejicano, es mi cuñado. El de su derecha, el caballero más digno (¡vaya porte!), es un servidor de ustedes. Las respectivas, detrás de la cámara, apurando los cuatro trozos de chorizo que quedaban.
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