30.11.06

EN RESUMIDAS CUENTAS: Una comedieta y una comedieja

Amigos Con Dinero es una comedia sencilla, agradable y con un puntito de cinismo a considerar, que está pasando sin pena ni gloria por la cartelera actual. Su directora y guionista, Nicole Holofcener, una mujer con una amplia experiencia como realizadora televisiva en series como A Dos Metros Bajo Tierra o Sexo en Nueva York, entre otras, en este largometraje hace un análisis (un tanto hiriente) de la sociedad pija norteamericana actual. Para ello reúne a tres parejas acomodadas y con oficios liberales y las enfrenta al problema económico y personal por el que está pasando una amiga en común; una profesora de escuela soltera que, cansada de soportar las diabluras de sus alumnos, deja su empleo para empezar a trabajar como mujer de la limpieza.

El film resulta un tanto irregular, pero la mala leche empleada en la descripción de ciertos personajes y el buen trabajo interpretativo de su elenco artístico, le dan un valor añadido al producto. Ante todo, de Amigos Con Dinero cabe destacar la sobriedad de Jennifer Aniston y el melodramático (aunque cachondo) rol de la siempre perfecta Frances McDormand, una mujer en plena depresión que, al igual que el resto de sus selectos amigos, sana sus penas y aleja sus fantasmas dando una mínima parte de sus ahorros a actos benéficos.


Un Buen Año es el último film de un Ridley Scott en muy baja forma. No se trata de una mala película, pero sí de un producto del montón, típico y tópico, nada apropiado para un realizador con títulos tan brillantes en su haber como Los Duelistas, Alien o Blade Runner. Por si fuera poco, Russell Crowe, su protagonista principal (no hay plano en el que no aparezca), ofrece un recital histórico e histriónico de todo aquello que no debe hacer jamás un buen comediante. El actor da vida a un estresado yuppie londinense, amante de su trabajo y un tanto déspota con el trato para con los demás, el cual, debido a la muerte de un pariente cercano, deberá viajar hasta la Provenza para hacerse cargo de la mansión y los viñedos que le han tocado en herencia.

La historia de Un Buen Año tiene muchas más posibilidades de las que Ridley Scott le ha sacado. Seguramente ello se debe a que no se trata de un director muy habituado a la comedia. Sin lugar a dudas, y con el mismo material entre manos, alguien como Lasse Hallström hubiera conseguido un título mucho más entrañable e incluso emotivo, pues no deja de guardar ciertos paralelismos estéticos y argumentales con Chocolat, sobre todo al tener en cuenta ese tono de fábula onírica con el que ambos están narrados. Y la verdad es que, entre el uno y el otro, hay un abismo.

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