Cuento de Navidad es el episodio firmado por el valenciano Paco Plaza. Ambientado en los años 80 en un pueblo de la costa catalana, sus principales protagonistas son cinco niños que -pasando sus vacaciones navideñas en el lugar-, vivirán una experiencia terrorífica en la que se verá involucrado una peculiar Mamá Noel y que tendrá su punto culminante en un parque de atracciones desierto.
La idea es buena y podría haber resultado interesante, pero su guión pierde agua por todos lados. El truco de utilizar un parque vacío como elemento terrorífico no es nada nuevo, aunque es innegable que bien utilizado poseería su gancho visual e inquietante, cosa que no ocurre en este caso. Un claro y delirante homenaje a las películas de Jess Franco (con la presencia incluida de Loquillo), el recurso narrativo de no mostrar jamás el rostro de los adultos –a excepción del de Maru Valdivielso- y la presencia, siempre de agradecer, de la citada actriz, es lo poco destacable de un film ciertamente desangelado y sin fuerza alguna. El uso y abuso de iconos televisivos de los 80 y la pésima interpretación de los cinco niños protagónicos (entre los que se encuentra Ivana Baquero, la pequeña Ofelia de El Laberinto del Fauno), acaban de desmantelar el olvidable producto.
Con Adivina Quién Soy, Enrique Urbizu ha dirigido (a mi entero parecer) el peor de los seis capítulos de la serie. Ésta es una película igual de vacía que su propia escenografía, llena de calles desérticas e interiores fríos y herméticos. Vacía y además truculenta. Aburrida y lenta hasta la saciedad, en ella el realizador vasco urde un risible e insostenible homenaje a tres films de culto para los amantes del fantástico: Nosferatu, La Matanza de Texas y La Noche de los Muertos Vivientes. Y, por si fuera poco, se atreve a convertir a José María Pou en una especie de profesor Van Helsing, un cazavampiros urbano tan ridículo como patético.
La historia se centra en una niña de ocho años, la hija de una aún atractiva mujer que trabaja como enfermera en un centro hospitalario. La pequeña, dotada de un gigantesco espíritu friki, se pasa el día pegada a la pantalla de su televisor, viendo películas gore y tragándose noticias sobre sucesos sangrientos. Su exacerbada imaginación convertirá a sus invisibles compañeros de juegos en Nosferatu y Cara de Cuero. Como era de esperar, al final, con tanto frikismo de baratijo, a Urbizu (y a la niña) se les acabará escapando la película de las manos.
Lo más triste de Adivina Quién Soy es ver a un pedazo de actor como José María Pou salvando lo mejor posible uno de los roles más grotescos que le ha tocado interpretar. “Lo que tiene que hacer uno para ganarse la vida honradamente, Dios mío...” es lo que parece múmurar, para sí mismo, el propio Pou en una escena en la éste balbucea unos rezos inaudibles.
Películas Para No Dormir: una serie que prometía mucho y que, finalmente, ha dado muy poca chicha. Una pena.
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