Actualizar a diario un blog como éste resulta a veces una ardua tarea. Ir al cine, repasar alguna película en DVD, ordenar mi colección de vídeo y hacer un mínimo de vida social (cosa que cada vez se me hace más cuesta arriba), dificulta el redactado y montaje, cada día, de un post. Como mi intención no es abandonar el enclave y seguir adelante hasta que mi cuerpecito serrano me diga ¡basta!, he ideado una solución para seguir manteniendo el ritmo que hasta ahora tenía la bitácora. Es más: más que mantenerlo, aumentarlo, pues en los últimos meses, por desgracia, las actualizaciones no han podido ser tan continuadas como antes.
Es por todo ello que Spaulding’s blog se ha buscado un colaborador; una especie de becario al que putearé cuando menos se lo espere y al que obligaré -como si se tratara de un esclavo- a encargarse de la actualización de la página en esos días en los que la pereza o la falta de tiempo me sumen en un oscuro pozo sin salida. En pocas palabras: me he buscado un colaborador que se deje someter a mi prepotencia y que asuma, con total disciplina y sumisión, mis ansias de autoridad.
Hablando en serio, les aseguro que se trata de una persona estupenda. Un hombre al que conozco desde hace la friolera de casi 3 décadas y con el que he compartido vivencias inolvidables, empezando por esos (largos) años en los que ambos nos sentábamos ante un micrófono para realizar un entrañable programa radiofónico sobre el mundo del cine. Un tipo cuya cabeza, al igual que la mía, está llena de imágenes cinematográficas. Ustedes lo pueden haber tratado, en más de una ocasión, a través de los comments, en los que firmaba con las siglas JB. O sea, James Bond, uno de sus ídolos del cine de acción.
No es de extrañar que, para debutar en Spaulding’s blog, haya optado por adoptar el nombre de Lazenby. Su sentido del humor es tan cáustico y gamberro que ha elegido el apellido del actor más pupas que haya encarnado jamás a 007; el australiano que sólo protagonizó una de las entregas de la mítica serie de la cual, precisamente hoy, se estrena un nuevo capítulo, ese tan esperado Casino Royale del que Lazenby, con lágrimas en los ojos, me ha suplicado le deje hacer la crítica. Una súplica que, como buen dictador, aún estoy estudiando.
Estoy seguro que sus sabias colaboraciones -que irán cayendo poco a poco en el blog- no les van a defraudar. Al mismo tiempo, espero acojan a Lazenby con la misma hospitalidad que demostraron conmigo. Piensen que, sin él, la bitácora me acabaría desbordando y, sin lugar a dudas, su pequeña (y necesaria) ayuda servirá para que, como mínimo, pueda reducir un poco el nivel de mi medicación y disfrutar, de vez en cuando, de un día de asueto.
Durante este fin de semana debutará en Spaulding’s blog. Y, en lugar de con Casino Royale, me parece que lo hará a través de un título español de la cartelera actual. Como ven, al igual que un servidor, se trata de un tipo masoquista. ¡Cine español, por Tutatis! Estén atentos, pues entre el sábado o el domingo, Lazenby, cuando deje de abrazar la farola de la foto de la derecha, colgará el primer post de su vida.
Y, para que sepan a que atenerse y con quién están tratando en cada momento, los escritos que cuelgue Lazenby estarán diferenciados de los míos. Para marcar esa diferencia, irán firmados con su nombre tras el título de cada post, al contrario de los de un servidor.
Nada más. Tan sólo decirles que no respondo de los criterios de Lazenby, pues a duras penas puedo hacerlo de los míos. Y asegurarles que sé positivamente que, en más de una ocasión, voy a discrepar totalmente de sus opiniones. No me cortaré en demostrarlo a través de los comments. ¡Vaya uno soy yo! Hace mucho tiempo que nos conocemos: el tiempo más que suficiente para saber, a ciencia cierta, de que pie calza ese australiano maldito... aunque a veces, ante según que títulos, parece que calcemos el mismo número.
Denle a Lazenby una bienvenida fastuosa, tal y como se merece.
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