31.12.05

Recapitulando (I): Lo más mejor del 2005

Como cada año, toca hacer balance. Las 10 mejores y las 10 peores películas. Para no hacer un post interminable, las soltaré en 2 entregas. Primero las buenas y esta misma noche, un par de horas antes de las campanadas, las más patéticas.

Y sin más dilación, entremos en materia

LO MÁS MEJOR DEL 2005 (ordenadas de menor a mayor importancia, como sí de una cuenta atrás se tratara)

10.– Tapas. O cómo hacer una película digna con cuatro euros en el bolsillo y un mucho de imaginación y sensibilidad. Humor y emotividad al servicio de un cariñoso homenaje a L’Hospitalet y sus moradores. Y, por extensión, a todas aquellas ciudades dormitorio que albergan a gente humilde y trabajadora.
(crítica)

9.- Dark Water (La Huella). Una lectura mucho más personal e intimista del film, de idéntico título, del japonés Hideo Nakata. Tras Diario de Motocicleta, el brasileño Walter Salles cambió de registro, se puso muy académico y consiguió crear –sólo con sinuosos movimientos de cámara y con la ayuda de la iluminación- una atmósfera de terror y tensión pocas veces alcanzada últimamente en el fantástico actual, a excepción de El Exorcismo de Emily Rose.
(crítica) 8.- El Aviador. Un film realizado con una pasión absoluta y dedicado a un personaje peculiar que albergaba demasiadas pasiones enfermizas en su corazón: Howard Hugues. Un análisis de una degradación física y mental y, al mismo tiempo, un colorista y vibrante retrato del Hollywood de los años 30 y 40.
(crítica)

7.- Life Aquatic. ¿Melodrama? ¿Comedia? Sea como sea, se trata de un film suficientemente atípico como para poder resultar un producto atractivo y con personalidad propia. A través de la figura de Steve Zissou, un oceanógrafo francés, Wes Anderson no reniega de su peculiar estilo para hacerle un guiño cruel al mítico Cousteau y a toda su tripulación, en el que brilla con luz propia un espléndido Bill Murray. En resumidas cuentas: Los Tennenbaums en el Calypso.
(crítica) 6.- Batman Begins. Una magnífica precuela de los Batman iniciados por Burton y destrozados posteriormente por el universo hortera de Schumacher. La sombría y fría historia de una venganza llevada al límite. Detrás de la cámara, la portentosa visualización de Christopher Nolan y, delante de ella, un conciso y eficaz Christian Bale. Y, para romper con el aire gótico de Burton y la estética de revista musical de lentejuelas del realizador de El Fantasma de la Ópera, el director británico opta por una fotografía y escenografía mucho más realista. Sin desperdicio alguno.
(crítica)

5.- El Jardinero Fiel. La industria farmacéutica puesta en la picota por el brasileño Fernando Meirelles. Denuncia social y política, una bella historia de amor y un toque de espionaje resumen un film compacto y valiente, con una de los finales más emotivos e inolvidables del año. Ralph Fiennes, con total corrección, se pone en la piel de uno de los personajes más bien escritos de toda la temporada.
(crítica)4.- La Memoria de los Muertos. El Gran Hermano en nuestras propias mentes, para regocijo de los más usureros de todos: el negocio de las funerarias. Homenajes fúnebres y un toque de fantástico. Una ópera prima sombría y funesta, con un Robin Williams magnífico. Un film académico y sobrio tras el que se esconde un canto a nuestra memoria; a esa memoria que, de vez en cuando, nos juega muy malas pasadas. Tras el jordano Omar Naim, su realizador, se esconde un Shyalam en potencia, pero en honrado y sin tantos giros falsos para deslumbrar a las plateas.
(crítica)

3.- Llámame Peter. Por fin un biopic original e inteligente. Calidad y guión unidos en perfecta armonía, en la que la escenografía y la concepción visual cobran especial relevancia en su narración. Y en el centro de la diana, un personaje complicado y único: el gran Peter Sellers. Un viaje por la vida de éste, orquestado a partir de guiños a su extensa filmografía y con la presencia de un inigualable Geoffrey Rush dando vida al cómico británico.
(crítica) 2.- Million Dollar Baby. Después de Mystic River, Million Dollar Baby. Eastwood está que se sale. Uno de los últimos clásicos en plena efervescencia (con permiso de Carpenter). Una historia de perdedores, enmarcada en el mundo del boxeo femenino y dotada de un giro final ciertamente crudo y emotivo. Difícil no conmoverse con la propuesta. A pesar de no creer en exceso en eso de los Oscar, en esta ocasión la estatuilla estuvo muy bien otorgada.
(crítica)

1.- Una Historia de Violencia. El film más compacto del 2005. Menos de hora y media de metraje son más que suficientes para golpear al espectador en donde más duele. Cronnenberg cambia de tercio, aunque sin abandonar por ello una de las mayores constantes de su filmografía: la de la degradación. En este caso, cambia la degradación física por la de la familia y urde una historia sangrante y brutal desde el mismísimo corazón de Norteamérica. Una maravilla: el American Dream a tomar por culo.
(crítica)

No hay comentarios: