Como ven, hace días que no actualizo el blog. Y no es por falta de ganas. Telefónica me tiene hasta los mismísimos... Desde el pasado lunes estoy sin línea. Y, por consiguiente, sin ADSL ¿Bonito, no?
El mismo lunes, al ver que era imposible realizar cualquier tipo de conexión a Internet o utilizar mi teléfono fijo, llamé con el móvil al 1002, el número de averías telefónicas. Me atendió una amable señorita, la cual me hizo conectar un teléfono a la entrada principal para comprobar que el error de la línea no fuera en el interior de mi domicilio. Tras certificar que el error persistía, me aseguró que se trataba de un conflicto de la línea exterior y que, en breve, solucionarían el problema.
La brevedad debe ser un concepto que no conocen los empleados de Telefónica. Eso fue el lunes. Estamos a miércoles. Llevo más de 48 horas sin teléfono ni ADSL. En estos momentos estoy posteando desde casa de mis padres... He realizado un sinfín de llamadas más al 1002. He hablado con todo tipo de voces. La amabilidad de la primera se ha ido convirtiendo en una aspereza creciente, tanto por parte de ellos como por la mía. Personalmente, empiezo a estar hasta los cojones de esta tomadura de pelo.
En las primeras llamadas de queja, reclamando de nuevo la línea, me dijeron que el plazo para este tipo de conflictos es de 24 a 48 horas. Que tomara paciencia. Y, ayer por la noche, en una de tantas reclamaciones más implorando poder estar conectado de nuevo, otra de esas voces informantes me aclaró que el plazo que tienen los técnicos para reparar mi teléfono es de... ¡¡¡48 a 72 horas!!! ¿En qué quedamos, coño?
Tengo claro que, esta tarde, cuando vuelva a llamar pidiendo explicaciones, algún que otro de estos personajillos, me jurará que el plazo de reparación está entre las 72 y las 96 horas. Y, así, poco a poco, hasta Navidad. O Año Nuevo...
Cada vez estoy más de los nervios. Tengo multitud de cosas que contarles... King Kong, Los Dos Lados de la Cama y el pertinente Ustedes Lo han Querido están, al igual que mi línea telefónica, en stand by. Y es que no puedo siquiera seguir los comentarios de ustedes.
Suerte que, al menos, el 1002 es gratuito. De tanto llamarles, acabaré haciendo amistad con todo el personal de esa empresa. Y es que, a cada nueva queja que hago, me pongo más insolente. Hoy, si me veo muy impotente ante el gallito (o gallita) de turno, le solicitaré que me pongan con el mismísimo Señor Telefónica.
Después de ser privatizada, Telefónica está peor que nunca. Y ahora, quieren hacer lo mismo con Sanidad... Tutatis nos pille confesados...
Cuando pueda y alguna ánima bendita me dejé su ordenador, volveré a estar con ustedes. Espero que Papá Noel llegue a mi línea antes de Navidad.
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