8.3.05

You're the Top... You're Cole Porter

En 1946, el artesano Michael Curtiz estrenó una de sus peores películas, Noche y Día. Se trataba de un biopic sobre Cole Porter, protagonizado por Cary Grant y en el que se daba repaso a la vida y obras de ese personaje, uno de los mejores compositores musicales del siglo XX, aunque bajo un punto de vista un tanto cursilón y absolutamente falso en todas las citas más directas sobre su vida privada, pues en su metraje no había ni una sola referencia a su homosexualidad.

Han pasado muchos años desde ese film y, hasta ahora, no se había vuelto a tocar la accidentada vida de Porter desde la pantalla grande. Gracias a De-Lovely podemos por fin conocer una realidad más aproximada sobre ese mítico personaje, sin titubeos ni verdades a media. Se trata del nuevo trabajo del realizador neoyorquino Irwin Winkler; una película que, por desgracia, ha sido estrenada en nuestro país de tapadillo, sin casi ningún tipo de publicidad. Hace una semana escasa que saltó de la cartelera barcelonesa, aunque, gracias, al DVD, he podido rescatar lo que en realidad se trata de una pequeña joya cinematográfica.

Es una lástima que este film haya pasado de manera tan desapercibida, pues se trata de un biopic ciertamente envidiable ya que al contrario, por ejemplo, de la beneplácida y falsa Ray, se acerca mucho a lo que, en realidad, debió ser la biografía del genial Cole Porter. Igualmente a la inversa del tratamiento que del mismo hizo Curtiz en la citada Noche y Día, película que, por otra parte, también es mencionada, con cierto cinismo, desde el mismo De-Lovely.

La película de Winkler está narrada desde el punto de vista del musical. No se asusten con ello aquellos a los que no les guste el género, pues incluso es tan atípica en este aspecto que se salta las normas del mismo constantemente, ya que a su realizador, en esta ocasión, le ha encantado transgredir, en toda regla y con excelentes resultados, los esquemas narrativos más clásicos.

De-Lovely es una especie de fantasía visual y musical en la que se hace un repaso a ciertos fragmentos de la vida de ese músico desde el personalísimo punto de vista del propio Porter, justo en el momento de su muerte y durante una entrevista, un tanto teatral, con el mismísimo Arcángel Gabriel. Para ser más exacto, aclararé que la película se centra, ante todo, en la extraña relación que mantuvo con su musa y esposa, Linda, una mujer atractiva, perdidamente enamorada de su marido y al que permitía (o, mejor dicho, toleraba) sus numerosos devaneos sexuales con otros hombres.

Esa peculiar relación, establecida entre Cole y Linda, es el eje central sobre el que gira la mayor parte de la acción del film, sin olvidar, por supuesto, el colorista retrato de los episodios de más inspiración exitosa del compositor, así como su inevitable faceta de declive como creador. Esa especie de pacto materno-filial, en el que ella ejercía de protectora, aconsejándole e intentando frenar sus desmanes, mientras éste, encegado en poseer a otros hombres, nunca dejó de amarla a ella (ni ella a él, por supuesto), es lo más atractivo y lo que que mejor funciona en la interesante cinta de Winkler, pues gracias a su claro y bien escrito guión, se entienden a la perfección las extravagancias del matrimonio Cole, convirtiendo lo que podría resultar difícil de comprender en la cosa más lógica y normal del mundo. No en vano, aparte de ese guión, las magníficas interpretaciones de Kevin Kline y Ashley Judd, dando vida a esa pareja de atípicos enamorados, juegan un papel muy importante en De-Lovely. No tan adecuado estuvo, sin embargo, el equipo de maquillaje, ya que el envejecimiento al que se ve sometido el personaje de Porter, acaba convirtiendo a Kline en el alma gemela del desaparecido Ray Milland, pero en versión Spitting Image. Pero ese perverso detalle, al lado del resto de la película, es una nimiedad excusable al cien por cien.

Otro aspecto determinante de su buen funcionamiento se encuentra en la música, en su mayor parte formada por las entrañables e inmortales composiciones del propio Cole Porter y, en algunos casos, interpretadas por la desafinada voz de Kevin Kline. Y eso no es problema alguno, ya que según cuentan (y tal cual se cita en la cinta), era un excelente compositor pero un pésimo cantante. Pero no sólo Kline pone la voz en las canciones, pues en ella han participado varias estrellas de la música actual que, en una u otra ocasión, en sus propias grabaciones, han utilizado algunos de los estándares del legendario músico. Así, entre otros, podemos ver en pantalla a gente como Diana Krall, su esposo Elvis Costello o Robbie Williams, recayendo precisamente sobre este último la interpretación del tema que lleva el título de la película, De-Lovely.

Lo que se podía haber convertido en un pasaje lacrimógeno y tramposo, está tratado con una delicadeza exquisita, conduciendo toda la dramática parte final del film de la manera menos agresiva posible para el espectador. O sea, rehuyendo falsos sentimentalismos y utilizando las composiciones musicales del autor para adornar ciertos momentos muy significativos.

Si se les escapó en su estreno (la cosa más normal del mundo), recupérenla ahora a través del vídeo-club. Les aseguro que vale la pena. Y mucho. Es todo un modelo a seguir a la hora de hacer nuevos biopics. Al menos, éste parece muy honrado. Y original. Y eso, hoy en día, es muy de agradecer.

Por cierto, ¿por qué los excelentes Kevin Kline y Ashley Judd se prodigan tan poco últimamente por la gran pantalla? ¿Los acaparadores Jude Law y Nicole Kidman les estarán usurpando sus papeles?

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