Descubrió a Sophia Loren en La Strada devorando una Mortadela; contrajo Matrimonio a la Italiana con ella y la lanzó al estrellato internacional, no sin antes demostrarle su Virilidad a la Italiana. Él era Carlo Ponti, un productor que, en muchas de las ocasiones, brillaba por encima del director de sus películas. Un hombre cuya desaparición significa un duro golpe para la cinematografía italiana y que, con todos los honores, merecería ser enterrado en una tumba rodeada de esplendorosos Girasoles. Malas lenguas aseguran que fue el propio Doctor Zhivago quien firmó el acta de defunción. Se Acabó el Negocio aquí en la Tierra para el nuevo pasajero hacia la eternidad.
El innegable poder de Ponti en su país le asemejaba a Un Americano en Roma, pues entre sus manos se manejaba todo El Oro de Nápoles. Su poder era tan convincente que la pregunta sobre su posible condición de Hombre o Demonio corría por las calles de Italia de boca en boca. Algunos aseguran que este fin de año llegó a bailar su último Mambo al lado de La Romana Sophia, esa Bella Campesina que descubrió al lado de Vittorio de Sica en 1955. Vivió tiempos de Guerra y Paz al lado de su esposa, a la que llamaba cariñosamente Lady L, ya que en su vida jamás hubieron Dos Mujeres distintas.
Un Confidente me chivó que, cuando por las noches acudía a Boccaccio’ 70 a tomar unas copas, siempre lucía en su ojal una Orquídea Negra como símbolo de distinción. Su reputación le acercó a personajes un tanto oscuros, como el polémico Landrú, lo cual hacía que Los Carabineros estuvieran las 24 horas del día tras sus pasos. Pero él, con esa clase que le caracterizaba, siempre demostró El Desprecio necesario para con la pasma, aunque cuando subía a un ferrocarril para realizar ese largo Viaje que cruzaba El Puente de Cassandra en toda su extensión, ese transporte se convertía en uno más de aquellos Trenes Rigurosamente Vigilados, a pesar de que en esos momentos La Hija del Ferroviario se trasformaba en su más fiel aliada.
Por desgracia, la suya no ha sido una Muerte en Roma, su tierra natal, pues nos ha abandonado en Suiza. Su entierro transcurrirá durante una Una Jornada Particular, al que asistirán Brutos, Sucios y Malos; Pupa, Charlie y su Gorila; La Mujer del Cura y numerosa Gente de Respeto. Y, a buen seguro, siempre estará presente El Reportero sagaz que tomará nota del acto.
A Carlo Ponti y su cine lo recordaremos Ayer, Hoy y Mañana. Descanse en Paz.
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