21.11.04

Cine negro a la gabacha

Siempre he tenido una fuerte atracción por el cine del francés Jean-Pierre Melville, el hombre que mejor supo aprovechar la influencia del cine negro americano para trasladarlo a su propio ambiente y al que, por otra parte, otros cineastas actuales reputados han homenajeado desde sus películas, como es el caso del realizador de Collateral, Michael Mann, quien demostró esa simpatía desde su película más completa hasta la fecha, Heat.

Esta mañana he desempolvado un viejo VHS de la estantería y me he dispuesto a recuperar El Confidente, uno de los trabajos de Melville que siempre me había quedado relegado dentro de su interesante filmografía. Y uno de esos sobre los que leía, cada dos por tres, referencias tildándolo de una de las obras maestras del género. Sólo de pensar en lo que llegué a disfrutar viendo, hace años, Le Samourai (aquí mal traducida por El Silencio de un Hombre), he iniciado el visionado de El Confidente.


Sólo empezar, la película promete. Y mucho. Todo pinta bien. Un blanco y negro excelente. Maravillosa versión original subtitulada (eso es aparte, pero influye en la apreciación personal final). Personajes duros, solitarios, silenciosos, de esos que van todo el día enfundados en una gabardina y con el sombrero calado, de los que soportan la fuerte lluvia sin paraguas, pues siempre llueve a borbotones en cintas como ésta. Todos provienen de los bajos fondos y no hay ni uno de bueno, aunque todos caen bien. Todos beben whisky o bourbon, no conocen el agua mineral. Uno de ellos acaba de cumplir condena en prisión y está dispuesto a cometer el golpe definitivo (vaya, como todos los recién salidos del talego en el cine negro). En el grupo elegido para la faena parece haber un delator. Pero no todo queda allí. Todo resulta mucho más confuso y rocambolesco. En la intriga se mezclan un par de mujeres codiciadas, el peligroso dueño de un garito parisino (el Cotton Club), un crimen algo confuso, una fortuna en joyas robadas, unos cuantos millones en francos franceses y una pistola, prueba única del indefinido asesinato.

El posible soplón es Silien, un jovencísimo Jean-Paul Belmondo, cínico y decidido, que, en esa época (iniciados los 60) daba el tipo a la perfección en esos papeles. El ex convicto es Maurice, un tal Serge Reggiani, un hombre adusto, de facciones similares a las de Rowan Atkinson y el propietario de local es Nuttheccio, el gloriso Michel Piccoli, marmóreo y gélido como nunca. Entre los tres se iniciará un perverso juego de engaños, mentiras y traiciones. Un juego que, con posterioridad, ha sido emulado y copiado infinidad de veces en el cine más actual.

La cinta está cargada de buenas intenciones. Es original en cuanto a su trama se refiere, siempre teniendo en cuenta su fecha de estreno, 1962, y perfecta a la hora de transponer la cultura yanqui a la parisina. Y, aparte de esa violenta implícita y la dureza de su historia, al igual que hacía John Ford, Melville nos ofrece una inmensa alabanza a la amistad masculina. A la verdadera amistad, A esas amistades que se inician a través una mínima corriente de simpatía, sin otro interés de por medio.

Pero la lástima es que El Confidente se queda ahí. No avanza por culpa de su ritmo enquilosado. La cinta resulta lenta y desmesuradamente pausada. Y enrevesada, ya que se manifiesta muy complicada en su trama, cuyo guión, por otra parte, no está muy bien explicado del todo, quedando algunos cabos sueltos en su narración y, recurriendo, en su tramo final, a un forzado flash-back explicativo de esos que siempre he odiado bastante. De los que, en cuatro minutos, colocan todo (o casi todo, mejor dicho) en su sitio. Y aún hay más, ya que su final se me antoja moralizante. Moralina de la barata. Aunque, en el fondo, excusable. Eran otros tiempos y el delincuente, en el cine, cayera bien o mal al espectador, merecía su castigo.

De obra maestra, como han dicho muchos, nada de nada. Eso sí, de originalidad e intenciones loables todas las que quieran. Pero, a pesar de los pesares, Melville seguirá siendo uno de los grandes. Nada, que por mucho que me haya defraudado, El Confidente tiene sus momentos de buen cine y, aunque sólo sea por eso, al hombre lo sigo colocando al lado de Truffaut, en lo más alto de la escalinata.


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Comentarios recuperados de HaloScan (a 20/03/2005)

¿Y no comenta si prefiere "Círculo rojo" o aquello de "La legion de las sombras" ?

Venga, diga su preferida.

[Soi lso títulso no son correctos o se cruzan la culpa es de mi cabeza: Aviso]
Jónatan S. Homepage 11.22.04 - 10:37 pm #

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Me quedo con la fuerza de "Círculo Rojo". "El ejército de las sombras" (ese era su título español) se me antojó un tanto cargante y aburridilla. Demasiado metraje para algo tan manido, aunque con la corrección narrativa habitual en ese hombre.
Spaulding Homepage 11.23.04 - 7:58 am #

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