Es la segunda vez que me siento ante una pantalla e intento descubrir que diablos posee Harold y Maude para que haya logrado tener, a sus espaldas, una considerable legión de fans y de defensores a ultranza. Personalmente, sigo sin encontrarle nada al sobrevalorado film. Tan sólo un elevadísimo grado de pedantería para envolver a una poco creíble historia de amor entre un adolescente malcriado y una anciana hiperactiva. Tanta es la pasión levantada por este producto que diez años después de su estreno, en los 80 y amparándose en el guión original de Colin Higgins, se llevó a los escenarios de Broadway una versión musical del mismo. Para alucinar pepinillos.
Hal Ashby, su director, siempre ha sido el enfant terrible de Hollywood, el barbudo melenudo, drogadicto y hippie que asusta por las calles, con su presencia, a los altos gerifaltes de las majors. Una especie de hombre del saco, del que se aprovechó su figura para hacer una divertida (aunque destructiva) caricatura suya en La Pareja del Año. Es de suponer que, gracias a su postura rebelde y transgresora en contra del sistema establecido, consiguió una fuerte corriente de lógicas simpatías que, inevitablemente, hicieron que su segundo largometraje, Harold y Maude, se ganara la inmerecida etiqueta de film de culto.
La película cuenta la extraña relación entre un joven adolescente, fascinado por la idea de la muerte, y una anciana, cercana a cumplir los 80, cuya máxima distracción en la vida es asistir a funerales y entierros, aparte de robar todo tipo de vehículos a motor para utilizar en sus desplazamientos.
El joven es Harold, un crío insolente cuyo principal entretenimiento es montar grotescas y fúnebres perfomances, en las cuales, para desesperación de su madre viuda, finge su propia muerte mediante variopintos estilos de suicidio. Ahorcamientos, tajos en el cuello, balazos en la frente... todo un compendio de veleidades mortuorias que le conducirán a la consulta del psiquiatra.
Ella es Maud, la viejecita, una mujer de ideas liberales que, en su juventud, había sido activista de izquierdas en todo tipo de actividades antigubernamentales. Ecologista y de ideas progresistas, está dispuesta a abandonar este mundo justo el día en que cumpla los 80 años.
No hay mejor terapia para el joven Harold que enrollarse con Maud. Ni psiquiatras ni tíos militares y autoritarios para ponerlo en vereda. Las arrugas de Maud serán la mejor medicación para su autodestructiva depresión. Y Hal Ashby, su realizador, enfatiza, mediante diálogos rimbombantes y pretendidamente cultos, cada uno de los encuentros entre el niño y la abuela.
Un imberbe Bud Cort es el actor que da vida a Harold. Su interpretación, en contraste con la de Ruth Gordon, su partenaire, es de lo más sobrio que se puedan imaginar, pues ella opta por la sobreactuación más inaguantable, en donde los saltitos y los gestos exagerados se convierten en su máxima expresión física. Una pena de mujer, vaya.
La verdad es que Harold y Maude es una inmensa tomadura de pelo. ¿Una comedia de humor negro? ¿Un melodrama sobre amores imposibles? ¿Un canto a la vida? ¿Un canto a la muerte? ¿Una incitación a la anarquía y a la contracultura? Sólo Ashby sabe en realidad lo que se propuso con este film, a pesar de que sus defensores encontrarán mil y una lecturas diferentes a los amoríos del suicida y la anciana rebelde. Yo sólo intuyo mucha pretenciosidad y unas tremendas ganas de escandalizar. Y para ello, con la única finalidad de provocar reacciones revulsivas en la platea, nada mejor que jugar con el suicidio, la muerte y una relación amorosa contranatural, temas tabú en la sociedad occidental desde tiempos ancestrales.
No quisiera que piensen que juzgo la película desde un punto de vista moralista, ni mucho menos. Saben de sobras, aquellos que llevan tiempo leyéndome, que no es así. Sencillamente, pienso que Harold y Maude es un peñazo de mucho cuidado; un engreído y falso ensayo cinematográfico realizado para fomentar aún más la imagen de indisciplina de su director. Y poca cosa más, aparte de los machacones temas musicales que, para la ocasión, compuso Cat Stevens y que, cada dos por tres, acompañan de fondo a las correrías de la pareja enamorada.
Por suerte, años más tarde, gracias a El Regreso y, sobre todo, a la magistral Bienvenido Mr. Chance, logré reconciliarme con Hal Ashby.
Por cierto: ¿sabían que en su estreno español, al título de Harold y Maude le añadieron, entre paréntesis, el alucinado subtítulo de Joven Chalado Millonario Seduce a Vieja Chiflada?
20 comentarios:
si no entiendes esta peli estas majareta... lejos... en tu cabina telefonica que juras cool...mas pretencioso que tu propia idea de hashby
Pues vale.
Es una pelicula PERFECTA. que tu no la entiendas es otra cosa...
A mí me parece una película magnífica y no me explico, por como intuyo que eres, que no la hayas entendido.
Gracias de todos modos por hacerte eco de ella y, principalmente, por tu blog.
Si un día pasas por Brasil, te invito a que te pases por mi orelhao.
Recien la vi y me encanto... y cada quien sus gustos no se vale que digan esta mala o buena quienes son para juzgar?? Hablen en primera persona!!!
De acuerdo con todos los comentarios. señor spaulding. Parece que pasas inadvertidos muchos de los detalles del film esenciales para disfrutarla.
http://transgresioncontinua.blogspot.com.es/2012/12/harold-y-maude-ecos-de-vida.html?m=1 puede que nos convenga contrastar semejante pedrada con esta otra vision
,La pelicula me pareció un canto a la vida,me encantó
Yo la acabo de ver y me pasó igual. Es un filme sobrevalorado. Al principio me divirtió mucho la idea del joven suicida y la vieja (si tanto amaba la vida ¿por qué iba a los funerales?). En realidad la película se cae a la mediahora. La relación amorosa totalmente injustificada, sin sentido.
Es una encantadora película, pero depende de la mentalidad de cada persona, para encontrarle el verdadero significado.
Y a ti te parece pretenciosa esta película? Se ve de lejos por qué te gusta usar tanto esa palabra...Relees tus ''críticas''?
Entiendo que no te guste pero en mi opinión deberías de argumentarlo mejor.
Creo que sólo quien tiene el privilegio de ver la vida desde los ojos de Maude puede disfrutar de esta película.
La peli me fascinó siendo muy jovencita pero con la perspetiva del tiempo te diré que estoy de acuerdo con tu lúcido análisis...
perspectiva, perdón...
Enhorabuena por el blog. En fin, sobre gustos no hay nada escrito. Aunque que considero que valoras la película fuera del contexto histórico, o sea, que has realizado una valoración personal actual sin tener en cuenta las múltiples circunstancias culturales, sociales, morales, ¡ay, ni aún cinematográficas! tan asumidos en el inconsciente colectivo de aquella época. Vista la película hoy, resulta desconcertante y en muchos otros aspectos incomprensibles. Luego resulta elemental el planteamiento del director y el propósito de la película acorde con el Revival Hippie del momento adaptándose a ese modo tan naif de interpretar las emociones e ideas. Me resulta una película interesante con todas mis reservas al argumento y sus digresiones pero con solventes interpretaciones que incluso salvan el incrédulo desenlace con exitus y banjo. Saludos.
vaya no faltan los faltos de comprensión hacia "lo humano", todo aquello que sale de su mundillo materialista e irracional no sirve, por favor esto es la realidad del mundo, nada mas que nos hemos encargado de estropearlo y destruirlo, excelente película e idea.
Venga, hasta luego majo! ������
Es una pelicula genial, encantadora, y como dijo alguien un canto a la vida.
Algo envejecida, pero sigue siendo una himno a la vida... No comparto en absoluto tu opinión, y mas cuando hablas de temas machacones de Cat Stevens...
A mi me gusta la escena frente a la bahia, donde la anciana se clava un bruto raquete de cocaina y luego le tira piedras a las gaviotas, mientras conversa con el muchacho sobre la futilidad de la vida, la hipocrecìa de la sociedad, la alienaciòn, el consumo, la derecha, la izquierda, el transhumanismo, la sobrevaloracion del sexo, y la pretenciosa ambiciòn de creerse inmortal solo por saber que el fin del mundo nunca nos alcanzara antes de tiempo.
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