22.9.07

Buena gente

ALONSO, Plácido – 33 años, casado y padre de una ingente prole. El pago de una de las letras de la compra de un motocarro, a punto de vencer, le acarreará uno de los mayores quebraderos de cabeza de su vida, al tiempo que le alejará de su familia en una noche tan señalada como la de Navidad. Buena parte de sus mínimos ingresos económicos proceden del trabajo de su esposa, encargada en unos lavabos públicos de Manresa (Barcelona).

BAILEY, George – 38 años, casado y padre de familia; sordo de un oido debido a un accidente infantil. Regenta, junto a su tío Billy, una pequeña cooperativa destinada a gestionar préstamos e hipotecas para los vecinos más necesitados de Bedford Falls, su localidad natal. Sacrificó su prometedor futuro y su propia luna de miel para paliar los efectos de la Gran Depresión entre sus conciudadanos. El día antes de Navidad, un descuido en la gestión de la empresa por parte de su pariente y una mala jugada de un maquiavélico banquero, situarán a él y a su humilde clientela en bancarrota. El suicidio será la desesperada opción que elija al sentirse directamente culpable de la desgracia.

“BUD” BAXTER, C. C. – 35 años, soltero y empleado en una gigantesca casa de seguros neoyorquina. De metódicas costumbres, hábil en la cocción de spaguettis y ducho en pasar muchas horas a la intemperie. Loquito por conseguir el amor de la guapa ascensorista del edificio en el que trabaja, descubrirá que su excesiva bondad le podría haber arruinado la vida. A pesar de su buen carácter, sus vecinos siempre le han tomado por un playboy juerguista y vicioso.

FINCH, Atticus – 46 años, viudo, con dos hijos a su cargo y ejerciendo como abogado en una pequeña población de Alabama. Durante sus horas de trabajo, Calpurnia, una mujer de raza negra, cuida de sus pequeños. Un hombre honrado, consejero excelente y buen padre. Defensor incansable de la igualdad y la justicia. A los ojos de sus hijos, se convirtió en el mayor héroe del mundo al terminar con la vida de un perro rabioso que les podría haber atacado. Entre sus facultades se encuentra el saber aguantar estoicamente el escupitajo de un ser ruin y tolerar, a la perfección, las gamberradas de sus dos niños.

MARIAN – Conocida también como Lady Marian. A pesar de contar con 56 años, aún conserva un cierto encanto. La soledad y la tristeza, tras la partida de su amado para luchar en Las Cruzadas, la llevarán a recluirse en un convento. Tan fuerte es el amor que siente por su hombre que, a la vuelta de éste y a pesar de regresar reumático y achacoso, se mostrará capaz de seguirlo hasta donde él le pida.

RAFAEL – Más conocido por El Manso. 43 años y propietario de una carnicería en una localidad cercana a Madrid. Un tipo solitario, tristón y de buen corazón. Sufre en silencio el dolor de una castración. Enamorado de una joven embarazada y maltratada por su novio, adoptará a ésta en su domicilio y reconocerá, como suya, a la criatura a punto de nacer. Tres años después de haber contraído matrimonio con ella, acogerá también al antiguo compañero de ésta bajo el mismo techo, ofreciéndole incluso trabajo como dependiente en su pequeño negocio.

RODRÍGUEZ, José Luis – 32 años y enterrador de profesión. Soltero y a punto de contraer matrimonio con Carmen, la hija de Amadeo, un hombre mayor al que le falta poquísimo para dejar de ofrecer sus servicios al país como verdugo. José Luis es un tipo tranquilo y reposado. Su boda con Carmen le supondrá uno de los mayores altibajos de su vida pues, según la normativa vigente en la España de los años 60, se verá obligado -por herencia- a sustituir a su suegro cada vez que se tenga que utilizar el garrote vil.

TABER, Roslyn – 35 años. Una perdedora innata, recién divorciada y angelicalmente ingenua. A pesar de su madurez, su belleza y su cuerpo aún exuberante, siguen levantando pasiones entre los hombres. Sus numerosos desengaños amorosos, no serán obstáculo alguno para que se sienta atraída por un viejo vaquero 25 años mayor que ella. Las ansias de libertad de éste conjugarán, a la perfección, con el espíritu soñador de ella.

THAYER, Ethel – 75 años y ama de casa. Casada con Norman Thayer Jr., un hombre casi de su misma edad al que llama, cariñosamente, su viejo bobo. Aquejada de Parkinson en estado avanzado, una de sus mayores virtudes es haber convivido, durante más de medio siglo, al lado de su marido, un cascarrabias de mucho cuidado, y seguir amándole igual que el primer día. Con la ayuda de su nieto, un espabilado chaval menor de edad, logrará suavizar las malas relaciones que siempre tuvo su esposo con Chelsea, la hija, ya cuarentona, fruto de su matrimonio.

VANDERHOF, Martin – 60 años, culto, educado, dotado de un gran sentido del humor y de un corazón inmenso. Fumador de pipa empedernido, ha de utilizar unas muletas para valerse en su entorno diario. A pesar de su precaria situación económica, acoge en su domicilio a todo aquel que necesite cobijo y un techo bajo el que dormir; así, entre sus huéspedes, se puede encuentrar gente de todo tipo, desde saltimbanquis rusos a enfebrecidos pirados por la pirotecnia. El Estado se ensañará con él y le amenazará con embargarle la casa, el único bien de su propiedad. De todos modos, con cuatro palabras bien dichas, sabrá poner a los inspectores de hacienda en su justo lugar.

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