Gruñón, "malcarat" y criticón. Hace años perdió su sentido del humor en algún lugar recóndito y, en la actualidad, sólo sueña con retirarse al interior de una cabina telefónica.
24.7.05
El hombre de las 1.000 caras
Y, a partir de mañana, le llamaremos sencillamente Peter.
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