19.7.05

Asmageddon

Ayer por la tarde me apetecía ver algo sin complicaciones. Un film sencillo, de esos para matar una tarde aburrida. Un producto sin pretensiones. Y, finalmente, opté por un thriller que se me escapó en su estreno en salas comerciales. Se trata de Atrapada (Trapped). Un casting más o menos interesante, capitaneado por Charlize Theron y Kevin Bacon y dirigido por el irregular Luis Mandoki.

Un producto al uso, sin sorpresas. Atrapada gira entorno al secuestro de una niña por parte de un grupo de tres personas. Un rapto tras el que, en realidad, se encuentra una venganza hacia el padre de la criatura. Mandoki usa, para ello, todos los tópicos del género. Y los usa mal. La niña, por ejemplo, tiene que ser asmática; una premisa que parece obligatoria en todas las películas en las que se secuestra a algún pequeño. Enferma y sin la medicación a mano, lo que en parte desbaratará un tanto a los malandrines que se han quedado a la joven.

La pobre niña con asma es Dakota Fanning, sin lugar a dudas lo mejor de todo el insustancial producto. La más profesional de todos, pues Charlize Theron, la madre sufridora, sólo aprovecha para lucir su atractivo palmito cada dos por tres, mientras que el perverso secuestrador, un descabellado Kevin Bacon, sobreactúa a sus anchas mientras intenta, a toda costa, beneficiarse del cuerpo de la tentadora (y sufridora) Theron. Y es que el plan establecido para llevar a cabo el secuestro (y su posterior rescate) es de lo más ilógico jamás visto. Tomen nota y nunca delincan de manera tan patatera como lo hace el terceto comandado por Bacon: mientras un tipo gordo y bonachón se queda con la niña, la esposa de Bacon (una destartalada Courtney Love) se traslada hasta un hotel lejano en el que el padre de la pequeña, un famoso anestesiólogo, se hospeda durante un congreso. La Love se encargará de frenar los impulsos del médico. Bacon hará lo propio, pero quedándose en el lujoso domicilio del galeno viajante, con la malsana intención de retener y tirarse a la desesperada madre. Difícil llevar a buen puerto tan absurda estrategia.

Mandoki no domina el ritmo del thriller. Bueno, en realidad domina muy poco eso del cine. El hombre salta de error en error. Es incapaz, incluso, de sacar provecho de un actorazo como Bacon. Y eso es imperdonable. Arranca bien, no voy a engañarles. O sea, en su primera media hora, la película incluso promete. Pero, a marchas forzadas (y más o menos con la aparición de una extremada Courtney Love), entra en un delirio narrativo que no conduce a parte alguna. Todo se desmadra en exceso. La madre y el presunto violador. El padre y el presunto putón verbenero. La niña y el raptor obeso. Separados pero más unidos que nunca. Ese canto familiar que, en los últimos años, empieza a atufar en demasía desde numerosos productos norteamericanos.

Y cuando todo está patas arriba, llega el gran final. Epatante. Acción al precio que sea. El guión es lo de menos. La bufonada delirante ya está servida. El anestesista se convierte en un imitador de James Bond. El putón verbenero empieza a ceder ante él y se convierte en su buena aliada. El arrepentimiento no tiene enmienda. Y, ambos, casi cogiditos de la mano, montarán un número circense, a bordo de una avioneta, que terminará en una explosión de efectos especiales y de accidentes automovilísticos en medio de una transitada autopista. Bacon es el más malo de todos. El gordo es tonto del culo. Y la Love, con esa pinta de guarra que me lleva, demuestra que aún tiene su corazoncito.

Después de ver Atrapada y recordando otros films similares, he llegado a un par de conclusiones. Elijan la que más les convenga. O una o la otra. O los secuestradores de niños son unos gafes de tomo y lomo o, en caso contrario, todos los niños de hoy en día son asmáticos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ay, yo la acabo de ver y estuvo curiosa. Me gustó :)