¿Se acuerdan ustedes de Álvaro Vitali, ese excelso actor italiano que en su época de máximo esplendor, durante los 70 y 80, participó en una serie de películas en las que dio vida a un rocambolesco personaje que atendía por el nombre de Jaimito? Bueno, en realidad, su nombre, en las versiones originales, era casi siempre diferente (desde Pierino a Peppino, pasando por Beccafico), pero por esas extrañas cosas del doblaje y el marketing español, aquí le encasquetaron el de Jaimito.
Jaimito: un adolescente calenturiento y un tontolculo integral. Para aquellos que no conozcan la magna obra cinematográfica de ese actor (desde finales de los 90 relegado, en su país, a rancias colaboraciones televisivas), y para que se hagan un poco la idea del tipo de productos que lanzaron a la fama a su popular personaje, les citaré algunos de sus títulos más preciados: La Estudiante, el Rector y Jaimito el Playboy; Jaimito y la Enfermera Arman la Guerra en el Hospital; Jaimito el Chulo; Jaimito Contra Todos y Jaimito Delantero Centro.
Creo que ahora, a principios del siglo XXI, sería el momento ideal de recuperar a ese mentecato que, con tanta arte y pasión, creo Vitali. Para ello, teniendo en cuenta la madurez de un actor que ya sobrepasa la cincuentena, valdría la pena que se tratara de una cara nueva, en el mundo del cine, quien resucitara la figura de Jaimito.
Creo haber descubierto al actor ideal, y con todas las constantes perfectas, para interpretar a un botarate baboso, calentorro y despreciado por su entorno más directo. De hecho, ni tendría que actuar demasiado para dar credibilidad a las andanzas de ese anti héoe italiano por excelencia. Es más; por primera vez, Jaimito sería muy nuestro: un español de pura cepa. Hijo de torero y tonadillera. Un joven al que hay que separar con urgencia de sus malas compañías.
Por favor, señor productor: si usted está leyendo estas líneas, busque y contrate lo más rápido posible a Paquirrín. Con él, en el rol del nuevo Jaimito, a buen seguro conseguirá un éxito taquillero sin precedentes que, al igual que ocurrió en la época dorada de Vitali, podría convertirse en una larga saga que aumentaría su ya envidiable fortuna. Usted, señor productor, alcanzaría con ello un estatus jamás soñado con anterioridad, al tiempo que haría una gran obra de caridad. Piense que, con ese millonario contrato, salvaría de la calle, la droga y los prostíbulos a un pobre ser indefenso al que sus propios amigos maltratan constantemente. Títulos como Jaimito, la Fiera del Lupanar o Jaimito, un Crack Para el Real Madrid, harán de su empresa todo un imperio.
1 comentario:
Maese Spaulding ¿es usted consciente de que en este post fue usted pitoniso? Mire, mire:
http://www.telecinco.es/jaimito/
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