La idea inicial de Salir Pitando parte de un suceso real que, durante un partido de fútbol de Liga Española (en el cual estaba implicados el Zaragoza y el FC. Barcelona), terminó en escándalo público a raíz del protagonismo excesivo (y surrealista) de dos de los miembros de la tripleta arbitral; un escándalo que, por otra parte, dejó en herencia, a los aficionados a tal deporte, una frase para la posteridad: “¡Rafa, no me jodas! ¡me cago en mi madre”!; o sea, la imploración de un árbitro a su asistente para evitar un mal mayor.
Pero, dentro de la estructura del film de Fernández Armero, el citado chascarrillo tan sólo pasa a tener un lugar anecdótico. De hecho, ésta es la chispa que puso en marcha el engranaje orquestado por el propio realizador en compañía de su guionista, Juan Cavestany. Un guión inteligente que dio pie a una comedia alocada; siempre al límite de la astracanada, aunque sin caer jamás en ella. Su ritmo es el adecuado, casi imparable: no decae en ningún momento y respeta, dentro de sus posibilidades, los cánones de la comedia clásica... a pesar de su clara vertiente al más puro spanish show.
Es un film sobre fútbol pero con muy poco fútbol, a excepción de sus últimos quince minutos de proyección, en los cuales se asiste a un decisivo partido de final de liga, entre el Recreativo de Huelva y el Valencia; un partido que tiene más de virtual que de real ya que, entre otras cosas, el realizador echa mano, con acierto, de las mismas técnicas con las que Robert Zemeckis logró relacionar a su Forrest Gump con todo tipo de personajes legendarios. En Salir Pitando, la (muy creíble) tripleta arbitral protagonista del film, se paseará, como Pedro por su casa, por el césped del Nuevo Colombino sin haber estado nunca en él; mientras, los futbolistas y sus jugadas, fueron insertados gracias a la filmación de una competición que enfrentó a ambos equipos.
De todos modos, la historia se centra, ante todo, en el accidentado viaje que, durante un fin de semana, ha de realizar el atolondrado José Luis Pérez desde Madrid, su ciudad de residencia, hasta Huelva, lugar en el que tendrá que arbitrar una confrontación histórica. Un hombre de negro que lleva más de un año alejado de los campos profesionales debido a un grave error durante una de sus intervenciones. Deprimido además por su reciente separación matrimonial, deberá afrontar su regreso al mundo arbitral con todo el valor posible. Un José Luis Pérez al que da vida, mediante una magnífica interpretación, un desconocido e imponente Guillermo Toledo; un José Luis Pérez que, aparte de llevarse fatal con Rafa –el linier que le acompaña en su peregrinaje-, cargará sobre sus espaldas con el jocoso pitorreo causado por el descubrimiento de un secreto que mantenía oculto de su propio apellido.
Javier Gutiérrez y Antonio de la Torre son los dos actores que secundan, a la perfección, el brillante trabajo de Toledo. Rafa y Juanfran respectivamente; los dos hombres del banderín que, desde las bandas y con sus apreciaciones sobre el terreno de juego, pueden llegar a alterar la decisión final de su jefe. El primero acarrea ciertos problemas de índole personal con José Luis Pérez; el segundo, el chistoso de la función, es un tipo más autónomo aunque un tanto descerebrado. Una tripleta arbitral que, gracias a sus peculiares características, en nada desentonaría en los estadios de fútbol de nuestro país.
Salir Pitando: un film, que pese a su poco atractivo título, vale la pena tener en cuenta. Una comedia fresca, sin altibajos y con un ritmo trepidante. Sencillamente billante; un gol a favor del Armero.
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