Con viciosos como el Leblanc, todo tiene explicación:
30.11.08
Documentos Spaulding: En tiempo de crisis, drogas baratas...
Con viciosos como el Leblanc, todo tiene explicación:
28.11.08
Ustedes lo han querido: EL PROTEGIDO

En la película, Shyamalan traspasa los arquetipos del mundo del cómic a la vida real a través del nacimiento de un superhéroe y el seguimiento (e instigamiento) que de éste hace un pirado por el universo de las viñetas. El primero es Bruce Willis, David Dunn en el film, el único superviviente de una catástrofe ferroviaria; el segundo es Samuel L. Jackson, aka Elijah Price, un tipo enfermizo (y quebradizo) y amante de los tebeos de superhéroes. Indudablemente, tanto Willis como Jackson, se convierten, por sus excelentes interpretaciones, en el plato fuerte de la función... a pesar de que el primero se apoya un tanto en las constantes depresivas del psiquiatra que interpretara en El Sexto Sentido (aunque sin peluquín y rapado al cero).

Shyamalan, acertadamente, se mueve entre el melodrama y el thriller, apostando incluso más por la parte directamente dramática que por la otra. Su intención primordial (y conseguida) es la de mostrar los miedos e inseguridades del personaje interpretado por Willis y las obsesiones imposibles y descabelladas de Jackson. De hecho, cuando entra en la parte teóricamente más intrigante, lo hace en forma de pequeño apunte; una mínima excusa para redondear ese golpe de efecto final que, en realidad, poco sorprenderá al espectador amante de los cómics. De hecho, desde el primer tête a tête entre David y Elijah, el realizador hindú suelta al vuelo (como quien no quiere la cosa) un par de apostillas que empiezan a definir la última pieza del puzzle.
El inquietante aspecto que le otorga a Bruce Willis con su muy particular uniforme terrenal de superhéroe (un impermeable con la capucha siempre encasquetada) y las estrafalarias y coloristas vestimentas de Samuel L. Jackson (con bastón de cristal incluido), son dos de las mejores bazas con las que juega Shyamalan para dibujar esa búsqueda desesperada (y, en el fondo, imposible) del estilo de vida imperante en los cómics que realiza Elijah Price. Y es que, entre otros apuntes (incluidos los religiosos), en El Protegido se amaga una moraleja tan simplista como la de aseverar que el mundo real, el palpable, el de cada día, nunca podrá ser igual de fantasioso que el plasmado en los tebeos, por muchos héroes y villanos que lo habiten.
Comparado con El Sexto Sentido, se trata de un trabajo irregular pero, al mismo tiempo, muy superior a sus productos posteriores. Y es que uno de los valores que posee es el de ampararse en una en una historia mínima sin irse por las ramas; siempre impregnada de una atmósfera de tensión y suspense que, por desgracia, nunca llega al éxtasis esperado. Igual que un coitus interruptus, sin llegar a profundizar jamás y con el freno puesto. Incluso, en los momentos con más nervio (como el de la puesta de largo de Willis como nuevo superhéroe), narrativamente hablando se sitúa a cierta distancia de sus protagonistas, como si lo suyo fuera despreciar a sus criaturas.
Un trabajo cargado de buenas intenciones, con un par de personajes de antología y con una habilidad especial (y ya habitual en su realizador) para colocar la cámara de forma inteligente, buscando siempre el mejor ángulo para que visualmente produzca un efecto más turbador en la platea. Lástima que su historia camine sólo a medio gas, sin pisar jamás el acelerador a fondo.

27.11.08
Crítico Maldito se infiltra en San Sebastián
San Sebastián 2008
XIX Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror
por Juan Carlos Paredes

Si el pasado año se abrió y cerró el festival con dos largometrajes españoles, para esta ocasión se ha preferido dejar ese honor en manos yanquis, que viste más. Para la clausura se apostó por lo seguro: Surveillance de Jennifer Lynch venía de triunfar en Sitges y no decepcionó tampoco en San Sebastián. Para la apertura, la cosa encalló al tomar otros derroteros. The Alphabet Killer de Rob Schmidt hubiera funcionado mejor proyectándola una tarde como acompañamiento a otras cintas de mayor fuste, pero arrancar todo un festival le vino demasiado grande. Cuando se estrene, si se estrena, esta consabida historieta de un serial killer y una policía esquizofrénica pasará desapercibida, ya lo verán. Exactamente igual que Midnight Movie de Jack Messitt, cuya premisa es un tanto original (los espectadores de una cinta de terror en blanco y negro son asesinados dentro de la propia película), pero luego se convierte en una slasher más, de esas que a los diez minutos los “actores” ya están tardando en ser destripados. Tampoco llegará a nuestras pantallas, aunque por diferentes razones, Idiots and Angels, el último largo de Bill Plympton, del que cada vez echo más de menos sus cortos.

Aburrida del todo no, pero estereotipada, confusa, mal interpretada y peor dirigida sí que es Prime Time, de Luis Calvo, la supuesta película estrella que presentaba España en el Festival. Una especie de radical reality a lo Gran Hermano en el que unos señores y unas señoras conviven en una prisión psicodélica para disfrute de la audiencia televisiva. Contiene eso sí una excelente idea: al expulsado le pegan el tiro de gracia; a lo mejor es para que luego no vaya largando por otras cadenas de televisión. Mucho más modesta y con menos pretensiones es La Raíz del Mal de Adrián Cardona, una alegórica historia donde las raíces de los árboles representan lo más maligno de la naturaleza humana y no humana. Producida con cuatro cuartos por Javier Perea, regente de Imagen Death (la ya mítica productora y distribuidora española de cine truculento e ínfimo presupuesto), ofrece lo que promete sin engañar a nadie.
Pero el rey del bajo presupuesto no es otro que el brasileño José Mojica Marins, que ha vuelto a la palestra festivalera con su personaje de toda la vida: Ze do Caixao. Encarnaçao do Demônio es soportable, pero solo si eres un acérrimo fan de Mojica o tendente a las costumbres… góticas.
Ya que estamos con clásicos, Italia ha enviado este año a dos viejas glorias: el siempre intrascendental Pupi Avati y el siempre irregular Dario Argento. El primero vino con Il nascondiglio (El Escondite), un producto poco inspirado donde una señora con desórdenes psicológicos (que se dice ahora) descubre el secreto que encierra un caserón maldito. ¡Toma originalidad de goma! Argento por su parte se presenta prácticamente sin llamar la atención, como en él es habitual últimamente, con La Terza Madre, una especie de giallo con fantasmas y brujas que la toman con la siempre espectacular Asia Argento. Y para que todo quede en familia, su tío Claudio, hermano de Dario, produce el asunto.
Más atención atrajo la comitiva japonesa; o al menos parte de lo que envió. Sobre todo ese Tokio Gore Police de Yoshihiro Nishimura, una auténtica bestialidad cinematográfica, con sesos, tripas y criadillas de señores malos, servidos por una policía en las carnes de una bellísima Eihi Shiina. La señorita que ya nos deslumbró en Audition aparece aquí embutida en gabán, botas y minifalda de cuero, camisa blanca y corbatita de chica buena y muy aficionada a las katanas y a las sierras mecánicas. Cuidado: los que vayan a verla en sala porque salpica sangre. Tampoco se queda muy atrás Appleseed: Ex Machina de Shinji Aramaki, una animación con cyborgs (humanos con partes cibernéticas) y bioroides (clones humanos sin emociones) que ofrece ni más ni menos que acción sin respiro para todos los amantes de este tipo de películas. Reconozco que ante este particular género un servidor acaba, salvo maravillosas excepciones, aburriéndose ante tanta acción y tanto robot animado.
No ocurre lo mismo con las tres cintas con las que participó el Reino Unido, que no son como para tirar demasiados cohetes pero levantan el ánimo. La menos lograda de todas es cuanto menos curiosa: Eden Lake de James Watkins se une al filón de parejas hostigadas por muchachos malvados que tanto ha proliferado últimamente. En este caso, la parejita está de fin de semana en la orilla de un idílico lago pero acaban, como mandan los cánones, en un bosque. Y contiene mensaje social, por supuesto, pero el más tópico que podían encontrar: la culpa es del mal ejemplo que dan los padres. The Cottage de Paul Andrew Williams es divertida, sí, pero también subversiva y con mucho humor negro. Cuenta las desventuras que tres pobres diablos (entre ellos Andy “Gollum” Serkis) sufren durante su primer secuestro, que lógicamente acaba como el rosario de la aurora. Luego, llegan también a un bosque de la campiña británica y a uno de sus típicos pueblos habitado por poca gente, y muy desconfiada. Cuando la vean comprenderán por qué. Por último el Hush de Mark Tonderai no cuenta nada nuevo y los malos son un amasijo de clichés, pero su ritmo es diabólico, corto, nervioso y acaba enganchándote en sus redes. Un chaval, que viaja colocando carteles en gasolineras con su novia, con la que no para de discutir, cree ver una mujer encerrada en una jaula en la parte trasera de un camión durante una noche lluviosa. Todo ha pasado muy rápido. Poca visibilidad. Paran en una gasolinera. La chica desaparece. Ahora ya es personal… Lo dicho, nada nuevo, pero entretiene.
Tampoco cuenta nada nuevo la noruega Manhunt (o Rovdyr, en el original noruego) de Patrik Syversen. El título lo dice todo: unos cazadores prefieren pasarse de la caza mayor a la caza humana, que al parecer es más morbosa porque las piezas se resisten incompresiblemente más. Todo se desarrolla en un bosque por lo que evitaremos citar las referencias. Sin embargo, lo mejor del festival llegó de muy cerca, Suecia, que presentó Déjame Entrar (Let the Right One in) de Tomas Alfredson, una bellísima historia de amor y amistad entre una vampira y un humano, ambos de doce años (al menos es lo que ella aparenta), en un frío suburbio del Estocolmo de los años 80. Nunca antes una historia de vampiros ha tratado con tanto respeto las reglas del género para trascenderlo de manera tan espiritual y físico a partes iguales. Sencillamente sublime.
En otro apartado, y aprovechando el estreno de su última cinta, se le rindió un retrospectivo tributo a un excelente transgresor de imágenes: Frank Henenlotter. Se visionaron sus clásicos ¿Dónde te escondes, hermano?, traducción prácticamente calcada de Basket Case, y Franhenhooker, además de, por supuesto, Bad Biology, su extrovertida historia de dos seres, digamos, humanos con anomalías, digamos, sexuales que estaban destinados a entenderse, o a cualquier otra cosa.
San Sebastián se ha caracterizado siempre por su selectiva elección de los cortometrajes a concurso. Gustó I Love Sarah Jane (Australia), de Spencer Susser, por su cruda visión de cómo tratar a los zombis familiares. Fascinó el Berni’s Doll (Francia), de Yann J, por su concepción en partes del amor entre un anodino señor y una respondona muñeca gigante; y deleitó el Spider (Australia), de Nash Egerton, por su fresca fábula sobre una venganza merecida.
Por último, el festival dedicó su retrospectiva oficial de cada edición al cine animado japonés, programando Akira de Katsuhiro Otomo, el maravilloso Vampire Hunter D. de Yoshiaki Kawajiri o la imperecedera El Viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki. Y como cada año contó con su sección ‘Clásicos Recuperados’ para proyectar con copias remasterizadas joyas que algunos jamás habíamos tenido la fortuna de disfrutar en pantalla grande: The Lost Word de Harry O. Hoyt, ¡Suspense! (The Innocents) de Jack Clayton o El Viaje Fantástico de Simbad de Gordon Hessler. Con esta última se rindió también un emocionante homenaje al recientemente fallecido John Phillip Law, a quien, por cierto, le fue dedicado el certamen.
25.11.08
Más vale tarde que nunca


Con este film, Tarsem Singh, deja atrás cuantos despropósitos volcara en La Celda, ese patético e insustancial producto que, protagonizado por Jennifer Lopez, supusiera su ópera prima como realizador. De él, por suerte, sólo rescata lo único potable que ofrecía: su imaginería visual aunque, al contrario que en su nefasto debut, consigue utilizarla al servicio de un guión tierno, ingenioso y salpicado, al mismo tiempo, de momentos de inusitada dureza emocional.


Cine en estado puro, del que cuesta olvidar una vez visionado y que nos obsequia con imágenes de esas que, por su belleza, quedan retenidas para siempre en nuestras cabezotas, tal y como sucede con la ralentizada escena que, fotografiada en blanco y negro, abre sus títulos de crédito. Pura magia visual y narrativa.

Imagen y guión aunados para ofrecer al espectador un inenarrable festival de sensaciones y que, como gran remate final, apuesta por uno de los homenajes más sensibles dedicados a los dobles de acción que arriesgaron sus vidas en los inicios del cine. Chapeau!
24.11.08
Renovarse y morir


Por primera vez en la saga, se trata de una continuación directa de la película anterior, pues justo se inicia minutos después del final de aquella. Tal detalle obliga a revisionar la última media hora de Casino Royale para pillar. más o menos, el mínimo entramado (en forma de venganza) de una historia vacía y sin fuerza, aunque difícil de comprender si no se tienen claros algunos detalles de la cinta precedente. Y es que, en los últimos tiempos, una de las cosas más fáciles del Planeta es olvidar en un plis plas los repetitivos argumentos de las pelis de James Bond.
En Quantum Of Solace, sin orden ni concierto, se baraja un poco de todo, comenzando por el azar: ajustes de cuentas, dictadores destronados, malvados de opereta disfrazados de ecologistas y trepidantes persecuciones por tierra, mar y aire. Pero, a pesar de las sanas intenciones por hacer al personaje más serio y creíble, no hay apenas guión que lo respalde. Un poco como ocurre con la última hornada de superhéroes con ínfulas de cine de autor: Bond ha de ser como el Batman de El Caballero Oscuro, un tipo amargado y depresivo. Pero, aparte de ese puntito inútil y desmitificador, el resto es más de lo siempre. pero en descafeinado, incluidas esas ya clásicas chicas Bond que, en cada nueva aventura (y salvando contadas excepciones), se me antojan más sosas y menos tentadoras. Y cuando una chica Bond no me pone, esa es una muy mala señal.

La sobriedad con que se afrontó Casino Royale, aquí se ha convertido en austeridad total. Por desaparecer (y siguiendo las pautas de la anterior), hasta han desaparecido esos míticos e iconográficos gadgets que tanta popularidad le dieron a su protagonista. Ahora, del estilo de la serie sólo queda la acción; acción por la acción, sin una base argumental mínimamente sólida y con un 007 apagado que ha perdido su desfachatez durante el camino de remodelación.
Quantum of Solace sólo destaca sobre el resto de capítulos de la saga por ser uno de los más cortos de la misma. 104 escuetos minutos que, sin embargo y debido a su nula consistencia, acaban resultando interminables y, por si fuera poco, sin esa celebrada historieta inicial, al margen del argumento central, con el que se abría cada uno de sus episodios.
Por cierto: ¿algún día se darán cuenta de que Judi Dench está de los más insoportable en el pellejo de M?
20.11.08
Fecinema 2008: Las dos ovejitas negras (entrega 03 y última)

Una operación maquiavélica que supuso, sin ningún gasto extra para la distribuidora, una golpe de marketing magistral: ellos no invierten ni un puto euro, el Festival se gasta su pasta gansa en contratar a cuatro gorilas provistos de detectores de metales y anteojos de visión nocturna y la prensa, en casi su totalidad, divulga el teórico escándalo y vende con ello un producto que no saben como encasquetar y al que no quieren destinar en promoción ni un céntimo de más.
Manresa, programando en una golfa idéntica película (de la que ni siquiera me apetece citar su título para no seguir el juego a la perversidad comercial de BuenaVista), cayó de buena fe en el mismo error que Sitges y, cómo no, los gastos de publicidad (indirecta) corrieron de parte del Festival. Disney sigue sin soltar un duro de publicidad; con la excusa -siempre por delante- de la piratería, obliga a la organización a montar un ridículo pero notorio despliegue de seguridad e incluso, antes de la proyección, llega a requisar provisionalmente teléfonos móviles de los más precarios, de aquellos desprovistos de cualquier dispositivo de grabación. Surrealista, pero real. La cuestión es que se hable de ello y que cuatro medios de comunicación, de forma inocente, citen por todo lo alto los problemas que sufrieron los espectadores para entrar en la sala y disfrutar de la película. Una manera indecente de crear falsas expectativas ante su próximo estreno.
Puro marketing, pero del más bajo y ruin. No es de extrañar cuando se trata de una casa que sería capaz de perseguir a un menor de edad y quebrarle las extremidades sólo por jugar con un muñequito de Micky no autorizado por la propia Disney. Igual que en los viejos tiempos: aún siguen tentándonos con manzanas envenenadas.
El otro que dio la nota en Manresa fue Carles Cases, un músico que ha trabajado, entre otros, al servicio de gente como Lluís Llach y Maria del Mar Bonet y que ha compuesto un considerable número de bandas sonoras. Él fue el encargado de cerrar el acto de clausura del Festival a través de un concierto tras el que se esconde un indignante atentado contra las obras de Ennio Morricone y Brian De Palma.
Les cuento. El hombre, con la excusa de homenajear a Los Intocables, ha creado una nueva banda sonora para la película, eliminando por completo la genialidad que escribió para la misma un inspirado Morricone. Por si no tuviera suficiente con creerse superior al músico italiano, el Cases, para ilustrar su espectáculo, ha recurrido a la cinta de De Palma recortándole media horita, eliminando los diálogos y utilizando las imágenes resultantes como telón de fondo a las nuevas e innecesarias notas musicales que ejecuta con la ayuda de sus músicos. Un acto de desprecio hacia una obra bien acabada y redonda que, con tal manipulación (en la que incluso inserta fragmentos del episodio piloto de la serie televisiva de los 50), pierde todo su sentido y su fuerza original. Les aseguro que si llego a disponer de un tomate a mano, se lo hubiera lanzado a la cocorota de Carles Cases al finalizar su interminable, lamentable y pesarosa interpretación. Vaya, que Los Intocables han sido tocados... y con mala saña.
Supongo (y me temo que es mucho suponer) que, como mínimo, el individuo habrá pagado los pertinentes derechos de autor a Morricone, Brian De Palma e incluso a los herederos del desaparecido humorista catalán Joan Capri, cuya voz, alucinantemente, ha sido robada de uno de sus divertidos monólogos y metida a saco (y sin venir a cuento de nada) en una escena de la película.
Disney y Carles Cases: dos casos de vergüenza ajena. Manresa no se merece tan malas artes.
19.11.08
Fecinema 2008: Los placeres ocultos del Off Festival (entrega 02)
Descubrir el peculiar sentido del humor del director del certamen, el manresano Manuel Quinto.
Poder convivir durante cuatro jornadas intensas (comidas y cenas incluidas) con Carlos Pumares, un personaje incomparable por el que cada día siento un cariño más especial y mayúsculo. Incluso, de este hombre, respeto sus espantadas y nada discretas escapadas justo en el momento en el que la sociedad que le rodea se convierte en tumulto.

Compartir, en varias ocasiones, café, copa y puro (e incluso un espléndido chuletón y un arroz negro) con Marina Ortiz y Luis Manso, productores de la espléndida Camino y conocer, muy de cerca, sus vivencias personales y las de Javier Fesser a raíz del estreno de la película. Dos personajes encantadores a los que pude agradecerles en persona la existencia de tan valiente film.

Poder hablar de nuevo con un Ángel Sala distinto y alejado de sus funciones como director de un Festival de envergadura como es el de Sitges. Despojado de sus vestiduras de dire, incluso da la impresión de ser una persona de carne y hueso. El cine de aventuras y policiaco de los 70 fue el tema principal de la conversación. Nos subimos en el último tren a Katanga e hicimos trasbordo en el Pelman 1, 2, 3.
Fue toda una delicia (y una humorada) ver en acción al dueto formado por Ramón de España y Jordi Batlle-Caminal, miembros ambos del jurado. El primero aún llora por las dificultades de no poder vender el proyecto de su segunda película; el segundo aún recuerda el día en que una de sus críticas para La Vanguardia salió firmada por un tal Jordi Batlle-Criminal. Para su consuelo, siempre le recuerdo que a Margarita Chapate, una compañera de profesión de Barcelona, se la acreditó en una ocasión en Sitges bajo el nombre de Margarita Chaputa.
Disfrutar de la espontaneidad (turística y festivalera) de Domingo y María, los dos canarios que presentaban el cortometraje Última Toma y que, al igual que el resto de invitados (entre los que me incluyo), se dejaron querer y mimar por el cariño de Cop y Maria.

Las alegres comidas en comandita en Las Vegas... cuyas dos hermanas que lo regentan, por su santa paciencia, se merecen un fuerte besazo y otro brindis con Anís del Mono.
Envidiar sanamente el porte y el buen humor de los chóferes al servicio de la organización e invitados y que, ¡por suerte!, me ahorraron alguna que otra caminata.
Caérseme la baba viendo como también a mi santa, convidada igualmente por el festival, se le caía la baba ante tanta buena gente.
¿Quién dice que en Manresa hace frío? Falacias...
18.11.08
Fecinema 2008: Las películas (entrega 01)




Frozen River -un rutinario thriller norteamericano de corte independiente ambientado en la frontera entre el Estado de Nueva York y Québec-, Lady Jane -el celebrado salto del francés Robert Guédiguian del cine de autor sobre el proletariado a una interesante historia sobre una banda de ladrones de joyas en Marsella- y Traitor –una nueva vuelta de tuerca sobre la CIA y el terrorismo islámico con muy pocas sorpresas a bordo-, destacan sobre la aburrida y pretenciosa mecánica de la hongkonesa The Equation Of Love And Death y la precariedad narrativa, argumental e interpretativa de la nueva comedia negra de Gerardo Herrero, Que Parezca un Accidente, un título a mayor gloria de unos insoportables Federico Luppi y Carmen Maura.


Un comentario aparte merece el decepcionante Appaloosa, western que, incluido en la sección Pantalla de Actualidad, supone el segundo trabajo como director de Ed Harris tras su compacta Pollock. Y es una lástima, pues su violento y contundente inicio no cuadra en absoluto con su apática continuación. La aparición en escena de una nefasta Renée Zellweger (¿por qué no jubilan de una vez a esta chica?) da al traste con la propuesta y, con su presencia, la historia cae en picado; una historia en la que se mezclan tríos y cuartetos amorosos (incluso quintetos) con el violento enfrentamiento que mantienen un par de servidores de la ley (excelentes Ed Harris y Viggo Mortensen) con un ranchero hijoputa y con ansias de poder (un Jeremy Irons desconocido e insólito). Su nula consistencia en la descripción de personajes y su cansino ritmo narrativo, hacen de este un producto tan innecesario como aburrido.
La curiosidad de conocer la Barcelona gris de 1963 que reflejaba A Tiro Limpio o la posibilidad de descubrir que el Asunto Interno de Carles Balagué (filmado en 1996) jamás se llegó a estrenar en salas comerciales por ser inenarrablemente espantosa a todos los niveles, fueron los dos alicientes más contundentes de la retrospectiva que Manresa ofreció sobre el cine negro catalán; una recapitulación que se cerró con la inexplicablemente reivindicada My Way de Salgot y la petulante y laberíntica Las Vidas de Celia de Antonio Chavarrías.
Las excentricidades de Giuilio Andreotti a cargo de un sobreactuado Toni Servillo en Il Divo (película que cerró el certamen) o la divertida y sangrienta crítica a los spams telefónicos vertida desde el corto ganador No Se Retire, fueron el remate final de un Festival cuya innnegable calidad pide a gritos más ayuda por parte de un Ayuntamiento que parece querer darle la espalda en próximas ediciones.
Un certamen en el que ha habido de todo un poco, pero sobre todo (y a pesar del clima gélido de la región) un mucho de calor humano. Y ese calor es el que, en definitiva, hace grande al Fecinema y dignifica al off festival. Sentirse como en casa, fuera de casa, es una maravilla… y la buenas gentes que hacen posible este encuentro cinéfilo siempre logran tal efecto.
Con manresanos tan sanotes como los que conozco, aún no entiendo el porqué Plácido Alonso tuvo tantos problemas a la hora de pagar la última letra de su motocarro la noche de Navidad de 1961.
10.11.08
La anual borrachera manresana de cine negro (y ciertos desatinos dentro del mundo de la exhibición cinematográfica en España)

Gomorra, el film de Matteo Garrone sobre la Camorra napolitana que llega precedido de muy buena prensa, será el encargado de abrir esta edición. Il Divo (el repaso, en clave de thriller, de los contactos mantenidos por Giulio Andreotti con la mafia); Arropiero de Carles Balagué (un documental sobre la vida de Manuel Delgado Villegas, el serial killer más sanguinario de la historia de España); Que Parezca Un Accidente (la nueva comedia negra de Gerardo Herrero, con Carmen Maura y Federico Luppi al frente del reparto) o Traidor (una de espías con Don Cheadle y Guy Pierce), forman parte, entre otros, de los productos que componen la sección oficial de cine negro.
Como ya es habitual, también continúa un apartado paralelo dedico por completo al fantástico; sección en la que se darán a conocer Quarantine -el remake norteamericano de la compacta [REC]- y la quinta entrega (y, por el momento última) de Saw, recuperando, al mismo tiempo, dos de los títulos que más dieron que hablar en el último Sitges: la "cegata" Blindness y la vampírica y sueca Let The Right On In.
Aparte de tres inevitables y merecidos homenajes a Paul Newman, Richard Widmark y Sidney Pollack, en cuanto a retrospectivas se refiere, Manresa dará un repaso a lo que ha significado, a lo largo de los años, la influencia del cine negro realizado en Catalunya. A Tiro Limpio, Asunto Interno, Las Vidas de Celia y My Way son las películas que darán cuerpo a tal revisitación.
El western Appaloosa, dirigido e interpretado por Ed Harris; el melodrama francés Entre Les Murs o la nueva cinta del reputado Michael Winterbottom, Genova, será el terceto que dará cuerpo a la sección Pantalla de Actualidad.
Como pueden observar, se trata de una cuidada selección de la que pueden ampliar más datos, títulos y horarios, consultando directamente la web del Fecinema. Un servidor, al igual que en la edición anterior, estará allí de nuevo aunque, en esta ocasión, desde el primer día.
Es de esperar que tengan más suerte que el año pasado y no les falle ninguno de los títulos programados. En la clausura del 2007, tenían previsto el excelente Film Noir, una coproducción entre Serbia y Norteamérica que, a modo de cinta de animación, se alza en todo un potente homenaje a los grandes clásicos del género de los años 30 y 40. Problemas debidos a la no distribución en España, sumados a la férrea negativa de la productora a que fuera proyectada, obligaron a los responsables del Fecinema a retirarla de la parrilla a última hora. Una lástima.Personalmente, he tenido ocasión de visionarla y les aseguro que se trata de una pequeña joya que hubiera dignificado la clausura de uno de los certámenes más dignos y humildes de nuestro país. Rodada en un espléndido blanco y negro, aunque con mínimos detalles de color, Film Noir posee un cuidado –y al mismo tiempo rocambolesco- guión que la emparienta, como bien mandan los cánones en el género, con los títulos más emblemáticos del mismo. Detectives privados, amnesias temporales, operaciones de cirugía estética, millonarios perversos, snuff movies y la profunda (y obligadísima) voz en off de su protagonista, se mezclan en una confusa intriga que nada tiene que envidiar a la muy peculiar trama de El Sueño Eterno. Simplemente magnética y embriagadora.
Ya que nadie ha tenido el detalle de acercarla a España, no tengan reparo algún en solicitar la ayuda de la mula mágica. Y es que Film Noir es un regalo para los ojos y los sentidos que no se nos puede negar a los amantes del negro… De paso, mientras la mula va tirando del carro, aprovechen al menos el fin de semana para darse un garbeo por Manresa. Pasarán frío, pero disfrutarán del mejor cine y, gracias al buen hacer y la amabilidad de sus responsables, se sentirán como en casa. Yo ya estoy haciendo las maletas. Dentro de lo posible (y si la wi-fi del hotel y el tiempo lo permiten), les mantendré informados.
7.11.08
Ustedes son unos malvados... y así lo han querido: EL ETE Y EL OTO

De hecho, su realizador, Manuel Esteba, amparándose en el guión escrito en compañía de los hermanitos de marras, Paco y Manolo Calatrava, fusila –en plan garrulo- la estructura del film de Spielberg. La llegada accidental de un extraterrestre y su acogida, por parte de un niño, en el chalet de su padre -un escultor con tres hijos a su cargo-, significa el pistoletazo de salida de tan nefasta sátira.
Sobra decir que, cinematográficamente hablando, no hay por donde pillarla. No hay realización, ni montaje, ni siquiera un mínima coherencia en su guión capaz de respaldar la idea. Fue tal la despreocupación de Manuel Esteba tras la cámara que, en cada uno de los numerosos cambios de plano existentes, no ejerció ningún tipo de control sobre la iluminación a utilizar, ensamblando las imágenes, una tras otra, con una brusquedad alarmante… por no hablar ya de la nula función de la script, una tal Marga Carmona quien, con su nula atención, sólo consiguió que en el montaje final no hubiera un solo plano que cuadrara en lo más mínimo con el siguiente. Si en el aspecto técnico la anarquía reinante resulta de lo más absoluto, imagínense lo que significa en cuanto a interpretación se refiere: simplemente, caca de la vaca.
Suerte que, a duras penas, la cosa en sí no sobrepasa los setenta minutos de duración. De otro modo (y sin la inenarrable escena con el Calduch a bordo), sería un suplicio mucho más doloroso.