12.12.06

No me llames iluso por Lazenby

El Ilusionista es un filme americano con disfraz europeo. Basado en un relato corto de Steven Millhauser, nos narra la historia de Eisenheim, un mago que por sus artes sorprende a la ciudadanía de la Viena de principios del siglo pasado.

Para imbuir al espectador de la atmósfera de la época y hacerle participe de la emoción que podía sentir el público de aquellos años, Neil Burger, su director, ha dotado a la película de una fotografía oscura, casi como iluminada por las tenues luces del escenario en el que el ilusionista obsequiaba a la platea con sus trucos. Al mismo tiempo, ha desenfocado y oscurecido los márgenes de la imagen para recordar los inicios del séptimo arte, situándonos en una época lejana y convirtiéndonos, inconscientemente, en inocentes vieneses del 1900. Ello lo ha logrado con mucha corrección, pero el resultado final ya es otra cosa.

El argumento es muy sencillo y está narrado con una simplicidad excesiva. Eisenheim, el mago, en su adolescencia había conocido a una joven duquesa con la que entabló una gran amistad. Las diferencias sociales les acabaron separando, hasta que al cabo de varios años se vuelven a encontrar, naciendo en ellos un fuerte sentimiento de amor. Un amor que, sin embargo, resulta imposible de formalizar, ya que ella –durante su ausencia- se ha convertido en la prometida del emperador. Los trucos del mago y la ilusión de éste por llevar a buen fin la historia de amor, se irán mezclando a lo largo de su simplísima trama argumental.

La interpretación de los actores es correcta. Edward Norton y Jessica Biel quizá resulten algo fríos, pero Paul Giamatti -en el papel de un inspector de policía- está soberbio. Precisamente es este último quien lleva la mayor parte del peso de una película cuyo gran problema se encuentra en que, el público actual, tiene muy poco en común con el espectador ingenuo de hace más de 100 años. Ya hemos visto mucho cine y, aquellos directores que en sus films juegan a sorprendernos, lo tienen que hacer muy bien para que cuele. Y éste no ha sido el caso.

Tras El Ilusionista, me quedé con la sensación de haber visto una cinta digna y correcta, aunque algo decepcionante. No ha conseguido lo que pretendía. Y lo peor que puede pasarle a un mago es que se le descubra el truco.

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