Hoy no va de cine. Hay cosas que están por encima del Séptimo Arte. A veces, salen a la luz pública documentos históricos impagables que merece la pena dar a conocer.
En este blog, en más de una ocasión y por motivos diversos, se ha hablado de ventrílocuos y de sus muñecos. Un mundo extraño y a la vez fascinante. ¿Dónde empieza la personalidad propia del muñeco y termina la de su amo?
Si abren del todo esa entornada caja fuerte de abajo, conocerán uno de los secretos más custodiados en la historia de España por la Casa Real. Una espeluznante fotografía les demostrará que el padre de nuestro Rey, el Conde de Barcelona, Don Juan de Borbón, era ventrílocuo. ¿Por qué se nos ha escondido esa evidencia durante tantos años? ¿Una cuestión de vergüenza? Podría ser. Yo, en el caso de tener un padre ventrílocuo, también lo hubiera mantenido oculto a la opinión pública. Y mucho más exhibiéndose con un muñeco tan extraño como el suyo; un muñeco que parece salido directamente de El Pueblo de los Malditos.
No me van a negar que esta exclusiva pone los pelos de punta al más pintado.
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