22.11.05

Las Hermanas Gilda

No deja de ser curioso ver como un prestigioso cineasta como Curtis Hanson, en los últimos años y al estilo de los grandes artesanos de antaño, ha decidido pasearse por todo tipo de registros narrativos y géneros. Con mayor o menor fortuna, pero siempre con un toque personal y dándole una importancia mayúscula a sus guiones. A estas alturas, pocos podrán negar que la adaptación cinematográfica de L.A. Confidential es de una brillantez prodigiosa.

Ahora regresa de nuevo a las pantallas a través de una comedia con toques melodramáticos. En Sus Zapatos es su título. Un título que, por otra parte, hace referencia al único paralelismo existente entre dos hermanas totalmente distintas. Rose Feller trabaja como abogada en un notorio bufete de Philadelphia, mientras que Maggie Feller la menor, vive de sus numerosas conquistas masculinas. La primera es inteligente y no muy atractiva, mientras que la segunda subsiste a base de explotar su sensualidad en todos los sentidos. El único detalle que las une es que ambas calzan el mismo pie.

La película no es nada del otro mundo. Es más de lo mismo. En esta ocasión, Curtis Hanson no cuenta nada nuevo que otros no hayan explicado antes de manera similar. Entre este título y, por ejemplo, La Fuerza del Cariño hay muy poca distancia. Quizás el de James L. Brooks sea mucho más lacrimógeno y tramposo que éste, pero ambos están ligados por el mismo número de calzado: Shirley MacLaine; un calzado espléndido, de gala. A los 72 años la mujer aún está en plena forma, tanto física como interpretativamente hablando. A lo mejor (por lo que malas lenguas cuentan) la sesera se le haya ido un poco pero, en este caso, cada vez que aparece en pantalla, dando vida a la abuela materna de las protagonistas, se come a todo aquel que se coloca a su lado.

Si en La Fuerza del Cariño se narraba el enfrentamiento entre una madre y una hija, en En Sus Zapatos las divergencias familiares surgen entre dos hermanas. Sus caracteres chocan cada dos por tres. Rose (una más que sobresaliente Toni Collette) adopta, para con su hermana Maggie, el papel de la madre que perdieron de jovencitas. Y ésta (la Cameron, haciendo de nuevo de Cameron Diaz), opta por el papel de inconformista y gamberra. Lo dicho antes: lo mismo de siempre. Enfrentamientos familiares y, por detrás, el acecho de un oscuro pasaje del pasado que marcó a las dos en su infancia. Una abuela, viuda y desconocida para ambas, será su mejor terapia.

A pesar de los tópicos y las pocas sorpresas que ofrece (incluso hay un toque a lo La Boda de Muriel), se trata de un trabajo eficiente. La prueba está en que sobrepasa las dos horas y no llega a cansar. Y eso tiene su mérito. Su primera parte, a ritmo de comedia, funciona mucho mejor que el resto, en donde En Sus Zapatos se decanta de manera peligrosa hacia la melaza, aunque jamás llega a empachar. Poco le falta para ello, pero el realizador (gato viejo y con experiencia) evita caer en la lágrima fácil y sortea con agudeza ciertos momentos peliagudos. No querría imaginarme la misma historia en manos de algunos directores acaramelados.

Detrás, escondidos en la producción, están los hermanos Scott (Tony y Ridley) ¿Acaso calzan el mismo pie? ¿Habrá significado, este film, una terapia para ellos?

Definitivamente me quedo con el Curtis Hanson de L.A. Confidential, Jóvenes Prodigiosos o Falso Testigo. Aunque también les digo que ojalá, la mayoría de películas actuales, tuvieran la formalidad narrativa y de realización de ésta.

Por cierto... ¡qué buena sigue estando la Cameron!

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