7.8.07

Vivir de la sopa boba

Los hay que tienen un morro que se lo pisan. Y uno de ellos es Ridley Scott quien, ayer mismo y aprovechando que se han cumplido 25 años de la muerte del escritor Philip K. Dick, anunció que, en el próximo Festival de Venecia, presentará la definitiva versión de Blade Runner, película basada en una de las obras del autor y a la que el realizador, para esta ocasión, ha rebautizado con el epígrafe de Final Cut.

¿Qué pretende este hombre? Ya hace más de una década que se sacó de la manga un nuevo montaje, en el cual suprimió la voz en off del protagonista y el (criticado) final original a plena luz del día, añadiendo, al mismo tiempo, algún que otro inserto en los que aparecía el unicornio que utilizó para su film Legend, título que filmó dos años después del estreno de Blade Runner.

El director británico promete nuevas escenas y un final distinto. ¿Volverá a colocar la desaparecida voz en off de Harrison Ford? ¿Romperá el encanto y el misterio declarando que Deckard es un replicante? Sea como fuere, la ley del mínimo esfuerzo y las ganas de mantener viva a la gallina de los huevos de oro, es cuanto se esconde tras las intenciones del director de Alien. Y es que al tío se le empieza a ver el plumero.

Cuando alguien pierde la inspiración, busca nuevas fórmulas o engaños para seguir en la cresta de la ola y llenarse los bolsillos. Eso es, ni más ni menos, lo que le ha ocurrido a Scott. Con el (inexplicable) invento de retocar por segunda vez su mítico Blade Runner, sacará pasta de la exhibición cinematográfica y, además (aquí es donde se encuentra el gran negocio), doblará o triplicará los ingresos de taquilla con la venta del DVD; un DVD que, a buen seguro y bajo la cínica etiqueta de "edición de lujo para coleccionistas", constará de varios discos en los que se localizarán, entre descartes y documentales, un montón de extras tan innecesarios como el propio remontaje.

Conmigo que no cuente, pues de aquí a diez años es capaz de sacar otra revisión distinta. Una película no es como un coche, con lo cual no es necesario someterla a la ITV cada cierto tiempo.

Y ello no quita que Blade Runner sea una gran película. Pero, por favor, que la deje tal y como estaba y no le tome más el pelo al espectador.

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