Tim Story, el director, repite tras la cámara, al igual que hace casi todo el equipo técnico e interpretativo que intervino en su debut en pantalla grande. Su sencilla realización, amparada igualmente en los tics de la serie B, sigue resultando igual de atractiva que hace un par de años. Y si en la primera, su simplísimo argumento giraba en torno a los orígenes del cuarteto de héroes fantásticos y a su encarnizada lucha contra el temible Doctor Muerte (en original el Dr. Victor Van Doom), en esta nueva entrega, hace gala de una historia un tanto (que no mucho) más compacta, pues las anécdotas sobre sus protagonistas pasan a un segundo plano, dándole cierta relevancia a su (mínimo) cuerpo argumental.
La (esperada y poco sorpresiva) reaparición del citado Dr. Muerte, la peligrosa presencia de un surfero plateado y alienígena voloteando por la Tierra, y la posibilidad de que el planeta se destruya debido a la alianza establecida entre dos personajes tan malignos, serán el detonante que obligue a Los 4 Fantásticos a aunar sus fuerzas para evitar la catástrofe. Lo típico y tópico en el cine de superhéroes. Cuatro seres con mallas ceñidas y poderes sobrenaturales. Buen rollito entre ellos, unos cuantos chistes a costa de sus facultades y un sinfín de escenas de acción aderezadas con un mucho de croma e infinidad de efectos especiales (simples, igual que la película, pero efectivos al cien por cien).
No hay que pedir peras al olmo. Los 4 Fantásticos y Silver Surfer ha sido construida con la loable y sana intención de matar el rato y entretener. No va más allá; ni lo intenta. No engaña a nadie y no busca segundas lecturas ni excusas intelectuales de ningún tipo. Se olvida de la moda actual de torturar psicológicamente a los superhéroes de turno y, aparte de la acción, apuesta claramente por un humor blanco, un tanto cazurro e infantil. Y, la verdad, es que con ello, no molesta en lo más mínimo (a pesar de que las bromitas a costa de La Cosa/Ben Grimm y las tonterías de la Antorcha Humana/Johnny Storm empiezan a agotarme... pero ello ya son cosas que achaco directamente a mi deterioro físico y mental).
Lo mejor y más ingenioso de la propuesta se localiza en un par de pequeñas referencias a la invisible condición de empresa pública adquirida por Los 4 Fantásticos. La reclamación a éstos, por parte del Ayuntamiento de Nueva York, del pago de la destrucción de cuatro coches patrulla durante una lucha mantenida para evitar al asalto a un furgón blindado, o el interés de Johnny Storm en buscar patrocinadores, así lo atestiguan. Un fino sarcasmo del que tendrían que tomar buena nota otros productos similares y mucho más pretenciosos.
Un inocente entretenimiento válido para todos los públicos. El cine fantástico a nivel de los más pequeños de la casa. Una escasa hora y media de metraje, la búsqueda continua de diferentes localizaciones geográficas a lo largo y ancho del planeta (aunque algunas, como ocurre con la Muralla China, sean debidas a la informática más pura) y la excelente concepción visual de Tim Story, logran dejar aparcadas las endebleces de un guión prácticamente inexistente. Simple y llanamente: un divertimento a consumir sin demasiados recelos.
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