Por un momento, al leer tal aseveración, hice una composición de lugar y, a mi perversa mente, acudió rauda la imagen siguiente.
¿Se lo imaginan? Snuuurfff y "pa dentro" ¡Lo que es capaz de hacer uno para ahorrarse unas perras en camellos! ¡Vaya cerdícola! Está claro que el Richards, aparte de un tipo rarísimo, también es un marranote de mucho cuidado.
De todos modos, y en este caso, creo más en las ansias de seguir alimentado esa áurea de pasado de rosca y muerto viviente cultivada a lo largo de su carrera artística, que en la remota posibilidad de una esnifada tan macabra.
Sea como sea, el miércoles de ceniza ya hace días que saltó del calendario.
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