Era de esperar (por no decir inevitable) que algún director, en este caso el irregular Irwin Winkler, realizara algo similar con la polémica guerra de Irak. Regreso al Infierno recoge el testimonio de un grupo de militares que, justo el día antes de partir hacia casa, se ven envueltos en una emboscada sangrienta en el corazón de la ciudad de Al Hayy. Los efectos psicológicos y físicos les acompañarán en su teórico retorno a la normalidad, aunque algunos de ellos jamás podrán reintegrarse al cien por cien.
Su estructura en exceso televisiva y la previsibilidad de todo cuanto expone –por muy bienintencionado que sea-, hacen de éste un producto innecesario y bastante aburrido que, al mismo tiempo, se muestra incapaz de ofrecer nada nuevo al espectador sobre el tema. Un montón de insubstanciales interpretaciones (de entre las que destaca el histrionismo de Samuel L. Jackson y la sosez de Jessica Biel) y ese vacilante temor que muestran Winkler y su guionista por posicionarse claramente a favor o en contra del gobierno Bush, sellan definitivamente una película cuyo único interés reside en su bien filmada escena bélica inicial.
Estrenada con un par de años de retraso en España, Harsh Times (Vidas al Límite) es otra revisión sobra la integración en sociedad de otro militar; en este caso, la de un marine traumatizado psicológicamente tras haber luchado en la Guerra del Golfo. Su amistad con un joven desempleado y sus idas y venidas automovilísticas por las calles de Los Ángeles -cargados de alcohol y marihuana y siempre a punto de meterse en líos-, acercan este título al estilo empleado por Antoine Fuqua en su espléndido Training Day. Y no es de extrañar, pues su debutante director, David Ayer, fue quien escribió el guión original para la película protagonizada por Denzel Washington.
Mucho más crítico con el sistema que el film de Winkler, Harsh Times es un film violento y crudo, aunque igualmente plagado de connotaciones televisivas. De todos modos, su aparente poco presupuesto y su excesivo metraje, se ven compensados por las compactas interpretaciones de Christian Bale y Freddy Rodríguez, mientras que Eva Longoria, a pesar del fuerte carácter que se le quiere imprimir a su nimio personaje, no deja de ejercer de mujer florero.
En el fondo, se trata de una propuesta interesante que, sin embargo, trastabillea un poco debido a la falta de nervio narrativo en muchos de sus pasajes y que, aparte de mostrar el impacto emocional de las guerras en el ser humano, ofrece una nueva visión de la violencia callejera en una ciudad tan conflictiva como Los Angeles y una de las miradas más cínicas sobra la institución al FBI.
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