21.12.11

Silent Movie

A veces hay películas ante las que hay que sacarse el sombrero. Este es el caso de The Artist, un delicioso homenaje al cine mudo a través de una historia de amor entre un famoso actor, con problemas en su matrimonio, y una nueva estrella en plena subida de popularidad; una relación que estará a punto de romperse por culpa del nacimiento del cine sonoro. Él es George Valentín, un hombre que teme acabar sus días de fama al no amoldarse al nuevo sistema cinematográfico; ella es la joven Peppy Miller, una chica decidida a la cual la aparición del sonido le irá como anillo al dedo para potenciar sus dotes de actriz.

El parisino Michael Hazanavicius firma esta coproducción franco-belga desde el mismísimo Hollywood, esa meca del cine que a finales de los años 20 se convirtió en principal testigo del paso del cine mudo al sonoro. Un realizador que demuestra tenerlos muy bien puestos al tomar la decisión de rodar, en pleno siglo XXI, una película muda y en radiante blanco y negro: el único modo, por cierto, de enfrentar un producto que pretende rendir tributo a una época en concreto y, ante todo, a una manera de hacer y entender el cine.

El cariñoso modo de acercarse a sus dos personajes principales o la también delicada forma de arropar musicalmente todo cuanto ocurre en pantalla -a través de la flamante banda sonora compuesta por Ludovic Bource-, son sólo algunos de los numerosísimos detalles que han hecho posible una obra que, a buen seguro, obtendrá su merecida compensación en la próxima edición de los Oscar. A ello hay que sumarle la valentía del director al acercarse a un estilo y a una época muy concreta utilizando la tecnología actual, sin tener que copiar la caligrafía cinematográfica de entonces: sólo con su fotografía en blanco y negro, la ausencia de sonido y su apasionado y satírico guión ha conseguido uno de los mejores guiños al mundo del cine.

La sabia elección de su pareja protagonista es otro de sus grandes aciertos. Tanto Jean Dujardin como Bérénice Bejo -George y Peppy respectivamente- dan el pego como comediantes de esos tiempos, amoldándose a la perfección a una interpretación más física y extremadamente expresiva que la actual. Curiosamente, ambos ya habían colaborado con Hazanavicius en un par de cintas que satirizaban la figura de James Bond, las de la divertida serie sobre el agente secreto OSS 117.

Clara deudora de títulos anteriores como El Crepúsculo de los Dioses (Billy Wilder), Cliente Muerto No Paga (Carl Reiner) o La Última Locura (Mel Brooks), The Artist se alza como un modélico e indispensable complemento a todos ellos y, por extensión, como una mayúscula oda de amor al nacimiento del Séptimo Arte.

Comedia, melodrama y un sinfín de guiños cinéfilos a cual más sabroso. Atención, entre estos últimos, a la utilización del Love Theme del Vértigo de Bernard Herrmann para subrayar uno de los pasajes más emblemáticos de la cinta. Sencillamente, una maravilla. Sin lugar a dudas, una de las películas del 2011.

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