19.12.11

Los increíbles hombres de Ethan Hunt

Desde el pasado viernes, se exhibe en la cartelera española uno de los films de acción más sugestivos del panorama actual: Misión Imposible: Protocolo Fantasma, la cuarta entrega –y posiblemente la mejor junto con la primera de Brian De Palma- de la saga basada en una popular serie televisiva de los años 60. En la producción, Tom Cruise y J. J. Abrams. En la dirección Brad Bird quien, por vez primera, aparca el cine de animación para entrar de lleno en una trepidante cinta de espionaje y acción.

En esta ocasión el agente Ethan Hunt, junto con otros miembros del IMF –un cuerpo especial del servicio secreto norteamericano-, se verá envuelto en una trama de lo más clásico, en donde rusos y americanos se enfrentan en medio de una historia en la que siempre está presente el peligro de una inminente guerra nuclear. Escaramuzas en el interior del mismísimo Kremlin, vertiginosas secuencias en un rascacielos de Dubai o un genial guiño, perfectamente orquestado, a Monstruos S.A. desde el interior de un parking automatizado en el corazón de Bombay, son sólo algunos de los platos fuertes de una acelerada función sin desperdicio alguno.

Espectacular, divertida y, por primera vez desde el inicio de la serie, dotada del sentido del humor que Brad Bird otorgaba a sus películas animadas. De hecho, Misión Imposible: Protocolo Fantasma es una especie de cartoon con personajes de carne y hueso que poco tiene a envidiar al tono satírico y al sentido del ritmo con que el propio realizador construyó Los Increíbles, su segundo trabajo tras su debut con El Gigante de Hierro. Incluso Tom Cruise, contagiado por el espíritu más festivo de Bird, deja de tomarse tan en serio su papel de Ethan Hunt y opta por alejarse de esa (falsa) trascendencia con que lo afrontó en ediciones anteriores.

Por fin Cruise resulta menos omnipresente y deja espacio suficiente para que sus compañeros también puedan lucir palmito. Así, tanto Jeremy Renner como la macizorra Paula Patton o Simon Pegg, cobran una entidad especial en la historia. Posiblemente sea debido a la presencia de este último -reconvertido de técnico informático a agente de campo- que se haya abierto el tono de comedia a una serie que, dejando a un lado su sentido del ritmo narrativo, empezaba a acartonarse.

Tal y como demuestra esta Misión Imposible, no es necesario el (truculento) uso del 3D para realizar una buena, consistente y atractiva cinta de acción que atraiga al espectador a las salas. Brad Bird, con un presupuesto ajustadísimo, saca adelante el encargo de forma sobresaliente, no deja tregua al espectador y ofrece un vibrante espectáculo, de más de dos horas de duración que pasan sencillamente volando y siempre apoyadas por la magnífica sintonía original de Lalo Schifrin, arreglada para la ocasión por un respetuoso Michael Giacchino, el compositor habitual del cine del director. Personalmente, me lo pase pipa. Sólo me faltó la bolsa de palomitas para sentirme de nuevo como un niño.

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