27.12.11

Pesadilla antes de Navidad

Rare Exports: Un Cuento Gamberro de Navidad se alzó con los premios de mejor película, dirección y fotografía en la penúltima edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Realizada por Jalmari Helander, se trata de una producción finlandesa que, basándose en un par de cortometrajes anteriores del propio director, entra a saco en la cara más oscura y siniestra de la Navidad, presentado a Santa Claus como a un ser distinto y monstruoso alejado totalmente del icono popularizado por Coca-Cola.

La película parte de las excavaciones que un grupo de expertos realizan en la cima de un monte enclavado en un nevado valle del norte de Finlandia. Faltan pocos días para la Navidad y su intención es localizar un gigantesco bloque de hielo en cuyo interior está congelado el verdadero Papá Noel. La inquieta mirada de dos muchachos del lugar controlan desde lejos los trabajos del equipo. Las sospechas de ambos –sobre todo las del más pequeño-, acabarán por confirmar sus temores: el único e incomparable Santa está a punto de regresar a la vida… aunque no es tan bueno como lo pinta la leyenda: sus ansias de azotar y zamparse a los niños podría desencadenar el inicio de una fatídica pesadilla navideña.

Narrada desde el punto de vista del pequeño y atemorizado Pietari (excelente Onni Tommila), e incluso, en su tramo final, convirtiéndole en un héroe de acción al más puro estilo de los interpretados por Bruce Willis, Rare Exports sitúa en una mera situación de comparsas a los adultos que le rodean. Potencia los miedos del joven Pietari y, a través de ellos, antes del (un poco precipitado) asalto final, construye una atípica intriga llena de pasajes inquietantes y sobrecogedores.

Caracterizada, ante todo, por el dominio del humor negro que emana de sus imágenes (en este aspecto, la detención y posterior interrogatorio de un elfo malherido no tiene desperdicio alguno), Helander logra componer una historia extraña y magnética revestida de un mayúsculo sentido de lo grotesco. Así, centenares de duendecillos vejestorios, en pelota picada y corriendo por los helados paisajes finlandeses o la presencia (nunca mostrada directamente) de un gigantesco y cornudo Santa Claus enterrado en un descomunal bloque de hielo, cobran una dimensión especial absolutamente chocante.

Una visión distinta de la Navidad que, procedente de una filmografía no muy divulgada por estos lares, llega a las pantallas de nuestro país con un retraso considerable. Estrambótica y visualmente atractiva, la película falla, sin embargo, en su desinflado clímax final, el cual no acompaña del todo al exotismo general que le precede. Aún y así, se trata de un film por cuya extravagancia se merece un voto de confianza.

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