27.9.05

Un zapatófono sin línea

Una parte de mi infancia se ha volatilizado hoy. De golpe y porrazo. Un referente menos. Don Adams, el gran Don Adams, ha muerto. O lo que es lo mismo: nos hemos quedado sin Maxwell Smart. El Superagente 86 se ha ido. Barbara Feldon, la Agente 99, musa de mis sueños eróticos en la pubertad, se ha quedado viuda. Aún recuerdo, como si fuera hoy, el día en que la pareja de agentes secretos contrajeron matrimonio.

Se acabaron los zapatófonos y todos los curiosos gadgets que envolvían al espía más estúpido de la historia de la televisión y del cine. Qué panzones de reír me llegué a pegar, ante el televisor, viendo las divertidas aventuras en que se inmiscuía el bobalicón de Maxwell Smart. En esa época era en blanco y negro. Ahora, gracias a los canales autonómicos y locales, he descubierto que estaba filmada en fermoso color. Guiones alocados, situaciones delirantemente surrealistas y cientos y cientos de situaciones jocosas conformaban Superagente 86.

Un personaje y una serie que años después -cuando ya empezaba a tener cierto uso de razón-, caí en la cuenta de que había sido creada por Mel Brooks, el artífice de El Jovencito Frankenstein. Se estrenó a mediados de los 60, en plena fiebre James Bond y justo en el momento en que Napoleon Solo e Illya Kuryakin empezaban a triunfar, en las teles de todo el mundo, protagonizando otra serie inolvidable, El Agente de C.I.P.O.L. Si ésta ya tenía cierto toque satírico en referencia al cine de espías más típico y tópico, Superagente 86 aún llegó más lejos, rompiendo cánones y decantándose, de manera directa, por la vía humorística.

Quiero seguir guardando, durante muchos años, el entrañable recuerdo de una serie ya mítica para mí. Por ese motivo nunca he vuelto a mirarla. No quiero que me decepcione jamás. He tenido varias ocasiones para volver a revisarla pues, en Catalunya, el Canal 33, la ha emitido varias veces. De manera consciente me he mantenido alejado de ella. El recuerdo siempre es mucho mejor. Ya me quedé bastante frío cuando, a finales de los 80, vi El Disparatado Superagente 86. una adaptación cinematográfica dirigida por Clive Donner.

Don Adams, un actor con casi un solo y magistral personaje: Maxwell Smart. Siempre que oigo cualquiera de esos dos nombres, por mi cabeza asoman unas imágenes y una música muy concretas. Un largo e interminable pasillo, plagado de puertas metálicas que se abren y se cierran automáticamente. Y allí, andando, un tipo un tanto desgarbado y patoso que acaba estrellándose contra una de ellas. Y de fondo, una sintonía maravillosa, todo un clásico indiscutible compuesto por Irving Szathmary. Pulsando sobre la portada del CD de Get Smart, podrán bajarse y oir este tema musical en formato mp3. La mejor y más elegante manera de despedir a nuestro espía favorito.

No hay comentarios: