Espero sepan perdonar esta pequeña paralización del devenir habitual de Spaulding’s blog. No está hecho a mala leche, ni mucho menos. Les aseguro que mañana les colgaré el último capítulo de mi extraña colaboración en el rodaje de El Perfume.
Este alto en el camino se debe, sencillamente, a que hoy, hace justo un año, vio la luz por vez primera esta bitácora. Hay que celebrarlo, al igual que hace ese pequeño Spaulding ante su pastel de aniversario, cuando en noviembre de 1960 cumplía los 12 meses.
Esta bitácora, en comparación con el enano Spauld de la fotografía, ya no necesita andar con la ayuda de una chichonera. Ustedes le han dado alas. Más que caminar, casi a diario, vuela por sí sola. En 365 jornadas han habido casi tantos posts como días tiene un año. Excepto en contadísimas ocasiones, he estado a su lado puntualmente. Ello supone un esfuerzo considerable, pero su masiva respuesta bien lo vale. No en vano, en pocas horas, llegaremos a las 100.000 visitas. Ese es el mejor de los premios para quien esto escribe, pues es un logro que se consigue a medias. Ustedes y yo lo hemos logrado.
Críticas de cine -tanto actual como clásico-, anécdotas personales y alucinadas de todo tipo, se han ido sucediendo, sin orden ni concierto y a modo de cajón de sastre, para entretener y hacerles el mundo del séptimo arte un poco más atractivo. Como deben haber descubierto, mi pasión por éste es indescriptible. Disfruto hablando de cine. Y, la verdad, no lo puedo disimular, pese a mis sarcasmos habituales.
Aprovecho la ocasión para estrenar un banner, hasta ahora inexistente en esta página. Un cartel diseñado y cedido amablemente por el responsable de un blog amigo, El Séptimo Cielo. Una de las mejores maneras de celebrar este aniversario. Pulir un poco la fachada principal siempre hace más atractivo el resto.
La página seguirá como hasta ahora, alternando las críticas con todo tipo de posts, siempre cercanos al cinematógrafo en todos sus aspectos. Mantendré una de las secciones que más aceptación popular ha tenido, Ustedes Lo Han Querido. Esta semana tocaba hablar de la película Zulú. Ya está revisada, pero su comentario queda para la próxima, pues en los últimos días, entre el rodaje de El Perfume y la larga confección de la experiencia en el mismo, el citado apartado ha quedado aparcado de manera provisional. Y, por supuesto, tampoco abandonaré el divertimento, en un principio denominado Juegos de Verano y que, con el cambio de estaciones, lógicamente irá permutando su título.
Y por último, dar las gracias más efusivas a un estrambótico ser, sin el cual nunca habría nacido Spaulding’s blog. Se trata de Absence, mi cuñado.. Sin él y sin su constante insistencia en que creara esta página, nunca habría entrado en contacto con ustedes. En el fondo, muy en el fondo, amo a Absence.
No me obliguen a decirlo más veces pero, para que lo sepan y les quede claro, también les quiero a ustedes... excepto a uno muy en concreto (tal y como diría el entrañable Hijo Tonto). Como demostración palpable de ello, les doy un beso en la frente y un pedazo del pastel del infante Spauld... aunque ignoro si habrá para todos.
No se me desparramen y, por favor, sigan visitándome. Estoy muy a gusto en compañía suya. Son ustedes unas buenas personas. Y mi esposa también, ya que ella, pobre mujer, soporta día a día mis largas horas de trabajo ante el teclado.
Y no sufran, pues mañana mismo conocerán el final de las aventuras y desventuras del Obispo de Grasse.
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