Justo ayer, uno de los blogs con más solera de la Blogosfera, cumplía un año de existencia. Se trata del Blog Ausente, el del señor Absence. O sea, mi cuñado.
Les puedo decir que este post no es mero peloteo. Es pura diplomacia. Les aseguro que si mi cuñado tuviese una bitácora caótica, sería el primero en dejarlo claro. Bueno, a veces, un tanto desconcertante resulta. Pero, a la vez, brillante. En 12 meses se ha convertido en un pajero de pro. Y él, con esa condecoración, es de lo más feliz. Por ella ha pasado un poco de todo: cine basura, orientales a manta, un Simpsonario, cómics, música y extrañas biografías. Si aún no lo conocen, dense una vuelta por ese rinconcillo de Internet. No se arrepentirán.
Ayer, el hombre, ni corto ni perezoso, lanzó una pregunta al vuelo. Para celebrar ese aniversario, Absence quiso saber cómo habían dado con él sus lectores. Unos a través de links en otros blogs o gracias a una búsqueda accidental mediante el Google, mientras otros ya conocían su existencia por su presencia en numerosos foros. Yo le encontré, hace varios años, gracias a mi hermana.
Absence, ese señor que ven ahí abajo enseñando sus calzoncillos mientras intenta reparar el correo electrónico de su suegro (o sea, mi padre), aparte de algunos disgustos, me ha dado un par de alegrías. Una fue presentarme en sociedad, desde su bitácora, el día que decidí (aconsejado por él) crear Spaulding’s Blog. Fue un escrito memorable y ciertamente emotivo que nunca he sabido como agradecérselo.
La otra alegría, la más grande, no es tan sólo mérito suyo. Puedo garantizarles que sin la ayuda de mi hermana, no estaría el pequeño Absencito. Ese niño, aparte de un pillastre, promete ser tan basurero y casposo como su propio padre. Cosas de los genes... aunque tiene mi barbilla y mi nariz. Por algo soy su tío, ¡coño!
Espero que tengamos Blog Ausente por muchos, muchos años. Yo, al menos, lo necesito tanto como a mi medicación diaria.
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