Iba a actualizarles este blog ayer por la noche, pero inesperados problemas con el Blogger me lo impidieron. Es por eso que, estando ya en la quinta jornada del Festival, les relataré todo lo que ocurrió en el día de ayer; un día en el que, por cierto, andaba yo muy agotado, pues el cansancio se había apoderado de todo mi cuerpo. Me pesaba todo, los pies, la barriga, los ojos, las cejas... Todo, absolutamente todo. Y las películas que proyectaron ayudaron muy poco a vencer esa somnolencia con las que se acostumbra a entrar en las salas de proyección.
Vi sólo tres películas. Y una siesta. Lo mejor, sin lugar a dudas, la siesta. Maravillosa. Reconfortante. ¿Las películas? En comparación a las del sábado, me dio la impresión de que la cosa había prosperado un poco. Aunque no mucho, no se vayan a pensar que esto es la alegría de la huerta.
El día empezó con mal pie. Y no precisamente por la película, una francesa, Arsène Lupin, de un tal Jean-Paul Salomé. Era distraidilla, de ladrones de guante blanco, maestros del disfraz y buscadores de tesoros con aire fantástico. Y punto. Más de lo mismo sobre el personaje de Lupin, aunque extremadamente larga (¡dos horas y diez minutos!), con un actor soso a matar y de esas en las que, como en el caso de Old Boy, tienen distintos finales, uno detrás del otro; de las que, cuando piensas que ya se ha acabado, se inventan cualquier excusa argumental para estirarla quince minutitos más. Y eso, la verdad, extenúa.
Tal y como decía, la jornada empezó fatal. Y todo por culpa de esa organización desorganizada de la que hacen gala los responsables de este certamen. Y es que, ¡durante una hora y media!, la proyección de Arsène Lupin, recién salidos de la cama, fue con las luces de sala encendidas. Ni las más airadas protestas de los allí reunidos lograron cerrarlas. La explicación sobre el incidente fue tan sencilla y surrealista como que el responsable de apagarlas estaba enfermo. Y digo yo, ¿no había nadie, de entre los organizadores, con suficientes estudios como para darle al interruptor?
Por fin proyectaron El Maquinista, una producción española de Julio Fernández (el hombre ese del puro de Filmax) dirigida por Brad Anderson, el realizador de Session 9. La película es decente, tiene su gancho y, ante todo, resulta inquietante. No voy a entrar en detalles sobre la historia (posiblemente sea lo que menos se aguanta de El Maquinista), pero como ejercicio terrorífico y alucinante tiene fuerza, manteniendo al espectador pendiente del mal sueño de su protagonista, un magnífico Christian Bale con muchísimos quilos de menos en su cuerpo y candidato, casi seguro, a ganar el premio al mejor actor de este año.
Vi sólo tres películas. Y una siesta. Lo mejor, sin lugar a dudas, la siesta. Maravillosa. Reconfortante. ¿Las películas? En comparación a las del sábado, me dio la impresión de que la cosa había prosperado un poco. Aunque no mucho, no se vayan a pensar que esto es la alegría de la huerta.
El día empezó con mal pie. Y no precisamente por la película, una francesa, Arsène Lupin, de un tal Jean-Paul Salomé. Era distraidilla, de ladrones de guante blanco, maestros del disfraz y buscadores de tesoros con aire fantástico. Y punto. Más de lo mismo sobre el personaje de Lupin, aunque extremadamente larga (¡dos horas y diez minutos!), con un actor soso a matar y de esas en las que, como en el caso de Old Boy, tienen distintos finales, uno detrás del otro; de las que, cuando piensas que ya se ha acabado, se inventan cualquier excusa argumental para estirarla quince minutitos más. Y eso, la verdad, extenúa.
Tal y como decía, la jornada empezó fatal. Y todo por culpa de esa organización desorganizada de la que hacen gala los responsables de este certamen. Y es que, ¡durante una hora y media!, la proyección de Arsène Lupin, recién salidos de la cama, fue con las luces de sala encendidas. Ni las más airadas protestas de los allí reunidos lograron cerrarlas. La explicación sobre el incidente fue tan sencilla y surrealista como que el responsable de apagarlas estaba enfermo. Y digo yo, ¿no había nadie, de entre los organizadores, con suficientes estudios como para darle al interruptor?
Por fin proyectaron El Maquinista, una producción española de Julio Fernández (el hombre ese del puro de Filmax) dirigida por Brad Anderson, el realizador de Session 9. La película es decente, tiene su gancho y, ante todo, resulta inquietante. No voy a entrar en detalles sobre la historia (posiblemente sea lo que menos se aguanta de El Maquinista), pero como ejercicio terrorífico y alucinante tiene fuerza, manteniendo al espectador pendiente del mal sueño de su protagonista, un magnífico Christian Bale con muchísimos quilos de menos en su cuerpo y candidato, casi seguro, a ganar el premio al mejor actor de este año.
Mediodía. Una pizza, con su aceite picante correspondiente en el centro de Sitges, un par de carajillos de Pujol y siesta. Esa magnífica siesta arriba citada. Y después, como fin de jornada, Código 46, una de un director modernillo, Michael Winterbottom, con el Tim Robbins como máximo reclamo y ambientada en un futuro muy próximo en el que la genética está a la orden del día. De fondo una historia de amor de esas imposibles, con cuerpo. Tampoco está nada mal, aunque peca en exceso de lenta. Muy lenta, capaz de provocar involuntariamente algunas cabezaditas entre los más cansados.
Como ven, hasta el momento, no hay ninguna película destacable, aunque, a pesar de no haberme gustado, estoy seguro que el premio del Festival, si no hay ninguna sorpresa en los próximos días, será para Old Boy.
En menos que canta un gallo, les cuento lo que ha sido la jornada de hoy. A, por cierto, me olvidaba, ¡qué contento estoy de saber que algún gamberrillo ha metido mi blog como página de inicio del navegador en algunos ordenadores del Festival! Gracias a esa alma benefactora, sea cual sea, por esa especie de publicidad indirecta.
Como ven, hasta el momento, no hay ninguna película destacable, aunque, a pesar de no haberme gustado, estoy seguro que el premio del Festival, si no hay ninguna sorpresa en los próximos días, será para Old Boy.
En menos que canta un gallo, les cuento lo que ha sido la jornada de hoy. A, por cierto, me olvidaba, ¡qué contento estoy de saber que algún gamberrillo ha metido mi blog como página de inicio del navegador en algunos ordenadores del Festival! Gracias a esa alma benefactora, sea cual sea, por esa especie de publicidad indirecta.
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Comentarios recuperados de HaloScan (a 2/04/2005)
¿Y THE BIRTHDAY? ¿No la has visto?Cuenta, cuenta.
Eugenio & Co. son muy amigos míos y me han llegado noticias de que no ha sido bien recibida.
¿Qué puedes contar?
Gracias.
REFO Homepage 12.06.04 - 6:49 pm #
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En el próximo post le hablo de The Birthday y de The Final Cut, aunque le puedo avanzar que de The Birthday me he salido de la sala a la hora de proyección. Y no yo sólo, muchos más también han optado por lo mismo.
Spaulding Homepage 12.06.04 - 7:05 pm #
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