26.3.09

In Memoriam


Owen Wilson nunca ha sido santo de mi devoción. Un tanto de lo mismo me sucede con Jennifer Aniston. En contrapartida, y de forma inesperada, Una Pareja de Tres (la aberrante traducción española de Marley & Me) me ha enganchado. Y es que, en realidad, las verdaderas y únicas estrellas de la cinta son los 22 perros distintos que, a lo largo del metraje, dan vida a Marley, la mascota del matrimonio Grogan, una pareja de periodistas que inician su vida en común en la cálida Palm Beach.

Una Pareja de Tres es una comedia dirigida a todos los públicos y, en especial, a aquellos que han tenido alguna vez un perro en sus casas. De hecho, quienes lo hayan experimentado, se verán totalmente atrapados (e identificados) con la fresca e inocente propuesta de David Frankel.

La película está basada en el libro autobiográfico de John Grogan, el personaje interpretado por Wilson; un periodista con ganas de ejercer como reportero que, en su primer trabajo para un periódico de Florida, terminó triunfando como columnista satírico. Sus escritos, en general, versaban sobre la vida en pareja y, ante todo, sobre la relación que mantuvo con Marley, el perro labrador, inquieto y alocado, que regaló a su esposa Jennifer para suplir la falta de un bebé, en el hogar, durante los primeros años de convivencia.

De hecho, la cinta de Frankel es en extremo sencilla, sin pretensiones, aunque efectiva al cien por cien. Posee un sentido del humor encomiable y, por primera vez en el mundo del cine, se trata la presencia de un perro en pantalla de modo natural, sin tener que transformar a éste en un animal heroico ni exageradamente inteligente, y plasmando, al mismo tiempo, la simbiosis que con el paso de los años se crea entre la mascota y sus propietarios.

Los problemas que acarrea Marley ante la llegada del primer hijo, la emotiva concomitancia entre el perro y su amo John o la fusión que el chucho establece con los niños que van aterrizando en el seno familiar, se convierten en los principales focos de atención de la cámara del realizador de El Diablo Viste de Prada. Siempre, todo ello, narrada mediante un sanísimo sentido del humor y primando, muy por encima de los personajes de Owen y Aniston, las genuinas y divertidas animaladas del can. En el fondo, Marley, es su gran protagonista.

El film mantiene su tono jocoso y distendido durante casi todo el metraje, justo hasta llegar al inevitable (y predecible) episodio final. Hacía tiempo que no lloraba con tanto sentimiento y sin cortarme en absoluto en una platea. Y es que, al afrontar la cantada muerte de Marley, Una Pareja de Tres se transforma en un hermoso canto a esas criaturas que, sin pedir nada a cambio, vuelcan todo su amor hacia aquellos que han convivido con ellas durante un largo tiempo. Sé que es algo difícil de comprender por aquellos que jamás han tenido una mascota…, no tanto para los que han pasado por un trance similar. Ayer, viéndola, volví a recordar los buenos momentos que pasé al lado de Bora, una pastora alemana que alegró la existencia, durante muchos años, de mis padres, de mi hermana, de mi santa y la mía.

Bora, un fort petó allà on siguis. Sempre estaràs al meu costat.

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