25.8.08

La sombra de Frankenheimer es alargada

Pierre Morel, un experimentado cameraman y director de fotografía francés, se inició en el 2004 en el mundo de la dirección con Banlieu 13, un film de ciencia-ficción, no estrenado en España, que fue apadrinado, en el guión y la producción, por el sobrevalorado Luc Besson. Ahora, cuatro años más tarde y de nuevo de la mano del artífice de El Quinto Elemento, se enfrenta a Venganza, un thriller de acción protagonizado por un justiciero urbano muy al estilo de los que dio vida, en los 70, el llorado Charles Bronson.

Un espía norteamericano retirado, la hija de éste, una red europea de trata de blancas y la ciudad de París como gran escenario, son los principales elementos con los que juega Morel para dar cuerpo al producto. La clave para unificarlos reside en el secuestro de jovencita Kim, la citada hija del ex agente, cuando ésta llega a tierras francesas en compañía de una amiga.

Para disfrutar de Venganza, es aconsejable no fijarse demasiado en su nímio y nada creíble guión. El truco estriba en dejarse llevar, durante la proyección, por cuanto ocurre en pantalla,aparcando en un rincón cualquier tipo de disquisición moral. Un prólogo largo y en nada prometedor (lleno de diálogos para besugos) da paso a una escena descabellado e inverosímil, aunque inexplicablemente magnética. En ella, Bryan, nuestro espía y héroe, vía teléfono móvil y desde su casa de Los Angeles, sufre en directo el rapto de su querida y virginal pequeña en un lujoso apartamento parisino. La escena en concreto, planificada y montada de forma tensa y vibrante, demuestra que lo que más les priva a Besson y a su protegido es la acción por la acción. Trepidante e inquietante, se convierte en el pistoletazo de salida para que el padre de la criatura inicie una desesperada búsqueda en la capital francesa, con un tiempo límite marcado y licencia para matar.

Liam Neeson está excelente en la piel de Bryan, ese encabronado progenitor que volverá a ejercer su olvidada profesión para lograr rescatar a su hija con vida; un papel, el suyo, que subraya la camaleónica capacidad del actor para cambiar de registro en cada una de sus interpretaciones. Entre su personaje y los del Jack Bauer de 24 o el del Jason Bourne de Matt Damon, no hay distancia alguna pues, la fiereza expeditiva y los pocos escrúpulos con los que tratan a sus enemigos, son exactamente idénticos.

Tiroteos, luchas cuerpo a cuerpo, torturas, persecuciones automovilísticas, políticos corruptos... un poco de todo, incluidas unas gotitas de morbo, al servicio de un claro entretenimiento poseedor de una indiscutible referencia cinéfila ya que, sin lugar a dudas, Venganza se proclama deudora, al cien por cien, del estilo con el que el desaparecido John Frankenheimer afrontaba sus títulos más acelerados.

De todos modos, y pese a resultar un film vertiginoso, al encenderse las luces de la sala es inevitable que el espectador más inquieto se plantee si, al fin y al cabo, no han sido demasiado demoledoras las múltiples acciones letales del justiciero para desembarazarse de los rufianes de turno. El ojo por ojo y diente por diente, ha sido conducido hasta extremos inusitados. Creo que, en su día, ni siquiera el destructivo Bronson se tomó la justicia por su mano de modo tan brutal... Pero ya se sabe: es casi inevitable que cualquier vengador justiciero que se precie desprenda un sospechoso tufillo fascistoide.

En su genero y, repito, dejando las connotaciones morales a un lado, resulta un producto correcto. Y más teniendo en cuenta la cantidad de bazofia actual que tal variedad genera. La función de entretener, aunque sea a golpe de puñetazos, patadas, balazos y un puntito de escabrosidad, la cumple a la perfección. Su guión ya es otro cantar pero, en el fondo, perdonable. Lo que no es tan perdonable es que, contando en el reparto con un pedazo de actriz como Famke Janssen, no se la haya sabido aprovechar en absoluto.

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