30.10.13

SITGES 2013: Jornada 7 (de moteles lúgubres y sótanos israelitas)

La séptima jornada del Sitges 2013 fue, para mí, bastante tranquila. Ese cuerpo serrano que me lleva a todas partes ya empezaba a estar agotado. Con el visionado de dos películas, cumplí de sobras con mi presencia en el certamen.

A primera hora de la mañana me enfrenté con Gallows Hill, una producción norteamericana, filmada íntegramente en Bogotá (Colombia) y dirigida por el barcelonés Víctor García. La historia es la de siempre: un grupo compuesto por un viudo, su prometida, la hija del primero y el compañero de éste, durante un viaje por Colombia, sufrirán un percance que les llevara hasta un destartalado y solitario motel ubicado en medio de un bosque. Allí, además de ser mal recibidos por un viejo hosco, tropezarán con una serie de fenómenos terroríficos directamente relacionados con un acto de brujería que afectó, años atrás, a los propietarios del local. De factura impecable, aunque copiando demasiados detalles de otros títulos de similares características, la cinta transcurre entre susto y susto (a cual más previsible) y un batiburrillo idiomático que mezcla el ingles con el español de Colombia. Un film correcto, con actores de tres al cuarto, que peca de darle más importancia a su look visual y a su apartado técnico que en centrarse en esbozar un guión más coherente y atractivo. Muchos sobresaltos (previsibles) pero poca chicha.


Como remate, asistí a la proyección de Big Bad Wolves, la esperada película israelita de la que Quentin Tarantino aseguraba ser el mejor producto del año. Dirigida al alimón por Aharon Keshales y Navot Papushado, se trata de la crónica de una venganza; la de un padre que, tras ver como su hija es secuestrada por un maníaco y ante la impotencia de ver el nulo avance de la investigación policial, decide raptar al psicópata para hacerlo cantar mediante métodos muy poco ortodoxos. Deudora de una primera escena magistral que transcurre durante sus brillantes títulos de crédito (la del rapto de la niña), la cinta navega entre el thriller, la comedia negra y el melodrama, contando para ello con un elaborado guión que destaca, ante todo, por sus diálogos y por la atmósfera claustrofóbica que se desprende de la mayor parte de su metraje ya que, buena parte de él, transcurre en el interior del sótano de la cabaña en donde el padre tiene retenido al presunto criminal. A pesar de que su última media hora resulta un tanto pesarosa por reiterativa, acaba siendo un film inquietante y sorpresivo.


Las dos últimas jornadas del festival juntitas en un próximo post.

2 comentarios:

lucas dijo...

Se perdió el documental de Jodorowski'sDune; si puede, recupérelo, es la mar de interesante

Spaulding dijo...

Eso me han comentado. Intentaré recuperarlo del algún modo u otro.

También me han dicho que está bien la de vampiros de Jarmusch.