13.3.12

Politicuchos de mierda

George Clooney lleva un año redondo. Primero con su estupenda interpretación en Los Descendientes y ahora como actor, director y guionista de Los Idus de Marzo, un thriller político, muy en la línea de los que se realizaron en los 70, en el que se reserva un pequeño pero sustancial papel; un papel con mucho peso específico dentro de una historia marcada por el arribismo.

Su título, Los Idus de Marzo, hace clara referencia al calendario romano, justo al 15 de marzo del año 44 A.C., el día en que Julio César fue asesinado no sin antes haber sido avisado del tal suceso por un vidente. Un complot político, lleno de traiciones y juegos sucios, como el que presenta Clooney en su nueva película; una cinta cuyo desenlace transcurrirá también durante un 15 de marzo, jornada en la que se cierran las elecciones primarias en el Estado de Ohio del grupo demócrata y en las que tiene posibilidades de salir elegido como futuro presidente de los EE.UU. el gobernador Mike Morris.

El film transcurre a lo largo de la campaña electoral, mostrando los tejemanejes y subterfugios que utilizan los dos oponentes y sus respectivos equipos, centrándose ante todo en la visión del joven e idealista Stephen Meyers, el segundo de a bordo del grupo de Morris quien, ante un hecho inesperado a lo largo del proceso electoral, decidirá dejar a un lado su romanticismo ideológico para conseguir el poder a pesar de tener que pagar por ello un precio muy alto.

Basada en la obra teatral de Beau Willimon Farragut North, la cinta no cuenta nada nuevo que no sepamos de antemano sobre corrupción política y la falta de escrúpulos de muchos mandatarios. Pero todo cuanto expone lo hace de forma inteligente, si tapujos, directo al grano, disparando siempre allí donde más duele. Dibuja a sus numerosos personajes a la perfección. Con sólo tres trazos es capaz de definir a cada uno de ellos con una brillantez absoluta. Gobernadores, asistentes, periodistas... Las ansias de poder son tan grandes que ninguno de ellos duda en darse un gran baño de mierda con tal de lograr su objetivo, bien sea extorsionando o mediante pactos de lo más bajo y ruin.

Los Idus de Marzo se aproxima al mundo de la política como si se tratara de la mismísima mafia. Citas a medianoche en cocinas vacías de restaurantes, encuentros furtivos en escenarios solitarios o inquietantes y explícitas escenas sin diálogo ni música alguna (como ese plano inmóvil de un 4x4 en cuyo interior se encuentran el gobernador y su jefe de campaña), consiguen que al espectador le asomen a la cabeza imágenes del soterrado universo de Los Soprano.

Añádanle a su atinado guión y a su turbadora puesta en escena un grupo de actores a cual mejor. Desde ese Ryan Gosling al que sólo le falta un palillo entre la comisura de sus labios para convertirse en una extensión de su personaje en Drive, hasta la solidez inquebrantable de gente como Phillip Seymour Hoffman o Paul Giamatti, sin olvidar al oscuro candidato a la presidencia al que da vida el propio George Clooney.

Canela en rama. Real como la vida misma.

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