El llamado Asesino de la Ballesta también estuvo presente en el certamen gracias a Las Dos Vidas de Andrés Rabadán, la ópera prima del catalán Ventura Durall y, curiosamente, co-escrita por éste y el protagonista del suceso en la vida real, el Andrés Rabadán del título, un joven que ingresó en prisión acusado de acabar con la vida de su padre con la ayuda de una ballesta y de provocar el descarrilamiento de varios ferrocarriles. La película analiza el proceso de redención del personaje durante sus años de internamiento y, por extensión, la relación que se estableció entre éste y una de las asistentes del centro. Lo mejor de la cinta (que a priori, todo hay que decirlo, no me llamaba en absoluto la atención) se localiza en el buen hacer de su pareja protagonista (Àlex Brendemühl y Mar Ulldemolins), el tono intimista del relato y su sencilla puesta en escena. A pesar de sus buenas intenciones, alguna que otra laguna narrativa empaña sus ansias de transparencia a la hora de acercarse a los hechos reales.
Dejando a un lado Los Condenados (película española de Isaki Lacuesta, filmada entre Catalunya y Perú y a cuyo pase no pude asistir) y cerrando la sección oficial, una graciosa comedia francesa muy a lo Flint, Agente Secreto. O sea, una sátira, con todas las de la ley, sobre la filmografía de James Bond y similares. Su título, OSS 117: Rio Ne Répond Plus, clara continuación de OSS 117: El Cairo, Nido de Espías, una cinta que se convirtió en todo un éxito de publico hace unos tres años en el país vecino y que, al mismo tiempo, ya recuperaba a un personaje cinematográfico de antaño. Entretenida y cargada de buenos gags, vale la pena destacar de ella su cuidada estética sesentera y, ante todo, los chistes que se saca de la manga aprovechando una línea visual muy típica de esos años, tal y como sucede, por ejemplo, con las particiones de pantalla para exponer varias acciones al mismo tiempo. Espías tontorrones, chicas en bikini y nazis pasados de rosca. Un entretenimiento, nada desdeñable, en toda regla. Francamente, esta fue una sorpresa inesperada.
En el apartado de cine fantástico, Manresa proyectó el desbarajuste de Lesbian Vampire Killers, el premio del público en el último festival sobre el género de San Sebastián y cuyo único interés (qué ya es mucho, teniendo en cuenta el patetismo general de la cinta) reside en la tentadora legión de vampiras tortilleras y a su funcional y pequeño prólogo, un simpático homenaje al Drácula de Coppola. El inexplicable fenómeno de Paranormal Activity (película de la que me escapé a la media hora de proyección en el pasado Sitges), el aburrido (aunque bienintencionado) The Road o la sinrazón de Infestation (una aborrecible comedia zetosa con toques gores), fueron algunos de los otros productos que se programaron dentro de esta sección paralela.
El Festival de Manresa sigue en pie. Los organizadores del evento piensan regresar de nuevo el próximo año. Desde luego que se lo merecen. Y muchísimos más. Por mi parte, espero repetir en un montón de ocasiones. Atrás quedan unos días deliciosos compartiendo mesa, copas y vivencias con la gente e invitados del lugar. Una maravilla de personal, sí señor. Y desde aquí, y muy en concreto, un par de besazos en la frente a dos personajes únicos y encantadores que, procedentes de Ventdelplà, nos alegraron toda una jornada a mi santa y a un servidor: Mar Ulldemolins y Dafnis Balduz.
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