9.9.09

Posesión infernal

Con Arrástrame al Infierno, Sam Raimi se distancia temporalmente de los Spider-mans y regresa a sus orígenes cinematográficos, urdiendo una historia con un montón de paralelismos con su atrevida e inolvidable ópera prima, Posesión Infernal, título del cual ha anunciado una cuarta entrega.

En su nuevo film, escrito hace 10 años en compañía de su hermano menor, asistimos a las aventuras y desventuras de una empleada de banca que, por culpa de una desacertada decisión laboral, cae víctima de una maldición soltada por una anciana clienta, convirtiendo su existencia en un verdadera pesadilla. Las gamberradas de un diablo y sus efectos: el alma mater del cine iniciático de Raimi al completo. Y, al igual que en sus primeros trabajos, el hombre, entre efectos especiales (ahora bastante más depurados) y su fidelidad a la serie B, esgrime buena parte de ese humor socarrón (y por momentos cercano al de los gags de los cartoons de la Warner) para narrar los avatares de Christrine Brown, esa banquera de Los Ángeles cuyas determinaciones para agradar a sus superiores la conducirán hacia el peor de los horrores.

El buen hacer de la joven Alison Lohman, la turbadora presencia de Lorna Raver (la anciana despechada) y algunos momentos aislados ciertamente conseguidos - como el encontronazo entre las dos mujeres en un parking o la incursión nocturna en un cementerio-, dejan entrever el desvergonzado espíritu del director de Crimewave, convirtiéndose asimismo en lo mejor del trabajo.

Pero no es oro todo lo que reluce pues, en general y sin contar esos momentos aislados, la cinta resulta un tanto acomodaticia y repetitiva. La falta de inspiración le ha jugado una mala pasada y Arrástrame al Infierno cojea por culpa de lo previsible de su guión y de lo aburridos, forzados y alargados que resultan ciertos pasajes. Así, por ejemplo, una interminable escena sobre una sesión de espiritismo, por reiterativa y exagerada, acaba cayendo en la ridiculez más supina.

Las buenas intenciones de regresar al cine que mejor conoce, no se las pueden negar nadie. El que la película le haya salido rana, esa ya es otra historia. De todos modos, siempre son mejores irregularidades como ésta que grandes patinazos como el de la insoportable Spider-man 3.

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