No cabe duda que, en cuanto a animación animatrónica se refiere, Pixar es la mejor. Ahora, a través de la historia de un anciano solitario y gruñón que con la ayuda de un niño explorador cerrará la aventura más soñada de su vida, se supera a sí misma. Up es su título; uno de los mejores estrenos de la temporada y capacitado, al mismo tiempo, para contentar a adultos y pequeños. Toda una joyita.
Dotada de la misma magia que destilaba El Mago de Oz (la casa voladora) e inspirándose en los rostros de Spencer Tracy y Kirk Douglas (dos clasicazos de la interpretación) para crear a dos de sus protagonistas, la cinta es todo un dechado de imaginación, elegancia y emotividad. Tracy es Carl Fredricksen (Edward Asner su voz en el original) y Douglas el aventurero Charles Muntz (Christopher Plummer); dos hombres de avanzada edad que se verán enfrentados en una trepidante hazaña en la que sólo falta el mismísimo Indiana Jones.
Divertida y sensible, la película, dirigida al alimón por Pete Doctor y Bob Petersen, posee pasajes que deberían pasar a formar parte de la antología del cine. La delicadeza con la que muestra, en poquísimos minutos, toda la vida de un matrimonio, es mucho más que ejemplar: sin palabras y apoyada únicamente por su banda sonora (espléndido Michael Giachinno, el inspirado compositor de Los Increíbles). Y es que, como bien dicen, una imagen vale más que mil palabras.
Ice Age 3: El Origen de los Dinosaurios, ha sido el otro estreno de animación del verano. En este caso, tras el grupo protagónico de animales, se encuentra la Fox, alma mater de la irregular (aunque entrañable) saga. Al igual que Up, ha sido rodada en 3-D pero, al contrario que ésta y en detrimento de su guión, se ha volcado más en la espectacularidad del sistema que en hilvanar un argumento más compacto.
Enfocada directamente al público infantil, incide en demasía en el concepto de la palabra “familia” aunque, en compensación por su exceso de moralina, le busca una novia al solitario y bellotero Scrat; una fémina seductora, pero tan altiva e hipócrita como él. La báscula, en este aspecto, está perfectamente contrapesada.
Mundos subterráneos y paralelos, plagados de animales prehistóricos y plantas carnívoras, se convierten en el leit motiv de una tercera entrega en la que no podían faltar, como es habitual en la serie, un sinfín (abusivo) de guiños cinéfilos e incluso musicales y cuyo principal acierto es la aparición de un nuevo rol: el de la comadreja tuerta Buck, un claro alter ego animatrónico de Rambo.
La fantasía está servida. Es poquita cosa, pero entre la entidad que van cobrando sus personajes, el impacto de la imagen en 3-D y el ritmo que ha otorgado Carlos Saldanha a su producto, los más pequeños de la casa la van a disfrutar al cien por cien.
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