Amante del cine Fantástico y asiduo de los Festivales de Sitges y San Sebastián, era un hombre inmenso. Y, cuando digo inmenso, lo digo en el amplio sentido de la palabra, pues era una de esas pocas personas con las que resultaba un placer poder hablar. Charlar tan sólo cinco minutos con él te reconfortaba para el resto del día.
Un hombre único, afable y divertido. Siempre le recordaré feliz, al lado de Anna, su mujer, paseando por las calles de Sitges y dispuesto a pasárselo fenomenal. Les puedo asegurar que ese Festival, sin su presencia, ya no será el mismo.
Desde aquí, Anna, un fuerte abrazo. Ahora toca ser fuerte.
Con la de hijoputas que pueblan el mundo... ¿por qué siempre se van los mejores?
Uno de los último trabajos de Toni para el Festival de San Sebastián
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