
La cinta, dirigida por Giovanni Veronesi, recoge una de las viejas tradiciones del cine italiano de toda la vida: el de la comedia por episodios. En concreto está compuesta por cuatro fragmentos, los cuales han sido ligados entre sí por un débil y forzado nexo de unión. Su título es explícito. Más explícito no podría ser, pues se trata de un manual sobre el amor desde el que se repasan, a través de varias historias, las constantes implícitas en cualquier relación de pareja.
El enamoramiento, la crisis, el engaño y el abandono son las claves de cada uno de sus episodios. O sea, una manida guía, sobre relaciones sentimentales, plagada de típicos y tópicos. Un manual en exceso básico en el que se expone, de manera un tanto simple, todo aquello que se ha dicho, una y mil veces, sobre la pareja. Y valiéndose además de un sentido del humor un tanto tosco y desfasado que la acerca, de modo alarmante, a aquellas comedias españolas que, en los 70, invadieron las pantallas de nuestros cines de barrio. Es más, en algunos de los episodios de Manuale d’Amore no me hubiera extrañado en absoluto la presencia de gente como Gracita Morales (dando vida a la urbana protagonista del tercer sketch) o Valeriano Andrés (el doctor abandonado del último corte).

Un tipo en calzoncillos, pegado a la pared de un alto edificio y ocultándose del marido de su amante o una esposa, iracunda y vengativa, decidida a devolverle la infidelidad a su adúltero marido, son un par de las muchas situaciones que plantea este manual amoroso y que, como el resto de las que se albergan en su trama, ya se han visto en cine en demasiadas ocasiones. Nula en originalidad y en exceso arcaica en argumentaciones.

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