10.7.08

El topicazo

Barcelona y Madrid, de nuevo cara a cara y en la final de un torneo de fútbol infantil a celebrar en Sevilla. El deporte rey es tan sólo el telón de fondo; la mera excusa argumental para que Fernando Colomo urda una comedia cargada de tópicos lingüísticos y sociales. La tacañería de los catalanes o la chulería de los madrileños no podían faltar. Y, como el tema no da para mucho, la construye de manera episódica, contando cuatro historias distintas y cuyo protagonismo está marcado, en general, por los adultos que acompañan a los pequeños hasta la capital andaluza. Cuatro historias que, siguiendo la tónica del cine actual, acaban convergiendo (de modo muy forzado) en algún que otro momento de su (interminable) proyección.

Rivales es su título; un título que expresa la ambigüedad del film ya que, en definitiva, en éste se hace referencia directa a varios tipos de rivalidades pues, en su fragmentado guión (debido al sobrevalorado Joaquín Oristrell e Inés París), aparte del eterno combate entre barceloneses y madrileños, engloba otros enfrentamientos de índole más acotada. El conflicto generacional, la crisis matrimonial, la tensión provocada por el swinging (en castizo, intercambio de parejas) o la lucha por salir del armario, son tan sólo algunos de los otros tópicos con los que el realizador castellano juega para intentar darle forma a un producto cocinado con una salsa de bajísima calidad.

Erróneamente, muchos lo han calificado de coral. En realidad, y a excepción de la patética escena que reúne a todos sus protagonistas en una cena de hermandad, Rivales tiene muy poco de coral. Se trata, simple y llanamente, de una amalgama de historietas inconexas que, a modo de road movie y marcadas por idéntico destino geográfico, se van atropellando, sin orden ni concierto, a lo largo de su alargado metraje. Historietas que, por otra parte, se me antojan exentas de cualquier interés ya que, en definitiva, ninguna de ellas ofrece nada nuevo al espectador.

La Sardà, haciendo (inevitablemente) de Sardà -y pese a lo previsible de su rutinaria y exageradísima interpretación a la catalana- resulta, sin lugar a dudas, lo único destacable de un film estrellado que, a pesar de su abultado y alentador casting (desde un macarrónico Ernesto Alterio a un soseras Santi Millán), solo se muestra capaz de ofrecer un sinfín de actuaciones desangeladas. Un claro ejemplo de la tónica general interpretativa se localiza en la pésima composición de un cansino Juanjo Puigcorbé dando vida a un ex sacerdote calenturiento. Ni siquiera Fernando Esteso, en su época dorada al lado de Pajares, lo habría hecho peor.

Los buenos tiempos de Colomo empiezan a quedar atrás. En comparación, el bache continuo (y sin fondo) que supone Rivales hace incluso agradable la irregularidad de El Próximo Oriente, su anterior film, un título igualmente escrito por Oristrell. Quizás el truco para su remontada sea cambiar de guionista.

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