17.2.14

Tormenta teatral


Con La Venus de las Pieles, Roman Polanski repite un tanto la estructura de su film anterior, Un Dios Salvaje ya que, al igual que éste, se basa en una obra teatral, adaptando para la ocasión el libreto de David Ives que, a su vez, se basa en la novela de Leopold von Sacher-Masoch, el llamado padre del masoquismo, un tema que, sin lugar a dudas, le va como anillo al dedo al realizador.

La película, en ningún momento esconde sus orígenes teatrales. Es más, las intenciones del director de Chinatawn es potenciarlos al máximo. Por eso, no es de extrañar que toda la acción, protagonizada por dos únicos personajes, transcurra en el interior de un viejo teatro parisino mientras, en el exterior (tal y como nos muestra su cámara en un largo travelling de apertura) diluvia sobre las calles de la capital francesa.


Dentro del teatro, con el aforo totalmente vacío y el escenario aún con los decorados a medias de la obra que se representa en la actualidad, se encuentra el agotado Thomas, el autor y director de la obra en la que está trabajando para su estreno. Acaba de terminar una dura jornada de casting para dar con la protagonista femenina de su pieza. No ha habido suerte y se dispone a abandonar el local cuando, de repente, por la puerta principal asoma Vanda, una mujer que, empapada por la lluvia, pretende hacerse con el papel. El tira y afloja entre los dos personajes tan sólo acaba de empezar. Él no quiere perder más tiempo con una nueva prueba y, aparte, considera a la recién llegada demasiado bastorra para el papel; ella, a pesar de la negativa del director, está dispuesta a demostrar sus dotes de actriz por todos los medios.


La Venus de las Pieles no es más que un divertimento perverso (tal como mandan los cánones en el cine de Polanski) de alta envergadura, en donde el personaje masculino, casi sin darse cuenta, sucumbirá ante  el juego que le propone una Vanda camaleónica que, de ser una mujer chabacana, pasa a adoptar varios roles totalmente distintos, a cual más embriagador y sorprendente: de sometida a dominante, de seductora a seducida, de inocente a astuta... Todo vale en la personal representación del papel que le demanda el autor.

Un inquietante juego de espejos que salta de la comedia al melodrama, y viceversa, en numerosas ocasiones. Polanski, con el tête a tête de sus dos protagonistas, deja fluir todos los fantasmas y obsesiones que se han ido acumulando a lo largo de su filmografía. Al igual que en la mayoría de sus películas, está dotada de ese toque claustrofóbico tan habitual en su cine y es que, en esta ocasión, tanto Thomas como Vanda se ven atrapados en el interior de un espacio cerrado del que no están dispuestos a salir así como así. Dos almas en pena y en constante ebullición aferrados a un duelo en donde el sexo, el fetichismo, el machismo, el feminismo y, ¡cómo no!, el masoquismo, se convertirán en sus principales constantes.


Para darle más morbo a la historia, el realizador polaco le ha confiado el papel masculino a Mathieu Amalric, un actor de características físicas muy parecidas a las del propio Polanski quien, a través de un sinfín de diálogos brillantes y situaciones de lo más retorcido, se ha de batir en un duelo dialéctico y enigmático con la que, en la vida real, lleva años compartiendo su vida sentimental con el director, una espléndida Emmanuelle Seigner (aún atractiva a pesar de sus 48 tacos) y a la que, mediante la sorprendente Vanda, su compañero le ha regalado uno de los mejores papeles de su carrera; una Emmanuelle Seigner, intrigante y fascinante, dotada de un fuerza interpretativa ciertamente deslumbrante.


Un extraño pasatiempo del que sólo podrá salir un único ganador. A pesar de que muchos se empeñen en decir que se trata de un Polanski menor, déjense llevar por la tormenta física y psicológica que se establece entre un autor y su posible actriz. Todo vale en el cambio de roles que, a lo largo de su controlado metraje (no más de hora y media), nos propone el gran Roman Polanski. Eso sí: imprescindible disfrutarla en su versión original subtitulada.

3 comentarios:

caligula dijo...

vaya, pues según dice usted, me recuerda algo a Interview, aquella peli con Steve Buscemi y Siena Miller. Aunque supongo que está será mejor y más enfermiza.

El Señor Lechero dijo...

Consejo de amigo: no vayan a ver "Robocop" si aprecian las originales.

Spaulding dijo...

Pues sí, don caligula, esta tiene un algo de Interview, aunque busca otros propositos.

De verdad, Sr. Lechero, que no me apetecía mucho ver un remake de Robocop. De todos modos, gracias por el aviso, buen hombre.