18.2.14

En las tripas de Mary Poppins


El impersonal John Lee Hancock ha sido el encargado de poner en imágenes la tensa relación que se creó entre Walt Disney y P.L. Travers, la autora de las novelas sobre Mary Poppins, cuando ésta, tras 20 años de negativas, cedió en vender los derechos de su obra al primero. Al Encuentro de Mr. Banks es su título y en él, siempre dentro de los márgenes de la corrección política más absoluta, se refleja, de forma ciertamente ingeniosa, los tira y afloja que sostuvo la escritora con el padre de Mickey Mouse y los guionistas, músicos y letristas  de la que luego sería una de las cintas más populares de la casa Disney: Mary Poppins.

La película, producida por la propia Disney, rehúye en todo momento entrar a saco en la parte más oscura de Walt Disney, dejándolo tan sólo como un hombre astuto que, valiéndose de todo tipo de tretas, logró zafarse de desaprobación de P.L. Travers ante la posibilidad de que se convirtiera en un film musical y de animación. Aparte de ello, la única parte "maligna" (fíjense en las comillas) que se muestra del personaje (interpretado con una delicadeza exquisita por Tom Hanks) es que, en sus momentos de soledad, fumaba como un cosaco a hurtadillas de todo el mundo.


A pesar de los pesares, En Busca del Sr. Banks es un film ameno y divertido, cuya mejor baza se encuentra en el trabajo de sus actores y, ante todo, en la creación que una maravillosa Emma Thompson hace de la escritora, una mujer gruñona que, a pesar de haber nacido en Australia, dejaba fluir con total tranquilidad esa flema británica adquirida después de casi toda una vida residiendo en la ciudad de Londres. Marcada por una infancia difícil, la cinta (a través de numerosos flash backs), hace un retrato (a veces rozando la cursilería) de lo que significó su convivencia al lado de un padre soñador, banquero accidental y muy dado a la bebida, buscando, de este modo, un claro paralelismo con la creación que luego hizo del personaje de Mr. Banks en sus novelas; o sea, el padre de los niños de los que se ha de encargar la mágica Mary Poppins.

Un divertimento blanco, muy del gusto de los estudios Disney, para todos los públicos. Sin salidas de tono exageradas y siempre manteniendo un considerable nivel de sutileza. Jocoso en ocasiones (la graciosa llegada de la novelista a su habitación de un lujoso hotel de Beverly Hills), emotivo en otras (la estimable simbiosis adquirida con su chófer, un entrañable Paul Giamatti) y, en general, sugestivo.


Como siempre, vistas sus pretensiones argumentales (en donde P.L. Travers pretende reconciliarse con su desaparecido padre), sería mejor no haber cambiado la traducción del título español y dejarlo, sencillamente, en el más adecuado Saving Mr. Banks (Salvando a Mr. Banks) original. Supongo que algún día, los rebautizadores de títulos sentarán la cabeza y dejarán de endilgarnos sus (casi siempre) alucinadas y engañosas invenciones.

Por cierto, ¿para cuándo algún biopic más feroz sobre la figura de Walt Disney?

10 comentarios:

caligula dijo...

Sobre el lado más chungo de Disney, el año pasado me invitaron a una ópera de Phillip Glass (creo que era este) que se titulaba algo así como El Perfecto Americano que iba sobre la vida del susodicho Disney, y a ratos se pasaba un poquito... bueno, o eso me pareció a mí. Por momentos le ponía de explotador y de racista sin cortarse mucho. Estuvo curiosa, eso sí.

Spaulding dijo...

A qué cosas más estrambóticas le invitan, don caligula.

caligula dijo...

Hombre, era Phillip Glass, era Disney, no estaba mal, se llevó muy buenas críticas... sí, me invitan a cosas estrambóticas. Un amigo que tiene el abono del Teatro Real (cosa de ir con empollones tocapianos). Una vez me dio las entradas para una especie de ópera sobre la Vida y Obra de Marina Abramovic o algo así. La tal Marina es una artista real de esas zumbadas que hacen performance como sentarse en el suelo y dejar que la peguen durante horas, tirarse tres días subida a un pedestal sin moverse, rajarse cosas en el vientre, pasarse el aire con su novio hasta que se desmayan... cosas muy sanas. Fui porque el actor principal, a modo de narrador, era Willem Dafoe. Y, como dijo el colega que me dio las entradas: es una ópera que va de una yugoslava (lo siento, yo fui al colegio antes de que cambiaran el país) zumbada donde aparece Willem Dafoe pegando gritos disfrazado del Joker de la última de Batman y un tío gordo echando gorgoritos disfrazado de hija de Zapatero. Y no se equivocó. A las dos horas pensé que se había terminado, pero era el descanso. Fui a fumar y le pregunté al de la puerta si se había terminado, y me dijo que no, que era el descanso y que quedaban otras dos horas, y añadió que todos los días se lo pregunta mucha gente y que en el intermedio se va la mitad de la gente... cosa más inaguantable, oiga!! yo me fui y dejé allí a todos los modernos de Madrid diciendo tonterías sobre el arte conceptual, la música del tal gordo (un tal Antony) y otras majaderías que si no vas de maría hasta el gorro no eres capaz de captar, y ni con esas.

En su defensa diré que otra vez me llevó a una ópera escrita por Bertold Brech cuyo montaje había hecho La Fura dels Baus, y estuvo bien. Había tetas.

Ahora el colega me quiere dar las entradas para la ópera de Brokeback Mountain (sí, han hecho una ópera, y no sé yo si las señoras con perlas que van al Real les interesa la historia de dos vaqueros mariposones), y paso olímpicamente. Aunque me he enterado que va a haber otra ópera, esta más clásica, cuya escenografía corre a cargo de Woody Allen... esas entradas me las tengo que agenciar!!! y otra en la que sale Carmen Maura en un papel no cantado, que creo que no me interesará mucho.

Spaulding dijo...

Don caligula, veo que sigue usted tan atinado como siempre a la hora de contar anécdotas suyas. Empezaba a extrañar sus aventurillas. Me encantan.

El Señor Lechero dijo...

Micer Caligae: pregunta mi señora que qué ópera es la que tiene escenografía de Woody Allen, que le ha interesado mucho.

P. S. Acabamos de regresar de ver "Monument Men". Qué bien rueda las películas Clooney (aunque ceda a lo de "los rusos son malos ¡hunga!¡hunga!") y qué coñazo aguantar quince minutos de anuncios.

Spaulding dijo...

A mí, la del Clooney me pareció bastante aburrida, sobre todo en su primera hora.

caligula dijo...

don leches, aquí le dejo un enlace que cuenta lo Woody Allen y la ópera en que participa en El Real

caligula dijo...

perdón, el enlace es este:

http://www.ideal.es/granada/20140219/gente/woody-allen-conducira-opera-puccini-teatro-real-201402190410.html

El Señor Lechero dijo...

Muchas gracias, don Calígula

Julia dijo...

Je, yo entiendo perfectamente a la autora de Mary Poppins. Vender así como así una experiencia que te ha costado sudores y temblores poner blanco sobre negro... no es cosa fácil
Me imagino yo a mi misma con la Disney viniendo a convertir en merchandising mis experiencias publicadas, cada semana, en el blog de Ludmila von Vampüren (que dejan en nada lo que le pasaba a MAry Poppins) y empiezo a pensar en cuánto tendría que cotizar las aventurillas de mi querida sobrinita (postiza y sobrevenida, pero sobrinita de 8 años al fin y al cabo) Ludmila y sus inseparables amiguitos Iñaki Vladimir y George du Sangrouge y su muy mejor, mejor, mejor amiga Devorgila de la Sang...
Siempre me respondo que esos episodios son impagables, que la Disney nunca alcanzaría esa oferta que no podría rechazar... ergo, entiendo bien a la autora de Mary Poppins.