Tomando como referente la Opération Lune, un falso documental
del canal Arte que aportaba pruebas para demostrar que la llegada del hombre a
la Luna fue todo un montaje dirigido por el mismísimo Stanley Kubrick, Jordi Évole,
con Operación Palace, orquestó, el pasado domingo, otro falso documental que,
amparándose en unos documentos de la CIA salidos a la luz recientemente,
exponía la teoría de que el 23-F no era más que un golpe de estado ficticio perpetrado
por la mayoría de fuerzas vivas del país con la intención de preservar una naciente
democracia que, en los años 80, empezaba a tambalearse y, al mismo tiempo, para
evitar un posible golpe de estado real.
El juego planteado por Évole, aparte de genial,
divertido y atrevido, ha significado un hito en los anales de la televisión en
España. Un juego perfectamente planeado y documentado que, en su ingenioso engaño,
invita al espectador a pensar a través de las claves que va filtrando a lo
largo de sus sesenta minutos de duración. Unas claves al principio muy sutiles
pero que, a medida que va avanzando en su metraje, se convierten en algo más
claro y, hasta en ocasiones, suficientemente astracanado y surrealista como
para que el televidente pueda ligar que se encuentra ante un fake de inmensas
proporciones. Una mentira guasona que, en el fondo, logra que nos planteemos la
de tomaduras de pelo que, día a día, nos van soltando a través de la caja tonta
y que nadie se atrevería a sospechar de ellas; mentiras, la mayoría de ellas,
filtradas a través de ciertos medios de comunicación vendidos al poder o bien
ya totalmente diseñadas por unos gobernantes dispuestos a que comulguemos con
ruedas de molino.
La fuerza y la importancia de Operación Palace en la
historia de la televisión en nuestro país ya es innegable. Jordi Évole quería
crear corriente de opinión y, sin lugar a dudas, lo ha conseguido; él y toda la
larga lista de colaboradores que se prestaron al juego propuesto, muchos de
ellos protagonistas directos del patético golpe de estado perpetrado, en 1981,
por un reducido número de militares y guardias civiles ansiosos por resucitar los
desmanes del fenecido franquismo (tal y como están intentando, de otro modo,
nuestros rancios y fachendas gobernantes actuales).
Ante la broma del responsable de Salvados, además de
leer entre líneas, hay que tener sentido del humor. Enfurruñarse, como han
hecho algunos ante la modélica gamberrada de Évole, es de persona tozuda y poco
abierta a nuevos modelos televisivos. La experimentación siempre es buena y más
si se hace de manera lúcida y fresca, como en este caso. No me
negarán que tiene su coña convertir a un realizar de cine como José Luis Garci
en el director de un montaje que, en el fondo, por su cutrerío escénico, tenía un
mucho de teatrillo de feria y en donde el más tonto de los actores
invitados, ese personajillo que atendía por el nombre de Antonio Tejero, con su bigotito, su
tricornio, pistola en mano y al grito de “¡Todos al suelo, coño!”, fue el único de toda la trama que no se había enterado de
la historia, según cuenta la versión ofrecida por Operación Palace.
Con los años, y a pesar de sus cabreados
detractores, se le considerará como un programa de culto, digno de figurar en las
antologías de una televisión que ya empezaba a oler demasiado a podrido. Y es que a
veces, arriesgarse con formatos distintos tiene su recompensa.
Ahora sólo nos falta que algún día nos expliquen que
hay en esa cajita blanca que acompaña al Rey en todos sus eventos sociales,
incluida la caza de elefantes.
6 comentarios:
ese de la foto con el rey, ¿no es Emilio Estévez? porque está claro que su hermano es el que está detrás con una buena trompa...
Sin entender muy bien por qué esta crítica aparece aquí (pero que me parece muy bien), me parece que te muestras demasiado groopie del Évole. Yo, como espectador, me sentí timado, acorde a la cuantiosa publicidad que le fueron otorgando desde dos semanas antes.
Por otro lado, en qué te basas para afirmar, así de pasada, como una obviedad, que el golpe consistió en únicamente "un reducido número de militares y guardias civiles ansiosos por resucitar los desmanes del fenecido franquismo"? Sin recurir a ninguna teoría conspiranoica trasnochada, eso es algo que no se conoce, que hay estudios serios que apuntan a indicios de otros fustes y sobre lo cual sigue habiendo completa opacidad - recordarnos todo eso, de un evento tan importante de la historia reciente de España, para mí, es el valor fundamental del docu -, y el problema que el documental genera es que, a partir de ahora, cualquier disidente de la versión oficial de la transición se le comparará con el tontolaba que se tragó el docu del Évole.
Don "Anónimo", varias consideraciones a su comentario:
1. Esta "crítica aparece aquí" porque me parece un documento suficientemente original y excepcional como para hablar de él, al igual que, en otras ocasiones, he comentado series o productos destinados directamente al medio televisivo.
2. Nunca he sido "groupie" de nadie. Sencillamente creo que, en esta ocasión, por su valentía, el falso documental perpetrado por Évole se merecía un mínimo comentario en esta página. No crea que tengo interés alguno de encamarme con Jordi Évole.
3. Creo que la publicidad que le han dedicado durante la semana anterior, es la misma que habitualmente hacen del programa "Salvados" e incluso de algún que otro largometraje que emite esa cadena.
4. Cuando hablo de "un reducido número de militares y guardias civiles ansiosos por resucitar los desmanes del fenecido franquismo", me ciño estrictamente a la versión oficial (no por ello muy creíble) de lo que había tras el 23-F. Mi intención no era extenderme demasiado en los orígenes de un golpe en el que, a buen seguro, estaban implicados otros organismos y personajes que nunca saldrán a la luz.
5. No creo que ante nuevas teorías sobre el 23-F, nadie vaya a recurrir para desmentirlas al falso documental de Jordi Évole.
6. Creo que ya me he extendido demasiado para dar explicaciones a alguien que ha firmado como "anónimo" su comentario.
Pues eso.
sin ánimo de ofender, don Spa, pero miente usted como un bellaco. ¿cómo que no es usted groopie de nadie? Si es usted un pedazo de Groopie (y no precisamente Groopie Goldberg), pero que pedacísimo de groopie de don Mr. Billie Wilder!!! amos por dios.
Por cierto, no vi el documental en cuestión, así que no opino.
Y otro por cierto: ya que habla usted de formatos televisivos, permítame recomendarle la serie francesa Les Revenants. A mí me ha molao... y bastante.
Pues mire, don caligula, yo le recomiendo una serie yanqui: True Detective: una maravilla, oscura, enigmática, satánica... Excelente. Enganchadito estoy.
En cuanto a Wilder, más que groupie, le tengo un gran respeto. Ya sabe que, según Trueba, es Dios... y con Dios no se juega.
Eso dicen todos de True Detective. La tengo pendiente que últimamente me ha dado por las series. También localicé una inglesa titulada Londo Irish que va de irlandeses de borrachera por Londres... de lo más irrespetuosa, oiga.
Y es cierto, con Dios no se juega, aunque sólo sea por si las moscas.
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